mkf. ¿Pero por qué se le llama la Noche del Santuario? Si todavía es de día… dice un sorprendido paseante de otra generación, observando el interior de la gran carpa. Lo que él ve es sólo el marco – importante, magnífico, realmente bueno – del núcleo del verdadero suceso: la Noche del Santuario, ese momento en medio de la noche, justo a medianoche, cuando en el fulgor de las llamas, antorchas y luces, cientos de jóvenes rodean silenciosamente el Santuario Original y adoran, con María, al Redentor en la custodia, cuando todos llevan al Santuario la «Carta de esta noche», cuando confluyen la Jornada Mundial de la Juventud y la corriente de gracias de Schoenstatt y rezan: «Mater, te traemos en nuestras cartas el ‘nada sin nosotros’ de la Alianza que hemos hecho contigo. El ‘nada sin ti’ es el regalo que nos harás nuevamente en esta noche». Esta es la Noche del Santuario. Es cuando el Santuario Original resplandece como en ninguna otra noche.
El camino al Santuario comienza en la gran carpa, donde aún se oyen alegres risas. Imágenes, palabras, símbolos y danzas hablan del futuro, de la vida, de la vida que está en las manos como un gran ramo de flores multicolores que sólo promete felicidad, y de la vida como un futuro destrozado, segado, imposible. No se trata solamente de sanar al mundo, se trata de la vida en todas sus facetas, de la suerte y de las puertas que se cierran, que se cierran de golpe. En todas estas situaciones – así dice el sencillo mensaje – hay alguien aquí que siempre es fiel a su promesa.
La carta de la Noche del Santuario
En un momento de silencio, cada uno es invitado a escribir su «Carta de la Noche del Santuario» dirigida a María, a Jesús, a escribir lo que lo conmueve en esa noche, ante el futuro, en toda su vida. Un silencio increíble… Sólo el hablar con Dios sobre todo nuestro futuro. Las cartas son llevadas en peregrinación al Santuario Original, desde la carpa, por la calle Hillscheider, pasando por el puente Franz Reinisch, por el cruce (conocido en estos días, gracias a un gran cartel, como «Cruce de Autopistas Schoenstatt»), junto a la oficina de informes para peregrinos hasta llegar al Santuario Original. Allí ya están dos misioneros con la Peregrina Auxiliar internacional, con la que – al final de la fiesta – serán enviados para las segundas misiones en Alemania. «Ya tiene una reluciente placa de plata», dice Dennos con un guiño. Claro, es la más nueva, es la placa de las primeras misiones…
¡Han llegado a su destino!
La gran cruz, el logo de Schoenstatt y la cruz de la unidad en conjunto, encabezan la procesión. Las antorchas iluminan el camino. La acompañan los cantos, las oraciones y el silencio…
El Santuario Original, brillantemente iluminado, una gran imagen de la Mater y el fuego que arde en numerosas lámparas, esperan a los jóvenes en la oscuridad de una noche excepcionalmente cálida, con el cielo cuajado de estrellas.
«¡Han llegado a su destino!» dice el orador, como los sistemas de navegación que portan algunos automóviles modernos. Cuando se llega al destino se mira alrededor. ¿Es éste el lugar al que me dirigía? Continúa el orador: «En este lugar ha habido jóvenes que sintieron: Dios me ha elegido…» Ese llamado es algo que, casi cien años después, vale para estos jóvenes y para todos los que han venido con ellos. «El Santuario existe para este llamado de Dios. Por eso estamos aquí. Y este momento puede transformarse en un instante sagrado. Abrámonos a la gracia de este lugar santo…».
Nada sin ti, nada sin nosotros. El llamado está ahí y se dirige a nosotros. Estamos aquí y la gracia puede fluir.
Adoración
El Santísimo en la custodia, Jesús en la Eucaristía, es llevado del Santuario Original. Muchos se arrodillan en el césped. Himnos eucarísticos, oraciones, silencio… Las palabras de Torsten Hartung – que está ahí con su esposa – dichas en la mañana, se llenan de significado. ¿Ante qué reacciona interiormente primero el hombre? ¿Ante la voz o ante la palabra? Ante la voz… Las voces de los jóvenes reunidos ante el Santísimo en el Santuario Original, transmiten mucho más que las palabras (muy hermosas) de sus oraciones y cantos. Es realmente la Noche del Santuario. Padre nuestro…
Repica la campana del Santuario Original. ¿Ya es casi medianoche? Acompañado por antorchas, llega el pequeño Santuario de acrílico transparente en el que se depositan las cartas de alianza. Se hizo por primera vez en 2005, con ocasión de la Alianza de Amor por la juventud del mundo, y desde entonces, en cada Noche del Santuario. ¿Qué hay ahí dentro? «Sandra ¿qué te parecería que, siendo de Paraguay, y habiendo regresado después de cinco años, supieras que tu carta está ahí?».
Ahora, aquí, unidos
«Querida Mater, en nuestras cartas te traemos el ‘nada sin nosotros’ de la Alianza contigo. El ‘nada sin ti’ nos lo regalarás de nuevo en esta noche». Conscientemente la juventud schoenstattiana alemana se une a la de todo el mundo en la renovación de la Alianza de Amor. Ahora, aquí, en este lugar, unidos, por la juventud del mundo. Noche del Santuario. El Santuario de Schoenstatt vive del amor de quienes lo visitan: así lo afirmaba el título de un periódico. En esta noche está lleno de vida…
Entretanto, los misioneros han retirado la imagen Auxiliar del Santuario. Desde aquí y con ella, serán enviados a las segundas misiones en Alemania, que comienzan el 10 de septiembre. Justamente en el 60º aniversario de la Campaña de la Virgen Peregrina, la Auxiliar representa la gracia misionera de la Original.
Un momento
La custodia y el Santuario de acrílico con todas las cartas vuelven al Santuario Original y entonces todos los jóvenes se reúnen ahí. Uno tras otro le llevan a la Mater su «carta de alianza» y los demás guardan una respetuosa distancia para que cada quien tenga un encuentro muy personal con María y su Hijo. La banda 1+1=11 repite una vez más todo el repertorio de esta Noche del Santuario, y la larga fila de jóvenes llenos de expectativas sigue esperando delante del Santuario. Nadie tiene apuro…
La Auxiliar está delante del Santuario y los misioneros le colocan velas… primero una, luego dos, tres, cuatro… En torno al Santuario hay sacerdotes dispuestos para conversar o confesar. Siempre hay jóvenes que esperan su momento para entrar al Santuario.
La cruz del altar, cuyo fuego se ha extinguido mientras tanto, arroja una clara sombra en la pared del Santuario iluminado y debajo sigue la larga fila de jóvenes.
Una imagen de esta Noche del Santuario, cinco años después de Colonia y uno antes de Madrid.
Una imagen para un Schoenstatt vital y juvenil, en espera de la gracia de 2014.
Video
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Traducción: aat, Argentina, Eduardo Shelley, México
