Publicado el 2014-11-16 In Jubileo 2014

Recordando el Jubileo: Una Celebración del Encuentro

SUDÁFRICA, Sarah-Leah Pimentel. Ya pasaron tres semanas y aún me estoy recuperando.  Estoy en casa. De vuelta al trabajo. Retomando la rutina diaria. Sí y no.  Es imposible haber experimentado tanta gracia y estar igual que antes.

 

 

Realmente, se vivieron tantas cosas durante las celebraciones jubilares en Schoenstatt y en Roma.  Tardaremos meses y años en comprender verdaderamente las bendiciones recibidas.  Así que ¿por dónde empezamos a procesar lo vivido?  En mi caso debería preguntarme: ¿qué fue lo que más me conmovió?

Un encuentro de gracia

En el año 2009 unas 100 personas se reunieron en Schoenstatt para discernir lo que nuestra MTA y el P. Kentenich desearían para este Jubileo.  Si bien proveníamos de distintos lugares, con idiomas, culturas y actividades diferentes, al final de la Conferencia el Espíritu Santo hizo que los participantes hablaran con un mismo corazón y un mismo espíritu. Cor unum in patre.  Tuvimos un encuentro con la gracia y nuestro sueño era que todos nuestros hermanos y hermanas de Schoenstatt pudieran experimentar también este momento de gracia.

Y entonces respondiendo a la pregunta – ¿qué es lo que más me conmovió durante las celebraciones jubilares en Schoenstatt? Los momentos de encuentro.  Y hubo tantos.  Conocer a un extraño y descubrir que su amigo es amigo nuestro.  Entablar una nueva amistad.  Dar un vistazo a la multitud y ver una cara familiar a la que hace nueve o catorce años no veíamos.  Recuperando amistades olvidadas.  Sentarse al final del día con tu grupo de peregrinos y descubrir algo nuevo sobre la persona con la cual compartimos tantos años. Mirar cómo el amor iba creciendo entre dos personas durante largas caminatas por la montaña, para ir a almorzar o para visitar juntos nuestros lugares santos.

Cor unum in patre.  El momento en el cual, durante la Vigilia en el Santuario, 7.600 personas permanecían en silencio, encendían sus velas y respondían al desafío de los corredores de la Fackellauf de ser la luz que brilla para una nueva generación, siguiendo los pasos del P. Kentenich y los primeros congregantes.  Cor unum in patre.  El momento en el cual nuestra MTA salió de su santuario para caminar con sus hijos por la Arena de los Peregrinos.  Ella vino hacia nosotros. Encuentro.

La gracia no viene de nosotros

Hace cinco años escribí que la vida de la alianza comenzó a fluir paulatinamente del Santuario Original el 18.10.1914 y volvería con la fuerza de un poderoso río cuando todos los hijos de Schoenstatt se hicieran presentes física o espiritualmente el 18.10.2014 para renovar su compromiso.

No es así como lo planeó la MTA.  Ella nos invitó, sí, a visitarla en su lugar especial.  Pero quería recordarnos que la gracia no viene de nosotros.  Nada sin ella.  Es debido a la gracia del encuentro con nuestra Reina que podemos reflejar esa gracia en aquellos que encontramos en nuestro propio viaje por la vida.  Y entonces ella vino hacia nosotros, reunidos y esperando en la Arena de los Peregrinos y en tantos santuarios, santuarios hogar y santuarios del corazón de todo el mundo.  ¡Qué fiesta que tuvimos! ¡Qué encuentro! Todos de pie cantando, gritando, sonriendo, flameando las banderas a su paso.  Ella vino hacia nosotros. Un encuentro con la gracia celestial.  Un encuentro de gozo.  Un momento de unidad familiar.  Cor unum in patre.  Una Madre en el corazón de su familia en la cual renovó la alianza de amor con nosotros.

La arena de los peregrinos en la vida

Luego la Madre volvió al santuario, pero no la seguimos.  Nos quedamos en nuestros lugares.

Ella está siempre en el santuario, así que conocemos el camino a casa.  Pero ella es también la Madre Peregrina.  Una madre que sale al mundo, buscando siempre un encuentro con sus hijos que erróneamente creen que son huérfanos.  Y como creen que son huérfanos, no saben que tienen una madre (como dijo el Papa Francisco durante la audiencia que tuvo con nosotros en Roma).

Es por eso que nos pide ayuda.  Estamos todos en la gran arena de los peregrinos que es la de nuestra vida en el mundo.  Podemos ver corazones humanos que están tristes y solos, pero en su dolor no pueden ver que su madre los está cuidando.  Escuchando y diciendo palabras de consuelo, podemos tomarlos de la mano y presentárselos a la madre que siempre ha estado esperándolos.  Ya no necesitan ser huérfanos. Nada sin nosotros.

Encuentro.  Cor unum in patre.  Unidad.  Estas fueron las gracias del Jubileo recibidas en Schoenstatt.

Y este fue solo el comienzo.  Habría muchos más encuentros de gracia esperándonos en Roma…

 

Original: inglés – Traducción: Cecilia Mata, Buenos Aires, Argentina.

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Publicado el In Jubileo 2014

Recordando el Jubileo: Una Celebración del Encuentro

SUDÁFRICA, Sarah-Leah Pimentel. Ya pasaron tres semanas y aún me estoy recuperando.  Estoy en casa. De vuelta al trabajo. Retomando la rutina diaria. Sí y no.  Es imposible haber experimentado tanta gracia y estar igual que antes.

 

 

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2 Responses

  1. Ruth dice:

    Siempre me impacta cuando constato la unidad en la que estamos inmersos por la Alianza de Amor, es algo que en mí produce una emoción fuerte, el 18 de octubre no pudimos llegar al Santuario, sin embargo tuvimos una experiencia especial, en nuestro Santuario Hogar, renovamos nuestra Alianza allí viendo y escuchando a muchos hermanos,nos transportamos con el corazón, también a nuestro Santuario de Belén, un mismo corazón, un mismo espíritu.Muchas Gracias por tus palabras. Cor unum in Patre

  2. Aury Rosa dice:

    Me emociona mucho tu testimonio. Lo has descrito con tanto ardor y profundidad que me hiciste ir nuevamente a Schoenstatt y vivir con tus palabras mi experiencia durante esos bendecidos días . Gracias. Cor unum in Patre

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