PARAGUAY, Natalia Regúnega •
Gran y grata sorpresa fue la que Juan Vicente Ramírez comunicó hace un par de días. Un matrimonio miembro de CIEES (Comunidad Internacional de Empresarios y Ejecutivos schoenstattianos) instaló un retablo con la imagen de la Madre tres veces admirable de Schoenstatt en la entrada principal de su almacén Pazos de Toledo, un almacén de carga y descarga de mercaderías en Ciudad del Este. —
¿Por qué? Natalia y Saúl cuentan:
Tras una linda experiencia laboral en Ciudad del Este en el 2019, decidimos con nuestra familia dejar Asunción y fijar residencia en esta ciudad, trabajando en nuestros almacenes de depósitos, situados en el centro comercial.
Ciudad del Este es una pequeña ciudad mundo, ciudad del trabajo, ciudad que nuclea, reúne y promueve oportunidades.
Paraguayos, brasileños, argentinos, árabes, orientales… Todos se cruzan, vienen y van. ¡Ciudad de todos!
No se puede perder tiempo
En contrapartida, a pesar de estar en nuestro país, sentimos esa “falta de identidad”, generada por la diversidad de culturas. El desarraigo revela un hombre pragmático, limitado a la materialización de la acción, evidencia lo mundano: el hombre como máquina del hacer.
Aquí, los tiempos apremian: hay que ganar, y para hacerlo, hay que sacar ventaja, llegar primero, ser rápidos, astutos. No se puede “perder” tiempo.
En este trajín, tendemos a abandonar nuestro “ser”, consumidos por la inercia y los impulsos mecanizados. Nos olvidamos que nos debemos a nosotros mismos, a nuestra sociedad, que nos acoge, contiene e integra.
Esto sucede, sobre todo, cuando no nos detenemos a observar, cuando no contemplamos, cuando no valoramos… cuando no amamos.
¡Es eso lo que nos llama!
Una cultura de la diversidad
La vida de coexistencia en la diversidad, donde conviven muchas culturas, debe tener una razón de mucho valor en su existir: el respeto, la vivencia diaria y manifiesta del verdadero amor, a pesar de las diferencias.
¡Es muy buena la diversidad! Ella nutre, enseña, desafía, fortalece, engrandece.
Nos preguntamos: ¿Y nuestro paso por ella? ¿Vinimos para ser o no ser? ¿Dejamos huellas? ¿Dios nos quiere invisibles? Es allí, en la búsqueda de estas respuestas, donde aparece el CIEES (Comunidad Internacional de Empresarios y Ejecutivos) en nuestras vidas.
Anhelamos una diversidad consagrada al mundo del trabajo, desde el compromiso y la hermandad. Por ello, decidimos parar la rueda -nuestras vidas-, observar y centrar a María -madre y fuente inacabable de amor e inspiración- en nuestras vidas, convirtiéndola en el centro y eje de nuestras acciones y consagrándola también así a nuestras vidas en el mundo del trabajo.
El mensaje del retablo
Los rayos de la rueda, simbolizan las acciones comprometedoras que debemos asumir como hijos suyos: “Del mundo del trabajo al corazón; del mundo de las acciones a nuestra madre”.
Sólo así, si nuestras acciones (los rayos) son dirigidas a María y a Jesús (centro y eje), nuestra vida (la rueda) girará en el sentido correcto, con el mejor de los andares y bajo el manto, fuerza y luz de su amor.
Abrir lo espiritual al mundo del trabajo y ofrecer nuestras acciones… ¡esa es nuestra gran misión!, con María madre, como centro de nuestras vidas.
