ARGENTINA, Juan Eduardo Villarraza •
Después de dos años sin hacerse presencialmente, en 2020 debido a la cuarentena y en 2021 solo virtualmente por temor al contagio, la peregrinación más larga de toda Sudamérica (96 km) volvió a realizarse con miles de caminantes desde Hasenkamp hasta Paraná. Después de la pandemia, había mucho que ofrecer, agradecer y pedirle a la Mater. —
El viernes 14 de octubre de 2022 fue un día típicamente primaveral en Hasenkamp. Amaneció soleado, con una temperatura que no superaba los 20°C, pero en realidad eso no era lo importante para esta localidad entrerriana de apenas 5.000 habitantes. Tampoco era un día como cualquier otro, era un día histórico por dos motivos. Uno, porque después de dos años finalmente se volvía a realizar la Peregrinación de los Pueblos y dos, porque se cumplía un nuevo aniversario de esta expresión de religiosidad popular que tiene al Santuario de la Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt de La Loma, en Paraná, como destino final.
Esta peregrinación ya es un hito en el calendario arquidiocesano
Hace ya mucho tiempo que la arquidiócesis de Paraná ha asumido esta muestra de fe como algo relevante para la vida de la misma y que se destaca en el calendario de las celebraciones locales. Es por ello que, si bien sigue habiendo algún que otro peregrino «suelto», la mayoría recurre a las parroquias para organizar su participación. Es notable cómo cada comunidad prepara los transportes, las viandas, hace el envío de los peregrinos, reza por ellos y se vive un auténtico espíritu sobrenatural que ve en el peregrino al prójimo, como enseña Jesús.
Por otra parte, el camión de animación es clave para mantener esa atmósfera sobrenatural. A lo largo del camino, se van turnando diferentes grupos y comunidades que con los cantos, las oraciones, las reflexiones del Papa o diferentes meditaciones, así como el rezo del Rosario o incluso un «¡vamos, peregrinos!» o «¡viva la Mater!», hacen un servicio enorme y una catequesis popular que ayudan a que no se convierta exclusivamente en un acto deportivo como un triatlón más exigente o simplemente en un acontecimiento de «espiritualidad» sin referencia a la Iglesia y, especialmente, a las gracias que la Virgen da en el Santuario.
El lema de este año
Como todos los años, la peregrinación también tuvo su lema, que es una respuesta a las voces del tiempo, tanto en el ámbito nacional como también internacional y local. En este sentido, el mismo fue: «Madre, que Cristo nos dé su paz». Es un pedido urgente no solo por lo que está ocurriendo en Ucrania, sino también por lo que acontece en Argentina tras el intento de magnicidio a la vicepresidente y a todos los enfrentamientos políticos, el flagelo de la droga, la crisis económica y de valores que atraviesa el país, manifestada en el aumento de asaltos violentos, discusiones y divisiones entre familias y vecinos, etc.
Esta caminata en la que había sacerdotes, laicos y religiosos fue un signo de que es posible escucharse y estar juntos, buscar un mismo destino aun cuando había personas de diferentes edades, estados civiles, provincias, comunidades religiosas y movimientos.
Los servidores hacen mucho más que un servicio
Los servidores de la peregrinación son una bendición enorme para los peregrinos. Un grupo con su propia espiritualidad que se prepara no solo físicamente – que lo hacen – sino también espiritualmente. De otra manera, no podría entenderse esa capacidad de estar ayudando a las personas en sus múltiples necesidades. Juntan intenciones en el camino, son el enlace con el personal de salud que acompaña al pueblo que camina, animan a quien el cansancio comienza a hacer flaquear en su propósito, reparten agua y también ayudan a mantener el orden del tránsito en la ruta. Claramente, no son del Schoenstatt organizado, sino que, nunca mejor dicho, son parte del movimiento popular y de peregrinos.
Aquí, ya haciendo un juicio de valor, su existencia y su servicio son de extrema importancia. No solo por lo mucho que ayudan durante el camino, sino porque también evitan que el Movimiento de Schoenstatt se convierta en una secta elitista que solo apunta a influir en personas de alto poder adquisitivo o intelectuales o profesionales distinguidos. Esto ya fue visto por el padre Kentenich, especialmente durante la época del nazismo y de ahí su apoyo a la labor de Don João Pozzobon aun cuando algunos no veían con buenos ojos esa labor.
