CHILE, rcl. Montserrat Z., una joven de 18 años, participó por primera vez en las {cms_selflink page=»misiones-familiares» text=»Misiones Familiares«} en la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de Los Vilos, organizada por la Familia de Schoenstatt de Los Pinos. Ella relata como vivió estos días, algo distintos a los de las misiones de la juventud.
«Les quiero contar que este verano 2010 me tocó vivir una experiencia única… Fui por primera vez a las misiones familiares.
Ya había participado en algunas misiones anteriormente, pero nunca de este estilo «familiar», así que partí con algunas inquietudes y expectativas distintas, ya que además fui con toda mi familia, de la que la mayoría nunca había misionado antes… pero resulta que aunque partimos un sábado llenos de dudas e impulsados por mi mamá, una vez que llegamos y fuimos recibidos por los Maíz, nos sentimos inmediatamente «como en casa».
A medida que pasaron los días nos sentimos súper acogidos y contentos de estar ahí, por lo que los seis llegamos de vuelta a Viña muy agradecidos por la semana que habíamos compartido: realmente fue un regalo de Dios… y significó, por otro lado, un regalarse, un entregarse con cariño y alegría, con disposición de ayudar en las tareas diarias, a abrirse y conocer tanto a los misioneros como a los amigos de Los Vilos.
También implicó vencer pequeños miedos e inseguridades al enfrentar una puerta, temiendo hacer algo incorrecto o decir algo ridículo… En fin, fue una oportunidad para auto superarse, hacer pequeños aportes al capital de gracias, darse y enriquecerse al aprender del resto…
Sentirse en casa
Conocimos el sector de Los Vilos, a cargo de los tíos Rodrigo y Coné que se portaron de lo mejor como jefes y trabajaban en conjunto con los jefes jóvenes: Kiko y Callú… realmente ejemplares!!! Siempre entusiastas, sonrientes, preocupados de todo y todos, permitiéndonos vivir una «semanita de cielo».
El día comenzaba tempranito con una Misa celebrada por el Padre Jaime y luego teníamos muchas actividades, aprovechando bien el tiempo. Sino era misionando o en reuniones-aperitivos familiares, se daban muchos momentos de encuentro, de juegos (como el angelito secreto), de risas, hasta de competencias de volley… Y como es lógico, ¡de momentos de oración! Me encantaba especialmente la oración de la noche, con temas guiados, porque servía para reflexionar y decantar todas las significativas vivencias. Además teníamos un ratito de adoración al Santísimo.
Otras actividades fueron los diferentes talleres, una obra de teatro increíble y una visita al hospital muy emocionante.
Realmente en Los Vilos fuimos muy bien recibidos y la gente nos dio un verdadero ejemplo de perseverancia, generosidad y fe.
El lema «Contigo María, formando Familia en Cristo» resume perfectamente el espíritu de calidez y unión familiar que cada uno experimentó, porque el énfasis puesto en la misión interna es especial y permite que se armen y fortalezcan vínculos entre los mismos misioneros, incluso entre papás e hijos…
Por eso nuestros corazones regresan llenos de emociones y rostros de amigos en los que descubrimos a Cristo. ¡Me encantaría repetir la experiencia el próximo año!