Publicado el 2017-11-26 In José Kentenich

El Año del Padre Kentenich, un nuevo adviento

P. Guillermo Carmona •

Pronto comenzaremos el tiempo del Adviento. La Virgen está en camino. Ella es como un copón cerrado lleno del Altísimo. Nadie lo sabe, salvo José, su prima Isabel, su esposo Zacarías y quizás algunas mas. El resto de la humanidad y los judíos de entonces lo ignoran; desconocen el misterio que se gesta en su vientre y por eso no habrá morada para ellos en Belén. ¡Qué desdicha no descubrir la presencia de Dios cuando viene a visitarnos!

Los schoenstattianos deberíamos vivir con especial dedicación y gozo cada adviento. “Dios está infinitamente próximo” (San Agustín) y es bueno que su llegada NO nos sorprenda, enredados en los mil quehaceres de fin de año. Los textos bíblicos nos inducen a limpiar nuestra casa interior -pesebre pobre pero digno-, adornarla y transformarla en un santuario, el Santuario corazón. Para prepararnos es necesario saber que Dios siempre nos visita en aquellos que lo representan y lo hacen cercano: los enfermos, los pobres y desvalidos, los niños. Cualquier favor que se le hiciere a ellos se lo hacemos a su persona; Jesús no dirá lo mismo de los ricos y poderosos, quizás porque lo sobreentendía (todos somos hijos del mismo Padre…) aunque seguramente no era ese el motivo de la omisión.

El Padre Fundador, a quien recordábamos días atrás en su día natalicio, solía decirnos que la vida es un permanente adviento y navidad: Dios viene hasta nosotros en la alegría y la tristeza, en el amor y la enfermedad, en un hijo que regresa, en el abrazo y en un niño que acaba de nacer. Por eso la vida no es otra cosa que esperar y descubrir a Dios, “hasta que Él venga” (Juan 21,22).

Hay dos símbolos que la Liturgia nos invita a utilizar en el Adviento: uno es el camino que hay que preparar para cuando Él llegue; el otro es el camino que cada uno deberá recorrer, “camino nuevo, viajero nuevo, canto nuevo” decían los Padres de la Iglesia.

Por eso cada adviento es una exhortación a enderezar el camino, o al decirlo con nuestra frase síntesis, a vivir una “Alianza que transforma”. Por otro lado, hay que hacerse al andar, ser un peregrino, sin dejar de tener la lámpara encendida y con suficiente aceite -capital de gracias- y tener preparado el vestido nupcial -tejido por los actos de amor- que nos permitirán recibir esta Navidad y sentarnos algún día en la Mesa ancha del Reino.

Este “Año del Padre Kentenich” es también un nuevo adviento. Él, que ya lo vivió y hoy comparte la Navidad del cielo, nos invita a vivir con una enorme esperanza. Su último escrito tiene la consigna para siempre: “alegres por la esperanza, seguros de la victoria, marchemos con María hacia los tiempos más nuevos” (mensaje final para la reunión de los católicos en Essen, 1968). La esperanza es la virtud que se fundamenta en las promesas de Dios; por ellas, nos encaminamos en la confianza puesta en quien jamás engaña. Esperar no es quedarse con las manos cruzadas esperando que suceda el milagro: es ir juntos al Santuario, vigilar, purificar el corazón de
rencores, de malos sentimientos y dejar que el regalo de Jesús -el “nada sin ti” – encuentre en cada uno -“nada sin nosotros”- la vivencia de la reconciliación, la paz y la alegría.

Recuerdo una pregunta que el P. Esteban Uriburu solía hacerle a menudo a la Mater: “¿En qué quieres que te ayude hoy Madrecita?”. Es una buena pregunta para los días del adviento.

Queridos hermanos, Dios ya viene, está cerca; lo vamos a encontrar a la vuelta de cualquier esquina y -sobre todo- en el Santuario filial y en los Santuarios Hogares. Quizás Ella no hable demasiado porque está concentrada y adorando al Hijo por nacer; pero nos mirará a los ojos y su mirada nos cautivará -como el primer día que la conocimos- y nos seguirá enamorando.

Deseándoles un bendecido día de Alianza los bendigo y acompaño.

P. Guillermo Carmona, Director del Movimiento de Argentina, Carta de Alianza 18.11.2017

 

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3 Responses

  1. Garo dice:

    Servir por María para Cristo y Dios Padre es un deber no solo nuestro, sino de todo Cristiano…Fidelidad y Lealtad… Principios básicos a desarrollar para hacer fecundo y fructífero la tarea impuesta en obra viva por nuestro fundador.

  2. Norman Pimentel Lazo dice:

    Muy buen mensaje del P. Carmona, preciso para este tiempo de adviento, con un nada sin ti, nada sin nosotros nos invita a prepararnos y vivir la llegada del nacimiento de nuestro señor Jesús. Nuestra querida Mater nos enseña con su inmenso amor como debemos hacerlo y eso lo sabía muy bien nuestro fundador el P. Kentenich, quien también nos enseñó como hacerlo.

  3. Maria del Carmen dice:

    Hermoso mensaje del P.Carmona ! Deseamos compartir el adviento del P. Kentenich , qie nuestra Matter nos indique en nuestro corazon lo que Ella desea .Madre ,Reyna y Victoriosa tres veces Admirable.Amen.

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