Publicado el 2011-08-30 In schoenstattianos

Partió junto al Padre Teresita de Sokolwsky

ARGENTINA, Tita Ríos. 27 de agosto. Cerca del mediodía sonó el teléfono para recibir la triste noticia: ha fallecido Teresita Sokolowsky… Se preveía este triste desenlace… Días antes su esposo había explicado la situación. Todos lo que pertenecemos a la gran Familia de Schoenstatt estábamos rezando por esta mujer digna de ser imitada.

 

 

El árbol bueno da frutos buenos, y Teresita – árbol bueno – vivió para Dios y su reino. Guió y educó a su familia en los valores cristianos: son un ejemplo de amor a la vida. Con Roque Sokolowsky, su esposo, han formado una familia numerosa: diez hijos y muchos nietos.

Un poquito más

No se dedicaron sólo a su familia. La panadería de la familia es conocida en la ciudad de Valle María y sus zonas aledañas. Han aprovechado esta empresa para seguir entregándose como misioneros y Teresita como ministro extraordinario de la comunión.

En sus momentos libres reciclaba las albas y frontales del altar con bordados alemanes, ya que la ciudad fue fundada por inmigrantes de ese origen. Entre los ornamentos que restauró, hay uno de gran valor para nosotros: un pelícano alimentando a sus polluelos… símbolo eucarístico preferido por el Padre Kentenich. Teresita rehizo los bordados en oro, repasando hilo tras hilo en un raso azul brillante.

La Alianza de Amor los llevó a darse cada día un “poquito más”, como Don João. El Santuario fue su hogar y así lo enseñó con gran respeto.

Seis ermitas

Los misioneros se fueron multiplicando, y en las distintas zonas como Diamante, Stroebel, Spazenkutter, Aldea Brasilera y toda la zona rural nacieron con las de Valle María ¡seis ermitas!

Sus peregrinaciones al Santuario de Paraná fueron constantes, llevando a los misioneros y misionados.

En su parroquia fue un instrumento perseverante, responsable, humilde y silencioso.

Consagración en familia

Un gesto para destacar de Roque: Llama a sus diez hijos para despedir a Teresita antes de ser cerrado el ataúd, poniéndose a la cabecera toma entre sus manos la imagen Peregrina y los invita a consagrarse como siempre lo hacían en familia con el “Oh Señora mía…”. Fue el la última consagración de esta familia con una madre santa, que vivió para amar y servir .

Por eso la ciudad entera acudió a despedir sus restos en la celebración de la Santa Misa, reconociendo así a esta persona noble, emprendedora, enamorada de la Campaña y de la Virgen Peregrina, por la que dio su vida hasta en el último instante.

Su hija Mabel expresa en el dolor: “Mi mamá fue bendecida al pertenecer a este gran Movimiento, gracias a todos por acompañarnos en este momento tan difícil”.

NR: Gracias a la atención de Tita y Héctor Ríos, el sábado pasado cuando recién se supo de la enfermedad cruel e incurable de Teresita, se rezó especialmente por ella en el Santuario Original en la Santa Misa “hacia el 2014”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *