Ecuador, P. Rafael Amaya •
Han pasado ya más de dos semanas desde que el 31 de enero, un deslizamiento en los barrios de La Gasca y La Comuna, en Quito, dejó al menos 28 personas fallecidas, 48 heridos y 12 desaparecidos, muchos de los cuales fueron arrastrados por el aluvión formado por un río de lodo y rocas, mientras arrasaba viviendas y vehículos a su paso. —
Y tal como pasa siempre, después de este tiempo, desapareció de los titulares de los medios y de la memoria… Hay tantos desastres naturales, tantas catástrofes… Pero para los damnificados, para los que perdieron familiares, amigos, casas, la tragedia sigue. La solidaridad de muchos, sin embargo, también sigue.
Esta semana, las esposas de los generales del ejército entregaron donaciones, víveres y útiles de limpieza a los damnificados del aluvión. Lo hicieron después de una Eucaristía celebrada en el Santuario de Schoenstatt. Se vivió un ambiente de fraternidad y solidaridad.
“Quiero una computadora”, el sueño de una niña
Hace un par de días, Giannina Ponce, de Fundación Niños de María nos contaba de Wendy, una niña de ocho años que perdió a sus padres en el aluvión y ahora vive en la casa de sus abuelos. Aunque su pérdida es muy grande, sigue optimista, mirando hacia el futuro. Wendy pidió una computadora para seguir estudiando desde lo de sus abuelos. Cuando se le entregó la computadora – gracias a la generosidad de personas solidarias – ella, con una cara feliz, agradeció «poder seguir estudiando».
Gracias a todos por la solidaridad concreta.
