COSTA RICA, Margarita de Escorriola •
En una hermosa noche de diciembre, en las vísperas de la celebración mariana de la Virgen de Guadalupe, catorce chicas de la Juventud Femenina de Costa Rica sellaron su alianza de amor con María. —
La ceremonia se realizó a la sombra del santuario “Familia de Esperanza”. La emoción por haber llegado el gran día de sellar sus alianzas era evidente en las chicas y sus familiares. Estas jóvenes se prepararon con amor y fidelidad durante todo un año con reuniones quincenales, participaron de charlas, testimonios y un retiro en el santuario. Esta preparación tuvo un sello especial, ya que se realizó en un año de muchos desafíos, y la respuesta de estas chicas fue magnánima, llena de confianza, valentía y compromiso. Aprovecharon su tiempo de confinamiento para trasformar sus corazones y prepararse de la mejor forma posible, para ser dignas aliadas de María. Realmente, entregaron una “serenata” de anhelos, ilusiones y contribuciones al capital de gracias para construir un templo en sus corazones, en donde resuenen para siempre las palabras de María de Guadalupe: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”
La alianza no es simplemente un momento de piedad
La ceremonia de alianza tuvo lugar dentro de la Eucaristía oficiada por el P. José Luis Correa, asesor nacional de la Juventud Femenina en Costa Rica, quien brindó una especial homilía en donde les hizo ver a las chicas que “la alianza no es simplemente un momento de piedad, de devoción mariana, sino que en Schoenstatt es algo totalmente distinto, es querer asemejarse a la Mater… Lo importante es unirse a María, para hacerlo todo siempre con ella. Nada sin ti, nada sin nosotros… la alianza se demuestra en las cosas cotidianas, en las cosas pequeñas y así se demuestran las cosas más grandes. Heroísmo de la vida diaria, de lo concreto, de lo cotidiano, a veces silencioso, a veces ruidoso…ahí se nota que son aliadas… Sean unas pequeñas Marías”.
Como muestra del compromiso de hacer vida su alianza, las chicas entregaron a la Mater un pequeño ramo de flores blancas, como símbolo de esa actitud de hijas pequeñas en manos de Dios, sencillas y puras, que están llamadas a ser. Luego cada una recibió su medalla de alianza y entró al santuario, para entregar, frente al altar, su oración de alianza.
“Hágase en mí según tu palabra”
Al finalizar la ceremonia de alianza, no podían falta la alegría, las fotos, los abrazos profundos de las chicas con sus padres, que no podían ocultar su satisfacción y uno que otro dejaba escapar una lágrima de alegría. Al respecto, José Luis Campos, papá de Lucía, manifestó: “El Evangelio nos dice que María fue visitada por el arcángel Gabriel para anunciarle que sería la madre del Redentor. Su respuesta, con casi la misma edad que las muchachas que hicieron la alianza de amor, fue ‘Hágase en mí según tu palabra’.
La alianza de amor representa igualmente ese acto de sometimiento a la voluntad divina, en tiempos en que prácticamente es mal visto creer en Dios por ser anticuado y oponerse a los valores predominantes de placer en vez de esfuerzo, libertad en vez de compromiso y fe en vez de una mal llamada apertura de mente. Por eso, cada vez que un grupo de jóvenes se compromete y da el paso hacia adelante, es motivo de esperanza. Cada uno de nosotros como progenitores debemos sentirnos fortalecidos, al igual que ellas, y confiados en que ese ‘Sí’ a la Mater seguirá dando frutos”.
Esta es nuestra esperanza: que por la fuerza de la alianza estas chicas caminarán por la vida sostenidas por la Mater y con su corazón anclado al santuario. Confiamos con alegría que serán pequeñas Marías y que transformarán lo cotidiano para hacerlo mejor.
