Publicado el 2020-02-17 In Laicos y matrimonios

Para no resignarnos a una Iglesia de pocos

Entrevista a Lucía Abril y Javi Nieves, Instituto de Familias de Schoenstatt, España •

 “Es la hora de ustedes, de hombres y mujeres comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la industria… que con su modo de vivir sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allá donde estén”, se lee en el mensaje enviado a través del cardenal Ricardo Blázquez Pérez, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, al Congreso Nacional de Laicos que tiene lugar en Madrid (España) del 14 al 16 de febrero, con el tema: “Pueblo de Dios en salida”. Su mensaje al Congreso, en el cual participan unos 16 schoenstattianos de España, en la misma línea que aquel discurso del 25 de enero, a la Rota Romana, que hace rato nos mueve y despierta intercambios enriquecedores.

Uno de los oradores del Congreso de Laicos en Madrid fue Javi Nieves, periodista de la cadena COPE, y quien nos asesoró en 2015 en el relanzamiento de Schoenstatt.org; junto a su esposa Lucía Abril miembros del Instituto de Familias de Schoenstatt. Estamos muy agradecidos por poder entrevistarle a los dos sobre unos temas del discurso del Papa Francisco, el rol de los laicos y el papel de los matrimonios en la pastoral hoy y lo que el Espíritu Santo despierta en estos días en el Pueblo de Dios.

 

Javi Nieves (derecho) en el Congreso Nacional de Laicos en Madrid, España, 16.02.2020

 

El Papa Francisco una vez más (en su discurso a la Rota Romana) destaca la importancia del “trabajo pastoral del catecumenado pre y post matrimonial.” Además, exige que hace falta que matrimonios se hagan cargo de esta pastoral. ¿Como es su experiencia? ¿La responsabilidad de matrimonios para la pastoral de novios es algo habitual en su entorno, o aun algo único o raro? 

Estamos totalmente de acuerdo en que es necesario que haya matrimonios que se encarguen de esta pastoral. En Schoenstatt, gracias a Dios, los matrimonios tienen mucha presencia y es muy habitual que trabajen tanto en la pastoral de novios como con matrimonios jóvenes. También en nuestra parroquia encontramos a muchos matrimonios que trabajan para en estos dos ámbitos.

¿Cuáles son las reacciones de novios o matrimonios jóvenes al estar con un matrimonio o matrimonios en la pastoral prematrimonial? 

Que los matrimonios puedan hacerse cargo de los grupos de novios o de matrimonios jóvenes, es algo que enriquece muchísimo. Nuestra experiencia fue maravillosa en ese sentido, ya que se ofrece una visión del matrimonio muy real, ayudando a que se sienta que realmente SI se puede ser feliz en el matrimonio. Es una realidad que, hoy en día, el matrimonio está muy desvirtuado, y poder conocer a matrimonios felices, unidos y que han sabido superar las dificultades a través del amor, es muy estimulante.

En su discurso a la Rota Romana, el Santo Padre, partiendo desde el ejemplo del matrimonio de Priscila y Aquila, dice que “parejas, a las que el Espíritu ciertamente sigue animando, deben estar dispuestas «a salir de sí mismas, y a abrirse a los demás, a vivir la cercanía, el estilo de vivir juntos, que transforma toda relación interpersonal en una experiencia de fraternidad». ¿Como se vive esta actitud en el trabajo apostólico que hacen como matrimonios?

Pensamos que nuestro apostolado empieza en nuestra familia. Y a partir de ahí salir al mundo a dar testimonio, a regalar esa experiencia de familia que Dios nos ha regalado. A veces cuesta eso de «salir de si mismos y abrirse a los demás» pero la verdad es que ¡no podemos guardar este tesoro que Dios nos ha dado! Nosotros no somos muy «de discursos», nos cuesta bastante expresar con palabras la grandeza del Amor de Dios. Pero creemos que la mejor forma de convencer al mundo es con el apostolado del ser, intentando ser cercanos a los demás, a darnos a los demás allá donde estemos ya sea en el trabajo, en la parroquia, en el movimiento… donde Dios nos quiera llevar.

A veces es un trabajo muy exigente, porque supone «desdoblarse” (trabajo, familia, parroquia, grupo…) y estar en movimiento y trabajando constantemente. En estos momentos es cuando más intensa debe ser nuestra unión a Dios, nuestra vida espiritual, para no caer en el activismo sin sentido, para llenar de vida el trabajo y para poner en sus manos todo aquello que nos ha encomendado (grandes tareas en débiles hombros).

“La Iglesia es enviada a llevar el Evangelio a las calles y a llegar a las periferias humanas y existenciales. Nos recuerda al matrimonio de Aquila y Priscilla.”, dice Francisco a los obispos y pastores. Desde su experiencia: ¿Por qué y cómo pueden matrimonios llevar mejor que otros, el evangelio a las calles? ¿Por qué y cómo llegan mejor a las periferias humanas?

¡Es un reto que debemos aceptar! ¡Hay que llegar a todo el mundo! A veces estamos muy a gusto con nuestro grupo o «nuestra gente», pero no podemos quedarnos ahí. Tenemos que apostar por la vida más allá de nuestro mundo cercano. Acerca de cómo podemos hacerlo, creemos que debemos ponernos al servicio de las parroquias, que debemos tener siempre una mirada limpia y misericordiosa con el otro, que se sienta amado y acogido desde su realidad. Los matrimonios lo tenemos más fácil porque con nuestra pareja ya tenemos esa experiencia de amor incondicional. La familia es una escuela de amor en ese sentido, en acoger al otro en su originalidad y amarle con todo lo que es…

Matrimonios en movimiento “es lo que necesitarían nuestras parroquias, especialmente en las zonas urbanas, donde el párroco y sus colaboradores clérigos nunca tendrán ni tiempo ni fuerza para llegar a los fieles que, aunque se declaren cristianos, no frecuentan los sacramentos y están privados, o casi privados, del conocimiento de Cristo”, dice Francisco. ¿Cuáles son las experiencias que tienen en este ámbito?

Nuestra experiencia es que, efectivamente, los párrocos están muy solos en el trabajo en las parroquias. Necesitan de nosotros para poder llegar a todo y a todos. En nuestra anterior parroquia, el párroco estaba encargado de varias parroquias. El pobre hacía lo que podía, pero la realidad es que necesitaba de los laicos para ayudarle con las catequesis, con los grupos de preparación al matrimonio, como ministros de la comunión…. y para otros laicos, el ver que había personas que daban su tiempo y su cariño de forma gratuita, les movía y llamaba a dar algo más. En nuestra parroquia actual, también sentimos la necesidad de estar ahí para lo que haga falta.

¿Qué otro aspecto del discurso les hace pensar en su trabajo, de modo de confirmación o de demanda?

Para nosotros la siguiente afirmación nos mueve a ponernos en manos de Dios y a ser dóciles a la acción del Espíritu Santo:

«Dejad pues, que el Espíritu renueve para no resignarnos a una Iglesia de pocos, casi como si nos gustara ser solamente levadura aislada, privados de la capacidad de los cónyuges del Nuevo Testamento de multiplicarse en la humildad y la obediencia al Espíritu. El Espíritu que ilumina y es capaz de hacer salvífica nuestra actividad humana y nuestra misma pobreza; es capaz de hacer salvífica toda nuestra actividad; permaneciendo convencidos de que la Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción ―el testimonio de estas personas atrae― y asegurando siempre y en todo caso la firma del testimonio.»

 

 

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