Publicado el 2012-09-14 In schoenstattianos

Fiel testigo en el tiempo del exilio: Dorothy Gmeinder

ESTADOS UNIDOS, Dr. Rainer Birkenmaier. «El buen Padre Dios no pudo elegir un día más lindo para su Dorothy”. Esa fue la reacción al recibir la noticia de la partida al cielo de la señora Gmeinder en el día de la Fiesta del nacimiento de la Santísima Virgen. La Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt, “The Blessed Mother” se llevó a su hija a la alegría del cielo después de una larga vida marcada y bendecida por la Providencia, que también significó un duro sufrimiento espiritual.

El gran regalo que cambió su vida y su matrimonio con Henry Gmeinder fue el encuentro con el Padre José Kentenich en la primavera de 1953.

El primer encuentro

De acuerdo a su naturaleza artística, su primer encuentro con el “Padre” fue bastante dramático: crisis matrimonial después del nacimiento de su primer hijo; presionada por amigos que le insistieron de ir a ver al sacerdote alemán que en ocasiones venía a Madison; Dorothy fue a regañadientes a un encuentro con el Padre Kentenich, decidida a no decir una sola palabra. La sonrisa paternal, la mirada atenta y las palabras amables y suaves del Padre Kentenich hicieron derretirse el hielo rápidamente. Todo lo que la angustiaba salió de su alma. El “Padre” puso todo esto en su corazón y ayudó al matrimonio a entender su diversidad y la depresión postnatal de la madre; este fue el comienzo de un largo camino juntos de casi 10 años, en los que la familia Gmeinder tuvo conversaciones con el Padre Kentenich una vez por semana o en intervalos un poco más grandes. En algunas oportunidades, él también los visitó en su casa. El Padre Kentenich ayudó a la joven pareja en la educación de sus hijos (una hija y tres hijos) y los acompañó en el camino de profundización de la Alianza de Amor.

Cuando la gratitud se convierte en testimonio

Dorothy y Henry Gmeinder le agradecieron al Padre Kentenich su amor a través de su fidelidad y el testimonio que dieron durante muchos años y en innumerables ocasiones. Especialmente los matrimonios entre los peregrinos de Milwaukee se sintieron especialmente tocados por su testimonio veraz. Esta familia representa a las muchas familias y personas que recibieron el servicio desinteresado del Padre Kentenich. En el exilio el Padre Kentenich se convirtió en el padre de la familia.

Henry Gmeinder guardó muchas fotos, textos y apuntes del tiempo vivido con el P. Kentenich. En la luz de la partida de su esposa al cielo, éstas hablan de lo grande que Dios realizó en las personas a través del Padre Kentenich en el tiempo del exilio.

¡Gracias Dorothy Gmeinder porque a través suyo pudimos conocer todo esto! Gracias a la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt que bendijo a su agobiada hija. Cada vez que se habla del tiempo del exilio del Padre Kentenich, no puede faltar su testimonio. En la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen, la “Blessed Mother” le pone las palabras en su boca: “EL miró la pequeñez de su sierva; bienaventurada…”.

Original: alemán. Traducción: Tita Andras, Viena, Austria

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Fiel testigo en el tiempo del exilio: Dorothy Gmeinder

ESTADOS UNIDOS, Dr. Rainer Birkenmaier. «El buen Padre Dios no pudo elegir un día más lindo para su Dorothy”. Esa fue la reacción al recibir la noticia de la partida al cielo de la señora Gmeinder en el día de la Fiesta del nacimiento de la Santísima Virgen. La Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt, “The Blessed Mother” se llevó a su hija a la alegría del cielo después de una larga vida marcada y bendecida por la Providencia, que también significó un duro sufrimiento espiritual.

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1 Responses

  1. María Isabel dice:

    Hace un año, el 06 de septiembre del año 2011 un grupo de militantes de Chile nos encontramos con Dorothy en Madison junto a su marido Henry. Ellos nos dieron su testimonio de como conocieron a Nuestro Padre, su vinculación con él y sus enseñanzas. Todo fue tan ameno, alegre y vivencial,sin embargo lo que se grabo profundamente en nuestros corazones fue la imagen de un matrimonio; que no inportando sus años, transmitía con fuerza , pasíón y entusiasmo una realidad: el Padre de la Familia de Schoenstatt había sido para ellos simplemente un PADRE, que los había aceptado, comprendido, ayudado y amado.
    Ellos habían sabido guardar todo esto y esta herencia de vida la entregaban en gratitud a todos quienes llegabamos siguiendo las huellas de Nuestro Padre a la tierra del exilio.

    Hemos recibido con tristeza la noticia de su partida hacia la casa del Padre Dios y queremos hacer llegar a Henry nuestro cariño y oración .
    Desde tierras chilenas , grupo DILEXIT ECCLESIAM

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