Publicado el 2011-10-07 In schoenstattianos

Carlos (Negro) Sandoval, una nueva vocación

PARAGUAY, rev. El es Carlos Miguel Sandoval Moreno, pero realmente el 75% de la gente lo conoce como el «Negro». Sus padres son Carlos Sandoval y Victoria Elizabeth Moreno, tiene 2 hermanos y una hermana, mayores que él, y afirma con gusto que afortunadamente tiene una linda relación familiar. Así charlamos con él para conocer su visión sobre tan importante decisión:

 

 

¿Cómo es tu relación con la Mater?

Más que nada una relación de verdadero amor. Amor en toda su esencia. Ella me cautivó desde el primer día que pisé el santuario aquel 2008 y me regaló todo. Simplemente uno se deja amar y da respuesta «amando».

Así se formó un vínculo muy grande ente los dos. Vínculo que uno va cuidando y alimentando con gestos de amor, actos de amor. Siempre Ella nos supera en generosidad, lo que alienta a uno a entregarse por completo, a dejarse guiar por ese amor de Madre para alcanzar el Corazón de Jesús.

Puedo explayarme mucho en esta pregunta pero me remito a decir que es una hermosa relación de madre-hijo.

¿Cómo y cuándo surgió tu vocación?

A este capítulo de mi vida lo llamo «La revolución espiritual». Sin duda hay mucho que contar, pero sería muy extenso, así que lo hago simple y concreto.

Dios y la Mater llegan a mi corazón en el 2008, en las famosas Misiones Familiares de Schoenstatt, en donde se da un encuentro profundo con Ellos. Uno choca con una realidad, la realidad del mundo de hoy, la realidad de la gente que a pesar de toda esta situación aún siguen firmes en la fe, otros que necesitan más apoyo, y otros que necesitan una conversión, un encuentro con el Buen Dios.

Esto en todas sus dimensiones, se convirtió en una misión: Evangelizar, llevar la palabra de Dios. Pero lo lindo de todo esto era que me hacía feliz, me ponía muy contento, alegre. Así comenzaba todo, y a partir de ese momento empecé a tener sed de Dios, y cada vez quería más y más de Él. María cumplió y sigue cumpliendo un papel fundamental en todo esto, como madre, como guía y educadora. Le pedí que pueda moldear mi corazón a semejanza de su hijo: Cristo Jesús.

Todo esto fue un cambio radical en mi vida, hubo un antes y un después. El negro que no estaba «ni ahí» al negro que está con todo. Schoenstatt se convirtió en el motor de mi vida.

Esta misión de poder llevar la palabra de Dios, de llevar a Cristo Jesús quería ser algo constante en mi vida, quería durar para siempre.

Pero todo esto fue creciendo a medida que pasaba el tiempo, hasta que a fines del 2010, antes de terminar el colegio, me confronté con la vocación. La idea de ser un representante del mismo Cristo aquí en la tierra era algo increíble, radical, fuerte. Hoy esa idea, en mi vida, es una realidad. Doy mi sí a esta vocación que surge de una necesidad: DIOS EN EL MUNDO.

¿Fue una decisión difícil o fácil?

Tomar este tipo de decisiones no es para nada fácil. Dios toca nuestra puerta, sí, nos «llama», pero del otro lado de la puerta estamos nosotros, con dudas, miedos, pensando si esto de seguir a Dios desde la vocación consagrada es realmente lo nuestro. Uno se plantea muchas cosas y esas dudas son las que siempre te juegan en contra; «No tendré mis propios hijos biológicos. No voy a formar mi propia familia». Y en medio de esas dudas uno se aferra a la voluntad de Dios, con la certeza que los planes de Dios son siempre buenos, siempre pensando en lo mejor para el hombre. Entonces es ahí cuando uno realmente se aleja de todo ese «egoísmo» de sólo pensar en lo que «yo quiero» y abrirse a la voluntad del Padre. Así, en oración y profundo vínculo con Dios, libremente decido dar ese salto de Fe, un salto seguro, un salto a las manos de Dios, dejando todas esas dudas y miedos en manos de Ellos. María me acompaña, me prepara, me moldea, me educa, me hace hijo para luego ser padre.

