Publicado el 2011-06-25 In schoenstattianos

Hacia el Padre – Odette Vallendor

Alfredo y Odette VallendorARGENTINA, mkf. Odette Vallendor, una de las pioneras de Schoenstatt en la Argentina, regresó a la Casa del Padre el viernes  24  de junio, fiesta de San Juan, en el año de la corriente del Padre. Odette formó parte del grupo pionero que posibilitó el nacimiento del Movimiento de Schoenstatt en la Argentina. Junto a su esposo Alfredo fue miembro del primer grupo de la Obra Familiar y hasta el día de su muerte un gran apóstol del Santuario Hogar y de la vinculación con el Padre Kentenich.

 

 

Era una niña cuando las Hermanas de María se establecieron en Villa Ballester, en 1935. En 1947, cuando el Padre Fundador visitó la Argentina por primera vez, Odette ya integraba uno de los primeros grupos de la Juventud Femenina.

Años más tarde, al contraer matrimonio con Alfredo Vallendor, comenzó a participar del primer grupo de la Obra Familiar de la Argentina.

En 1965 visitó, junto con su esposo, al Padre Kentenich en Milwaukee. Allí renovaron su consagración matrimonial y schoenstattiana, recibiendo de manos del Fundador, la misión de difundir el Santuario del Hogar en la Argentina. Tarea que realizó, junto con Alfredo, con plena fidelidad y entrega hasta hoy.

Que el Señor recompense los trabajos realizados durante todos estos años, le conceda la paz del servidor fiel y el esperado encuentro con la  Santísima Virgen.

Velatorio

Desde las 18 hs. del 24 de junio, Odette hizo su última visita terrenal al Santuario de Villa Ballester. El sábado 25, a las 10,30 hs se celebrará la Santa Misa y a las 11,30 hs partirá el cortejo fúnebre hacia el cementerio Sión del Padre, en Florencio Varela, donde será sepultada. Esa misma mañana, en el Santuario Original en Schoenstatt que ella visitó hace varios años con profunda emoción, se rezó por ella en la Misa “hacia el 2014”.

Un testimonio que habla de Odette: Albita Mansilla, de Villa Ballester

… Y Odette, que fue tan generosa con nosotros el miércoles pasado, partió esta mañana. Después de rezar el Rosario y de leer el Evangelio, se sintió mal y le fue bajando la presión; se acostó y se quedó dormida. Habíamos ido con Euge Minoli para sacarle fotos y grabarla a manera de homenaje, para los 75 años de la Juventud Femenina… Después de darnos todo su tiempo, mostrarnos sus fotos, y mostrarnos, como una niña, con esa luz en la mirada, todas las fotos del PADRE con ella, regalarnos toda su experiencia de Alianza de Amor a través de todos estos años…

Y nos contó de su confianza filial en su vida sencilla de todos los días, lo que para ella era un signo de fidelidad  de la Reina.

A ella le preocupaba que todo el valioso material de la óptica que tenía (de la profesión de Alfredo, su marido), allí se iba a arruinar y nadie se lo quería comprar… Ese mismo día lo puso en el Santuario del Hogar para que la MTA se ocupara, como siempre lo hacía… Y apareció un hombre que quiso comprar todo… no sabía cómo… ¡se llevó todo! Y al final le dijo: ‘¡Ah, mi madre tiene un cuadro como ese en mi casa!’ por el cuadro de la Mater. ‘¡¿Se dan cuenta qué fiel es la Virgen conmigo?!’.

Esa era Odette, una niña filial y confiada, hasta en las pequeñas cosa de la vida diaria. Siempre me recibió con una sonrisa, sin importar por lo que estaba pasando, siempre tenía el señorío de una pequeña princesita del PADRE, la finura en el trato, la ternura, y una paciencia inagotable.

Y siempre se prestaba al diálogo, sencillamente porque a Ella la Mater le robó el corazón y ella le dedicó su vida. Hoy esa vida se apagó, pero sigue sonriendo en el Schoenstatt eterno, regando flores y cuidando desde allí a su Alfred.

¡Para mí es un ejemplo de schoenstattiana, de madre, de mujer y de esposa! Y no puedo decir más porque estoy llorando, pero quería comunicarles esto, para que ella no haya sembrado en vano.

¡Nosotras recogemos el fuego inmenso que ardía en ese corazón que ya no late, nosotras guardamos tu herencia, y queremos llegar a ser, aunque sea un poquito, como ella!

Tu fidelidad crucificada nos compromete y nos guía. ¡Gracias!

Fuiste tan maternal… mamá  de muchos mas hijitos que los que pariste, fuiste sencilla, orante y fiel, fuiste y seguirás siendo la hija luminosa y fiel del Padre que el Dios bueno me permitió conocer. ¡Gracias! Los grandes de espíritu no mueren, solo parten, quedan aquí, para siempre, como ejemplo, huella y herencia».

“Nos queda su sonrisa de brazos abiertos”, agregan Viviana y Roberto Sosa, “su permanente presencia aunque no pudiera moverse tanto, su casa abierta a quien quisiera ir, su trato cordial, afectuoso y cálido. Fue una gran madre para toda la comunidad y así la recordaremos. ¡Te vamos a extrañar! Que Dios y la Mater acompañen especialmente a Alfredo y a todos sus hijos…”.

Odette merece llevar en su lápida, porque lo ha vivido, el ideal de la Familia de Schoenstatt de Villa Ballester: “Desde aquí, en fidelidad crucificada, forjemos el Nazaret del Padre”.

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