El Santuario abierto para recibir a los peregrinos
Si bien la Peregrinación de los Pueblos es siempre una alegría inmensa por la cantidad de personas que vienen a traer sus gracias al Santuario de La Loma y dejarlas a los pies de la Mater, este año fue muy especial porque por fin se podía volver a recibir a los peregrinos «en casa».
El predio se preparó para recibir a los transportes que colaboran con los caminantes, a los profesionales de la salud que ayudan a los entumecidos, ampollados, a los que han quedado agotados por las 26 horas de caminata, etc. También se prepararon los baños, las cantinas para vender las populares tortas fritas, las golosinas y las bebidas que, no solo los peregrinos consumen sino también todos los que vienen a recibirlos. Sin olvidar todos los objetos de devoción que se preparan en la santería, entre los que se incluyen las novenas al P. Kentenich y a la Hna. M. Emilie.
Llamaba la atención, por otra parte, ver el santuario sin los asientos y con una división que indicaba por dónde entrar y salir. Había un ambiente de fiesta y alegría en La Loma que el equipo de recepción aseguraba mediante cantos, avisos de cuánto faltaba para que llegara la Mater Peregrina y la Cruz que presidían la marcha.
Fue muy emocionante escuchar la sirena del camión de Bomberos que traía a la MTA y luego ver a los peregrinos que llegaban, como ya se dijo, de todas las condiciones y procedencias. Desde una mamá con sus hijitos, hasta religiosos con sus hábitos y su rosario en mano, hasta una persona en silla de ruedas que fue ayudado por otro peregrino que lo conoció durante el camino.
El cansancio y la oración en la Palabra y la Eucaristía
El culmen de esta vivencia fue la misa. Concelebrada por muchos sacerdotes, fue presidida por el párroco de Santa Lucía, el P. Daniel, en cuya jurisdicción está el santuario. Las lecturas acompañaban realmente a lo vivido, ya que nos mostraban a Moisés cansado y ayudado, seguido por el evangelio de la viuda que no se cansaba de pedir al juez que hiciera lo suyo. Una homilía que insistió sobre el no cansarse de pedir y una atención al cansancio y al frío que ya empezaban a sentirse, después de algunos momentos de la lluvia y de un viento fuerte durante la noche y gran parte del sábado 15, día de Santa Teresa de Jesús, esa mujer que en el siglo XVI supo andar los caminos para poder fundar conventos y ayudar al pueblo de Dios a encontrarse con Él.
Una vez finalizada la misa, empezó la desconcentración ordenada y el regreso de los peregrinos hacia sus hogares.
Apreciaciones personales
Como miembro de la familia de la Providencia y schoenstattiano desde mi adolescencia, no dejo de maravillarme ante la fidelidad del pueblo de Dios para con esta caminata. Son muchas generaciones que han pasado y, a pesar de las distintas crisis tanto económicas como eclesiales, no se ha cortado el flujo de peregrinos. Esto no surgió de una planificación pastoral ni de los miembros del movimiento organizado. Es el reflejo de un pueblo que, a pesar de todo, todavía cree en y ama a María. Es ella quien hace todo y quien, una vez más, muestra lo que dijera San Vicente Pallotti: «ella es la gran misionera».
Es, al mismo tiempo, un desafío para seguir entendiendo que Schoenstatt es PARA la Iglesia y, como pide el papa Francisco, salir, ser Iglesia en salida y atender al pueblo de Dios. De ahí la importancia de entender esta voz del tiempo y el alma. ¿Cómo podemos servir aún mejor a la Mater como Madre del Pueblo? ¿Qué nos está diciendo Dios con ello?
Página web oficial de la Peregrinación de los Pueblos
Fotos
Video de la transmisión de ELONCE sobre el último tramo y la llegada de la 40° Peregrinación de los pueblos al Santuario de La Loma
Misionero Marcos Rebeque de Valle Maria
