Publicado el 2012-05-15 In Vida en alianza

Punto final para la causa de Mario Hiriart

ROMA, Amelia Peirone. Para la humanidad, para casi todo Chile, para considerable número de schoenstattianos, este día – 14 de mayo de 2012 – y este gesto de entregar definitiva y oficialmente las 60 copias de documentación llamada Positio, no significa absolutamente nada. Sin embargo, ese mismo gesto de confiar a la Congregación para las Causas de los Santos esos volúmenes de 554 páginas, forrados en rojo y letras en dorado, para unas pocas personas tiene un significado inmenso, es todo un mundo, es la expresión del mejor fruto de Chile, es la concentración de lo más valioso de Schoenstatt.

Este hecho admitirá lecturas, aquí dos. Una se sustenta en el proverbio asumido por la filosofía: “nada es querido si no es antes conocido”. Bien, hoy debería ser una fiesta para el pueblo chileno y toda la familia espiritual y no lo es, muchos se enterarán con retardo. Si la razón es la que presenta el adagio, tarea debida y urgente es hacer conocer quién es Mario Hiriart -pues él pertenece y tiene una Familia- para que se le ame, no tanto por su perfil humano, sino por la obra magnífica de Dios en él, lo cual alienta la esperanza de que el mismo Dios lo hará también con nosotros si abrimos el alma como Mario, al modo más mariano que pueda conocerse por estos tiempos. Otra lectura es que el pueblo de Dios nace del “resto de Israel” (Jer 31, 7) casi insignificante y pobre, los anawim, y Mario lo era indiscutiblemente. Si es ésta la lectura justa significa entonces que, como la semilla más pequeña del Evangelio, crecerá hasta ser el más grande de los árboles donde muchos se cobijarán a su sombra (Lc 13, 19) y se multiplicará como las estrellas del cielo y las arenas del mar (Gn 22, 17).

Marcada por la lucha y la conquista, el esfuerzo y la entrega al límite

Por otro lado, se suele pensar que las causas llevan la impronta de cómo fue la vida del candidato. Si es así, ésta es el calco perfecto. Narrar las innumerables complicaciones en el camino procesal, por razones externas a la causa misma, hoy no le sirve a nadie, y calcular la suma de esfuerzo por superar firme y pacientemente cada paso, haría dormir de aburrimiento a cualquier público, sin embargo, hay que decir que la causa lleva la nítida firma de Mario, es lo más parecido a su vida, donde cada circunstancia estuvo marcada por la lucha y la conquista, el esfuerzo y la entrega al límite, nada le fue facilitado ni se dio al acaso. Fue su fidelidad la que permitió construir el inmenso cáliz que fue él, y el Cristo que él anhelaba lo llenó de sí mismo hasta rebalsar sus bordes.

Hasta que diera fruto nuevo

Cuando otorgaron el premio Orrego Puelma al mejor de la promoción, el ingeniero Mario leyó un discurso donde dio gracias a Dios de principio a fin y en todas las formas; el público quedó perplejo ante las palabras del joven de 26 años que se expresaba así. Hoy, a algunos nos queda clarísimo aquel gesto anticipatorio, al final de un camino como éste, sólo y únicamente tienen sentido esas mismas palabras: “Gracias a Dios”. Y es justo dar gracias a personas, a los Padres de Schoenstatt que sostuvieron contra viento y marea la apuesta por la causa, a los Hermanos de María, los que guiaron, trabajaron, difundieron, pero es tal la magnitud de abismo entre una y otra que la gratitud mayor llama con voz de cascadas a entrar en su torrente (Sal 42, 7), por ello la dirigimos a Dios y Él se encargará de pagar a cada obrero el salario merecido (Mt 10, 10). Nadie más que Dios, con sus aliados definitivos, la Mater y Mario, ha sido quien abrió cada rendija a su tiempo, transformando cada obstáculo en una posibilidad, cada porfiada negativa en un campo de labranza hasta que diera fruto nuevo.

Se sienten los pasos de los que llegan desde lejos a apropiarse de esta “llameante bandera”

Si bien el contenido documental de la Positio sólo podrá ser público cuando los teólogos den sus votos sobre la heroicidad de las virtudes vivida por Mario, la alegría que ya nos causa hace soñar con nuevos campos más amplios, con quienes descubren a Mario como un tesoro lleno de sorpresas eclesiales y universales, facetas culturales de alianza, santidad gozosa en cada día. Se sienten los pasos de los que llegan desde lejos a apropiarse de esta “llameante bandera”, noble hijo del padre y profeta Kentenich de María, ellos escuchan “la voz de Mario que habla en la sangre”.

Por la parte que me toca, hice todo y lo mejor que pude, vivo el gozo de esta hora de Mario, él coronará y glorificará la obra de Dios y de la Madre, regalando a la Iglesia el signo que espera por un milagro.

A-Diós.

1 Responses

  1. Juan Enrique Coeymans Avaria dice:

    Que alegría que el proceso de beatificación de otro hijo de nuestro fundador avance. La santidad de los hijos mostrará la inmensa y plural santidad del fundador.
    Mientras, me duele que los tres beatos sacerdotes diocesanos de Schoenstatt, a quien nadie conoce, de ellos por supuesto no hay ni siquiera una foto en nuestros santuarios, mostrando lo poco agradecida que es nuestra Familia de Schoenstatt con los regalos de santidad de hijos de nuestro padre que nos han regalado la Mater y el Señor.
    Ojalá que esta deuda de gratitud se repare prontamente antes del año 2014.

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