Equipos de Casa Madre de Tuparenda y de la pastoral carcelaria

Publicado el 2023-04-22 In Casa Madre de Tuparenda, Obras de la misericordia, Pastoral carcelaria

Vale la pena jugarse por Itauguá, vale la vida

PARAGUAY, CASA MADRE DE TUPARENDA, Ani Souberlich •

En esta Semana Santa, como equipo de Casa Madre de Tupãrenda, hicimos una visita al Centro Educativo de Itauguá para invitar a los adolescentes privados de la libertad a participar en el programa una vez que salgan libres. —

En esta visita les contamos todo lo que pueden aprender en nuestra casa, para luego tener una salida laboral y con ello conseguir una mejor calidad de vida para ellos y sus familias. Como siempre, nos recibieron con alegría y sobre todo con mucha esperanza, con la certeza de que una casa los espera para regalarles hogar con espíritu de familia cuando salgan, pues la mayoría no tiene un lugar a dónde ir al salir.

Este día nos encontramos también con la pastoral Visitación de María, que va con los catequistas y la merienda todos los sábados.

Como en cada visita, se puede percibir en ellos su espíritu de niños, de esa niñez que les ha sido arrebatada.

Equipo de Casa Madre de Tuparenda

Equipo de Casa Madre de Tuparenda

“Metieron la pata grande al venir acá, porque no hay vuelta atrás”

Nicolás Molinas Romero nos cuenta su experiencia en esta su primera visita a este lugar:

“No hay foto perfecta que describa mi Semana Santa, porque las mejores fueron ver y vivir todo lo que pasé al visitar el Centro Educativo de Itauguá, popularmente conocido como la penitenciaría de menores Panchito López.

Al pisar el pabellón central, el lugar donde se albergan de 45 a 55 menores de 14 a 18 años, uno no sabe qué puede esperar o pasar… esa fue mi primera reacción. Pensé no ser muy directo para invadir o muy frío y poco discreto para no compartir del todo, pero claramente lo único que uno tiene que hacer es abrirse. Abrir los ojos, abrir los oídos para escuchar a personas que necesitan ser escuchadas, abrir la boca para reír con ellos y poder dar un mejor consejo, abrir las manos para un buen saludo o hasta un abrazo.

Sí puedo decir que ellos no tienen cara de denuncia, robos o personas malas. Al ver sus rostros demuestran ternura y oportunidad, algo que como sociedad nunca le dimos. Vale la pena jugarse por Itauguá, vale la vida.

Y como una misionera dijo en su momento: Metieron la pata grande al venir acá, porque no hay vuelta atrás.

Porque cada chico al despedirse es un: ¿Vas a volver el sábado? (días de visita de la pastoral)

La respuesta es claramente ‘sí’, porque es Cristo quien nos muestra y llama a esta misión.

Anímate a escuchar, ver e ir a misionar donde Cristo te llama”.

Casa Madre de Tuparenda

Llegan los primeros elegidos 

Al iniciar el mes de abril llegaron Juan David, Ángel Andrés, Nery Manuel y Ángel Gabriel, los primeros adolescentes en recibir su libertad desde nuestra visita. Uno de ellos comentó en su entrevista “apenas salí ya vine para no perderme por el camino”, otro comenta “esta vez al salir ya tenía a dónde venir”. La realidad es que muchos de ellos al ser liberados no tienen dónde ir y vuelven a dormir en las calles y por ende a delinquir. Por sí solos es difícil conseguir trabajo, ya que poseen antecedentes y así se repite la historia que los lleva a estar privados de libertad un sinfín de veces.

Casa Madre de Tupãrenda les brinda la oportunidad de capacitarse en los diferentes oficios de horticultura, panadería y confitería; de participar en charlas formativas de liderazgo, derecho y seguridad social; habilidades blandas que les regalan las herramientas necesarias para salir al mundo y ganarse la vida de manera honesta. Reciben la oportunidad que hasta ahora no habían tenido.

Desde sus inicios estoy a cargo de nuestra casa y, para ser franca, no es una población con la que resulte fácil trabajar, requiere mucho esfuerzo, mucha paciencia, mucha tolerancia a la frustración, pero por sobre todo una confianza inmensa de que cada joven es un tesoro al que hay que ayudar a ver todas las cosas buenas que lleva dentro de sí y que no sabe porque nunca nadie se lo dijo.

Cada joven de Casa Madre de Tupãrenda es un milagro del amor y misericordia que Dios día a día derrama nuevamente sobre ellos. Gracias a todos los que nos ayudan con su aporte, con su oración a transformar vidas.

Casa Madre de Tuparenda

 

“Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer;
tuve sed y me dieron de beber;
fui extranjero y me recibieron;
estaba desnudo, y me vistieron;
enfermo y me visitaron;
en la cárcel, y vinieron a Mí”. Mateo 25:36

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Casa Madre de Tuparenda

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