ARGENTINA, Lilita y Carlos Ricciardi. Ya terminaron las Misiones familiares de la Familia de Schoenstatt de La Plata, llevadas a cabo por segundo año consecutivo en Coronel Pringles (Prov. de Buenos Aires). Los comentarios de los misioneros que han regresado, confirman que han sido todo un éxito. Durante las Misiones Familiares se han acercado sacerdotes de otras localidades para observarlas y ver la posibilidad de que el año próximo pudieran ir a sus parroquias. Por lo visto, van a tener mucho trabajo y es por eso que hace falta ayudarlos con la oración por la fecundidad de las Misiones Familiares y para conseguir nuevos misioneros que puedan continuar con esta tan linda tarea apostólica, que va en la línea de nuestro Papa Francisco.

Llegó – como anticipo de otros – un testimonio de las Misiones de este año, que refleja una realidad de nuestra época. La gente necesita que la escuchen, que le presten atención, que la mimen con una mirada cálida, con una sonrisa, con un gesto amable, con un saludo cordial. No se necesitan grandes cosas para poder llegar al hermano necesitado. La gente está cansada de que les hablen, les hablen, y les hablen… necesita ser escuchada.

Un testimonio conmovedor

“Como todos los días, los jóvenes misioneros salieron visitar las casas del pueblo de Coronel Pringles. Luego de caminar unas cuadras por el barrio golpearon en una vivienda que, vista desde afuera, parecía algo sombría y abandonada. Como es costumbre, luego de llamar a la puerta pusieron de frente la imagen peregrina anunciando que es Ella quien visita. Esto posibilita, en la mayoría de las veces, que les abran las puertas. De repente, se escucha que por la mirilla alguien mira y sale de la casa una señora que queda impávida mirando a la Mater. Por unos minutos siguió atrapada por la imagen y luego los invitó a pasar. La casa era oscura, estaba un poco abandonada. En ella vivía esta mujer y su esposo. Una vez sentados, los jóvenes se percataron que la mujer tenía algún problema. Ella les comentó que hace 17 años que no salía de su casa, que su esposo hace todo, sale a hacer mandados y es el único que se relaciona con el exterior. Después de conversar un rato largo, ella les confiesa que cuando vio la imagen sintió algo muy particular y les pregunto quién era. Los misioneros comenzaron a explicarle y poco a poco empezó el diálogo entre ellos.

Como era tarde y se acercaba la hora de almorzar, los invitó a pasar al otro día. A la mañana siguiente, los esperó en su casa con unas galletitas que ¡¡ella misma salió a comprar!!

Los misioneros quedaron impresionados. Entonces la invitaron a participar en la Eucaristía de la tarde, en la capilla de barrio. Llegada la hora, la señora se encontraba solita en un banco de la capilla. Los misioneros se acercaron, ella los reconoció, los abrazó y se arrodillaron. Los tres, llorando, comenzaron a rezar.

Hace tres días que esta señora participa de la misa diaria.

Una vez más, María despierta en el otro, una fuerza y una confianza inusitadas, derribando barreras que hasta ese momento eran infranqueables.»

ARGENTINA, Lilita y Carlos Ricciardi. Ya terminaron las Misiones familiares de la Familia de Schoenstatt de La Plata, llevadas a cabo por segundo año consecutivo en Coronel Pringles (Prov. de Buenos Aires). Los comentarios de los misioneros que han regresado, confirman que han sido todo un éxito. Durante las Misiones Familiares se han acercado sacerdotes de otras localidades para observarlas y ver la posibilidad de que el año próximo pudieran ir a sus parroquias. Por lo visto, van a tener mucho trabajo y es por eso que hace falta ayudarlos con la oración por la fecundidad de las Misiones Familiares y para conseguir nuevos misioneros que puedan continuar con esta tan linda tarea apostólica, que va en la línea de nuestro Papa Francisco.

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