ALEMANIA, dbk. El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Cardenal Reinhard Marx, el pasado 9 de septiembre exhortó a la sociedad – durante la recepción anual con motivo de la fiesta de San Miguel, en Berlín – a confiar cada vez más en el mensaje liberador del cristianismo. El mensaje revolucionario del Evangelio muestra que los hombres son una familia: “Dios es el Dios de todos los hombres. Él le dio a cada persona una dignidad individual. Tenemos que recordarlo cuándo nos preguntamos cuál es la fuerza del Evangelio en el mundo de hoy”, así dijo el Cardenal Marx. La recepción anual de San Miguel es una invitación a la Secretaria Católica a los políticos de Berlín. Entre los más de setecientos invitados, se encontraban: Norbert Lammert, presidente del parlamento federal alemán, la canciller Ángela Merkel y muchos miembros del gobierno federal y de la Conferencia Episcopal Alemana.
Con el lema “La realidad es más importante que las ideas” (Papa Francisco, Evagelii Gaudium) – en relación a la misión de la Iglesia en el mundo – el Cardenal Marx subrayó la responsabilidad de todos los grupos sociales al servicio de la vida. En un mundo donde la vida se encuentra amenazada de varias maneras, se trata, sobre todo, de cambiar esta realidad para hacerse responsable de este tema. La visión cristiana se distingue por su armonía entre el poder de la acción y la contemplación: “debemos preguntarnos qué estamos haciendo en el mundo, porque hay cosas que deben ser conservadas y otras que necesitan ser cambiadas. Ésta es también una invitación a los responsables políticos”, dijo el Cardenal Marx.
Liberación de un falso idealismo “que se encuentra en las nubes”
Con sus palabras “la realidad es más importante que la idea”, el Papa Francisco manifiesta lo que significa la hermandad entre todos los hombres y el volverse hacia ellos: “el Papa quiere que nos hagamos esta pregunta en forma muy concreta y que sentemos un precedente de que puede hacerse real una verdadera fraternidad. Esto significa también que no nos limitemos a correr detrás de cualquier encuesta y creamos que la tendencia de la masa es la realidad. El criterio para el conocimiento de la verdad son los pobres, los discapacitados, los heridos, los débiles, los perseguidos, los decapitados”. El Cardenal Marx agregó: “Estas personas son la clave para captar la realidad, no sólo el resultado de las encuestas y de cosas que podemos medir en el mero sentido de los conocimientos científicos. Este nuevo tipo de percepción libera del falso idealismo, también dentro de la Iglesia, que no tiene su trono en las nubes, en un espléndido aislamiento, sino una Iglesia que vive con el Evangelio en la realidad de los pobres y débiles y que mira la totalidad para actuar desde allí en y para el mundo”. A esta realidad se suma el hecho de que la Iglesia no puede permitirse ser un anacronismo, “que camina en forma paralela al tiempo actual; tampoco es una repetidora de las corrientes del tiempo, sino que es una fuerza que convoca a toda la sociedad y que mira a los débiles y a los que viven en la periferia.
Los pobres: norma de nuestro actuar y clave para la percepción de la realidad
Por este motivo la Iglesia Católica seguirá preocupándose de los refugiados, expresó el Cardenal Marx: “Vamos a hacer nuestra contribución. La situación de la gente en Irak y Siria también mueve a la Iglesia. Esto también tiene que ver con el tema de la utilización de las armas.” Es por eso que siempre nos orientaremos por la situación de los pobres. Esto es para la Iglesia la norma de su actuar y la clave para percibir la realidad: “La Iglesia no puede anunciar realidades abstractas, sino que tiene que buscar siempre un puente a la realidad de los hombres”. El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana destacó, ante los debates políticos sobre la eutanasia en Alemania, que también en este tema la “Iglesia siempre estará del lado de los débiles. Se trata de hacer posible una muerte humanamente digna y no de ofrecer distintas maneras de “matar humanamente”, así dijo el Cardenal Marx. Rindió un homenaje a la labor de los hospicios y a los cuidados paliativos, esenciales para asumir la realidad social.
Original: alemán. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria
