ARGENTINA, Tita Ríos. 27 de agosto. Cerca del mediodía sonó el teléfono para recibir la triste noticia: ha fallecido Teresita Sokolowsky… Se preveía este triste desenlace… Días antes su esposo había explicado la situación. Todos lo que pertenecemos a la gran Familia de Schoenstatt estábamos rezando por esta mujer digna de ser imitada.
El árbol bueno da frutos buenos, y Teresita – árbol bueno – vivió para Dios y su reino. Guió y educó a su familia en los valores cristianos: son un ejemplo de amor a la vida. Con Roque Sokolowsky, su esposo, han formado una familia numerosa: diez hijos y muchos nietos.
Un poquito más
No se dedicaron sólo a su familia. La panadería de la familia es conocida en la ciudad de Valle María y sus zonas aledañas. Han aprovechado esta empresa para seguir entregándose como misioneros y Teresita como ministro extraordinario de la comunión.
En sus momentos libres reciclaba las albas y frontales del altar con bordados alemanes, ya que la ciudad fue fundada por inmigrantes de ese origen. Entre los ornamentos que restauró, hay uno de gran valor para nosotros: un pelícano alimentando a sus polluelos… símbolo eucarístico preferido por el Padre Kentenich. Teresita rehizo los bordados en oro, repasando hilo tras hilo en un raso azul brillante.
La Alianza de Amor los llevó a darse cada día un “poquito más”, como Don João. El Santuario fue su hogar y así lo enseñó con gran respeto.
Seis ermitas
Los misioneros se fueron multiplicando, y en las distintas zonas como Diamante, Stroebel, Spazenkutter, Aldea Brasilera y toda la zona rural nacieron con las de Valle María ¡seis ermitas!
Sus peregrinaciones al Santuario de Paraná fueron constantes, llevando a los misioneros y misionados.
En su parroquia fue un instrumento perseverante, responsable, humilde y silencioso.
Consagración en familia
Un gesto para destacar de Roque: Llama a sus diez hijos para despedir a Teresita antes de ser cerrado el ataúd, poniéndose a la cabecera toma entre sus manos la imagen Peregrina y los invita a consagrarse como siempre lo hacían en familia con el “Oh Señora mía…”. Fue el la última consagración de esta familia con una madre santa, que vivió para amar y servir .
Por eso la ciudad entera acudió a despedir sus restos en la celebración de la Santa Misa, reconociendo así a esta persona noble, emprendedora, enamorada de la Campaña y de la Virgen Peregrina, por la que dio su vida hasta en el último instante.
Su hija Mabel expresa en el dolor: “Mi mamá fue bendecida al pertenecer a este gran Movimiento, gracias a todos por acompañarnos en este momento tan difícil”.
NR: Gracias a la atención de Tita y Héctor Ríos, el sábado pasado cuando recién se supo de la enfermedad cruel e incurable de Teresita, se rezó especialmente por ella en el Santuario Original en la Santa Misa “hacia el 2014”.