BOLIVIA, Lizzie Loetz. A través de valles, cumbres y cerros nevados, el Símbolo del Padre llegó al Santuario del altiplano. Achumani se llenó de alegría y en este Símbolo, signo de unidad de la Familia universal, todos se han sentido unidos en torno al Fundador. Él quiso dejar este Símbolo como signo de la presencia amorosa y providente de Dios Padre en su Familia.
La rama de señoras de Achumani se empeñó en lograr que la peregrinación del Símbolo del Padre incluyera a Bolivia, pero el gran trabajo lo realizó la Mater. Ella, sabiendo de esos anhelos, fue abriendo los caminos y facilitó lo que parecía muy difícil: que aparecieran manos que transportasen el Símbolo desde Colombia hasta La Paz, en Bolivia.
Apareció la Hna. Eugenia María, que llevaría el Símbolo hasta Bellavista, y desde allí se ofrecieron José, Rafael y Pedro (madrugadores chilenos que viajaron a Bolivia para un encuentro internacional). Así, justo para el 18 de junio, Achumani recibió la esperada visita. ¡Gracias Mater, siempre haces bien todas las cosas!
Bajo la mirada de Dios Padre
Todos los grupos se turnaron en hacer guardia mientras el Símbolo permaneció en el Santuario. Por las noches visitó los Santuarios del hogar de algunos matrimonios, acompañó la jornada internacional de los sacerdotes y seminaristas diocesanos, y a las familias de las Hermanas de María bolivianas, Maria de la Luz y Maria Lizette.
Bajo la mirada de Dios Padre, crece la convicción – expresada por el Padre José Kentenich en una de sus homilías – que «Dios nos ve, nos ama y nos necesita. Y recíprocamente, cada hijo lo ve, lo ama y lo necesita». La presencia amorosa de Dios Padre hace bien, infunde ánimo, pues el valora a cada hijo «como a la niña de sus ojos», en toda situación en la que se encuentre.
La Familia de Schoenstatt de Achumani quiere buscar permanentemente la presencia del Dios vivo, dejar de lado la cantidad de pequeñeces que distraen su atención y ciertamente hallará así seguridad en ese Dios paternal que protege y guía a todo hijo que se abandona a su conducción divina, tal como lo hizo María y el Padre y fundador de Schoenstatt.
El Símbolo del Padre también fue recibido por la Familia de Schoenstatt de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
