Pidiéndole a la Mater que nos guíe al pueblo donde ella quería llegar

PARAGUAY, Sonia y Eduardo Morales. Benjamín Aceval, en el Chaco Paraguayo, fue el territorio escogido este año por la Mater para enviarnos a misionar. Mucho habíamos rezado pidiéndole que nos guíe al pueblo donde ella quería llegar, y grande fue nuestra sorpresa cuando al pedirle permiso al cura párroco, nos comentó que justamente él estaba formando a sus catequistas para que desde septiembre sean misioneros, teniendo en cuenta el documento de Aparecida, y que le parecía ideal que se inicien con las Misiones Familiares.

Es que este año las misiones familiares han tenido un toque diferente. Normalmente vamos en julio durante las vacaciones de invierno por 5 días a vivir a un pueblo del interior, con toda la familia, más otros jóvenes que se suman a nuestra familia, creciendo no sólo el número de hijos sino también nuestros corazones de papás misioneros. Debido a la gripe AHN1, las misiones este año fueron pospuestas, lo que causó un gran dolor en todos: Sentimos que el bálsamo del cual nos nutrimos para llegar a fin de año este año podría no darse, pero el pueblo ya nos esperaba ansiosamente así que nos propusieron ir a misionar de viernes a domingo, coincidiendo con su Fiesta Patronal, Santa Rosa de Lima. Fue así que tuvimos que realizar en dos días y medio lo que normalmente hacemos en cinco días. El desafío era grande, pero todos los misioneros dieron su sí incondicional. «Grandes tareas, sobre débiles hombros».

Cumpleaños gigante para 1.000 niños

Iniciamos nuestras tareas reacondicionando la escuela que durante esos días será nuestro hogar. Por la noche tuvimos un «entrenamiento» guiado por los jefes jóvenes, ya que sabíamos se venían días bastante duros por las actividades a realizar y la temperatura bastante elevada, típico de la zona del Chaco Paraguayo. Esa misma noche tuvimos nuestra «tradicional» Misa de Envío en nuestra hermosa capilla. El P. Tommy Nin Mitchel celebró la misa, y luego de imponer la Cruz del misionero al Cura Párroco de Benjamín, también nos impuso a todos los papás, y nosotros a nuestros respectivos hijos. El sábado la tradicional matinée (cumpleaños gigante para 1.000 niños) hizo que tuviéramos que madrugar, pero todo quedó recompensado con la alegría y la sonrisa de cada niño que fue hasta el lugar ambientado por todos los misioneros. La torta más que gigante fue un deleite para chicos…y para grandes también.

Un rosario iluminado como parte de la celebración de las Fiestas Patronales

Esa misma tarde se realizó el encuentro con jóvenes, con adultos y de la Campaña del Rosario, finalizando luego con un rosario iluminado como parte de la celebración de las Fiestas Patronales. Quedaba ya muy poco tiempo para misionar, pero sobraban las ganas tanto de los viejos misioneros y la curiosidad de los nuevos, que muchas veces no entienden el porqué de tanta locura por ir a misionar, más los jóvenes del pueblo que se habían estado formado para ello. Así lo hicimos el domingo bien temprano: partió cada familia con sus hijos, peregrina, Biblia y rosario en mano a golpear las puertas de los hogares. Fuimos recibidos con los brazos y corazones abiertos, y es que todo era fiesta en esa ciudad.

Alguna que otra sopa paraguaya para aplacar el hambre o un sabroso y helado tereré era el inicio de una larga charla en cada hogar, donde la Mater una vez más era la Reina.

La Mater nunca se deja ganar en generosidad

Finalizamos el domingo por la tarde con la misa central de la Fiesta Patronal celebrada por el Obispo de la Diócesis, que junto con los misioneros del pueblo recibió su Cruz, dando inicio en toda la Diócesis a su misión Intercontinental. Con inmensa alegría y agradecimiento fuimos despedidos por el pueblo, ¡y es que la Mater nunca se deja ganar en generosidad!

Nos comentaba Lucía, una nueva mamá misionera: «Recién ahora puedo entender ese loco amor que ustedes tienen por las Misiones familiares», que desde este año nos acompañan como familia. «Ya habíamos participado el año pasado en el matinée, pero no lográbamos entender ese enamoramiento». Y es que las misiones son así, una locura que sólo estando adentro y participando se puede entender.