Publicado el 2011-01-04 In Jubileo 2014

Desde nuestro bicentenario paraguayo a nuestro centenario schoenstattiano

PARAGUAY, María Luz Fleitas/P. Antonio Cosp. El bicentenario de Paraguay como camino al centenario de Schoenstatt: la Familia de Schoenstatt de Paraguay pone un acento original a la gran peregrinación de toda la Familia de Schoenstatt rumbo al 18 de octubre de 2014. La visión que les guía en los proximos años: Como familia misionera, de la mano del Padre, regalar cultura de alianza para refundar nuestro Paraguay. Como lema para los proximos dos años, formulan: Familia en alianza por un nuevo Paraguay.

«Ya no se menciona la cultura de alianza», explica el P. Antonio Cosp, Director del Movimiento, «sino que directamente se remarca la alianza como un bien a mantener y acrecentar. Tupãrenda tiene una visión por algunos años: Ser María regalando hogar. La Iglesia Santa María de la Trinidad y nuestros santuarios son el símbolo del misterio de Schoenstatt cuya vigencia fundamental calculaba el Padre para los próximos 400 años. A la sombra del Santuario… A tener en cuenta es el cultivo del espíritu de modo que la alianza se mantenga viva en cada uno.

Una nación de Dios

En su aporte inicial a la jornada de planeamiento 2010-2012, destaca las grandes líneas.

Cito a nuestros obispos: «Nueva evangelización para un nuevo Paraguay. El bicentenario debe marcar el rumbo para los tiempos nuevos. Los orígenes de la patria se han cimentado sobre una cultura católica. Desde entonces, nuestro pueblo mira al futuro con esperanza. Y la Iglesia ha respondido con un fuerte protagonismo acompañando a su pueblo en medio de tragedia catastróficas: la guerra grande y la última en América Latina». (Carta pastoral, noviembre 2010)

Descubrimos una mirada muy benevolente de la Mater sobre nuestra sufrida patria. Elige a los jesuitas para que realicen aquí su mayor proyecto histórico: una nación de Dios. Este proyecto dejó mucho en el alma de nuestros compatriotas indígenas y un corazón de fuego, el de Roque González. Luego busca una persona excepcional para la posguerra, a Juan Sinforiano Bogarín, a quien le cupo ser obispo y primer arzobispo por 54 años. Me imagino a Roque y a Juan Sinforiano dialogando con la Mater para que haga algo para estos tiempos más nuevos de la historia que marcarán el rumbo de los próximos 400 años. La mirada del P. Kentenich fue un anticipo en 1949. «En estas tierras Schoenstatt tendrá un desarrollo exuberante como exuberante es su naturaleza». Luego la llegada de Schoenstatt en 1959 por caminos providenciales.

Miramos el bicentenario con la misma esperanza que siempre tuvo nuestro pueblo. Para convertirla en realidad hacen faltas mentes nutridas en nuestro Profeta y corazones ardorosos, sacrificados, como Roque González de Santa Cruz.

Schoenstatt llega al Paraguay 50 años antes del bicentenario para ofrecerle a la Iglesia y al país el proyecto de un Paraguay jaipotava para luego poner mentes, corazones y manos en su realización paso a paso.

La visión y el jubileo de los 100 años de la alianza

Se destacan sobre todo tres aspectos:

1. Peregrinamos al Santuario Original para renovar el proceso fundacional de aquellos años. El plasmar el hombre nuevo en la nueva comunidad; la conquista de la santidad; el espíritu de entrega y misionero de los congregantes héroes.
2. El misterio fundante, la alianza de amor con la Mater debe penetrar cada corazón schoenstattiano. Y este debe convertirse en misionero para conquistar muchos corazones.
3. Plasmar todos juntos, como Familia en alianza, una cultura de alianza que abarque nuestra propia familia, muchas otras familias, nuestro ámbito de trabajo, la pedagogía, la Iglesia, nuestro vecindario, nuestros compromisos sociales y políticos.

Cultura de alianza

¿Y qué es la cultura de alianza? Antes definamos cultura como el cultivo de la vida de un pueblo, el modo de expresión de su identidad en todas las facetas del esperar y quehacer de un pueblo. Engloba las costumbres y tradiciones, la industria y el desarrollo, la fe y los símbolos, la fiesta y el arte, la manera de entablar relaciones jurídicas y afectivas.

A partir del acta de prefundación, el Padre Kentenich quiere abrirnos las puertas a una cultura donde se viva una profunda relación con María, un mundo de libertad y autenticidad, de misión y trabajo con uno mismo. Así va naciendo una nueva forma de vivir que se expresa de muchas maneras.

Como nuestra Alianza de Amor con María no es un acto puntual realizado en el Santuario, sino la experiencia de transformarnos en socios, de hacernos hijos y caballeros, de tenerla como Madre y Reina permanente en nuestras vidas, se va forjando CON Ella una relación, una unión que perdura y se enriquece con cada hecho de nuestras vidas compartido . Así, la Alianza de Amor con María se transforma a lo largo de la vida de un schoenstattiano en una relación paradigmática, esto es, ejemplar y modificadora de las otras relaciones. Esa es la cultura de alianza. … Por algo le decimos: Madre, enséñanos a caminar por la vida… (de la Jornada de Planificación).

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *