PARAGUAY, Roberto D. González Brizuela, integrante de la Pastoral Penitenciaria «Visitación de María» •
Describir todo lo que he vivido a lo largo de estos dos meses en el Centro Educativo Itauguá (CEI), con el Padre Pedro, los internos y todos los que vamos cada sábado y otros días que podamos, no es posible. Para mí, desde el primer día que pisé el Centro tuvo un efecto muy grande, muy grande en el sentido que en el lugar menos esperado, y jamás lo hubiera imaginado, encontraría la felicidad, donde me confesaría, escucharía Misa y por sobre todo encontraría amigos de los cuales he aprendido tantas cosas. Cada visita es un nuevo aprendizaje, sobre todo el guaraní, que nunca lo he hablado, siempre fueron frases sueltas.
El Centro tiene un aura diferente al que pensé que tendría, la felicidad de los chicos cuando cruzamos las puertas, no es solo por el hecho de que vamos con la merienda, juegos o música, sino que viene su “hermano” (así nos llaman) para compartir una tarde, muchas veces hasta entrada la noche, un hermano con quien ellos pueden por sobre todas las cosas hablar y abrazar, alguien que no viene a juzgarlos sino a jugar, a charlar sobre la vida, pero la vida de Dios y enseñarles su palabra.
En la Costanera de Asunción, antes del encuentro con el Papa Francisco
Cada sábado es un regalo de la Mater
Para mí es muy duro, pero a la vez la fuente de mi alegría ir al CEI, pues puedo ver y escuchar las historias de sus bocas y darme cuenta como nuestro sistema judicial, en el cual trabajo, no responde de la forma que debería a las necesidades de estos chicos, que muchas veces no deberían estar allí, o si lo están, su situación es de lo más precaria y no los ayuda a mejorar en nada.
Cada sábado es un regalo de la Mater, ya que gracias a ella, estamos allí todas las semanas. Me ha dado la oportunidad de conocer a estas maravillosas personas a las que hoy puedo llamar amigos, ¡algunos hasta ya son mis ahijados! Pero los regalos no dejan de fluir en ese lugar: ¡pudimos ir con algunos de ellos al encuentro con el Santo Padre en la Costanera! Ver leer a Orlando el Evangelio, y que haya tenido la oportunidad de hablar con Su Santidad, yo creo que no tiene precio.
“Todos siempre les han fallado a ellos, nosotros no podemos fallarles”.
Foto: Merienda del sábado (Foto: Belinda Gómeze)
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