Hoy tomo la decisión de decir sí al llamado de Dios, que con todo el amor se acerca hasta mí, y con todo el amor le doy mi respuesta: ¡Aquí estoy!

¿Cómo tomaron en su familia esta decisión?

El mayor problema fue decirle a mi mamá, lo tomó muy mal. Recuerdo comentarios como «SACERDOTE NO!» «Aléjate de eso mi hijo» «No quiero» «Ni se te ocurra decirle a tu papá porque se va desilusionar de vos!». Lo mejor de todo era que mi papá ya lo intuía desde antes, y a pesar de no haberle dicho nada, ya lo sabía.

Mi papá lo tomó bastante bien, más de lo que yo pensaba. Me apoyaba completamente. Tal vez no era el plan que alguna vez soñamos juntos, como el de ser un excelente ingeniero o bien un senador de la república, hasta inclusive presidente. Pero era mi decisión y me apoyaba. Mis hermanos lo tomaron bien, no llevan la religión como yo, pero era algo mío, una decisión mía y lo entendían.

Con mi mamá costó un poco más. Como que le dolía bastante, un hijo que se iba. El menor y tal vez el más mimado… Pero lo fue asimilando cada vez más y más hasta el punto que hoy me apoya completamente. Es algo de Dios y los planes de El muchas veces no son los nuestros y son un misterio, un misterio de amor.

¿Hubo algún modelo que influyera?¿Quien pudo ser un modelo para vos?

En definitiva la Comunidad de Sión, la Comunidad de los Padres de Schoenstatt. Entrar en contacto con los sacerdotes del movimiento influyó mucho en la decisión, ya que uno no ve la vocación como algo «fuera de lo normal» o lejano, sino todo lo contrario. Me enamoré del ser sacerdote día a día, y el sacerdocio lo podía ver fluir en nuestros padres de Schoenstatt. Entonces eso animó bastante la decisión. Y de paso agradezco a todos ellos, porque de alguna u otra forma, directa o indirectamente, influyeron en mi vocación, como ejemplos de hombres dignos de Dios, de Cristo, de María.

¿Qué dirías a los jóvenes que sienten el llamado a la vocación?

Que es un salto de fe, un salto muy grande. Pero no olviden que los planes de Dios son siempre buenos. No tengan miedo de ponerse en las manos de Dios, de nuestra mamá María. ¿Acaso no nos sentimos seguros con Ellos? Somos reflejos de ese Amor profundo de Dios, y la respuesta es Amor. No tengan miedo de ser valientes, de ser nobles caballeros. Que ese ideal de CORAZÓN DE FUEGO, ROCA DE LA PATRIA se haga más que nunca presente en su corazón y en el corazón de las almas que le son confiadas.

Vale la pena, vale la Vida. Vale la verdadera felicidad, la verdadera plenitud.

«¡Esta es la bandera que yo elegí, no la abandonaré jamás, se lo juro a María!»

 

Fuente: Revista Tuparenda, Paraguay

2 Responses

  1. Mabel Aquino dice:

    Qué hermoso testimonio de fe y amor! Conozco personalmente a Carlos y puedo decir que es un chico excepcional, cálido, alegre, no sé… especial! Gracias Carli por tu servicio alegre y desmedido. Te extrañaremos en demasía!
    ¡Tus bellos ojos y tu piel morena son un canto al amor del Padre!
    Gran saludo de la familia Aquino.

  2. Mari S. Padilla-Madres y Señoras Schoenstatt Puerto Rico dice:

    Como madre me da mucha alegría conocer de tu decisión, le ruego a nuestra Madre del Cielo te de cada día la fortaleza necesaria para que puedas perseverar. Que nuestra Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt sea siempre tu guía. NCPP-Mari

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