Publicado el 2014-06-04 In Francisco - Mensaje

No sean la aduana del Espíritu Santo

org. Todos los estamentos de la Iglesia, y otros muchos de fuera de ella, creyentes o no, han recibido las palabras claras y esperanzadoras, a la vez que motivadoras de Francisco, para asumir la responsabilidad que todos tenemos de construir un mundo de acuerdo al querer de Dios, en la fuerza del Espíritu y por la senda de Cristo. Cardenales y obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, novicios y seminaristas, familias, jóvenes y ancianos, comunidades e instituciones han recibido esta propuesta de salir “a la calle”, a llevar no una esperanza utópica, sino en hechos concretos, en proyectos evangelizadores de vida al hombre, esté este donde esté, y si es en la “periferia”, allí mismo, con todos los riesgos y peligros que conlleva. Prefiero una iglesia accidentada porque sale a servir, que enferma por ensimismamiento, nos repite constantemente. Testimonio de todo esto está en el apartado de Schoenstatt.org, donde se van seleccionando semana a semana, textos que nos impulsan en nuestra propia peregrinación hacia el Jubileo 2014. Sin duda, que siendo nosotros Iglesia, también estas palabras van dirigidas a nosotros. ¡Cómo se alegraría el Padre con este impulso misionero que se nos regala desde el corazón mismo de la Iglesia! (P. José María García)

SEMANA 23/2014

A veces nos encerramos en nosotros mismos… Señor, ayúdanos a salir al encuentro de los demás, a servir a los más débiles.

Tweet del 02.06.2014

Hay una pequeña frase de despedida de Jesús que da que pensar: Jesús habla con el Padre, en este discurso, y dice: ‘Rezo por ellos’. Jesús reza por nosotros. Como rezó por Pedro y por Lázaro delante de la tumba, Jesús nos dice: Todos vosotros sois del Padre. Yo rezo por vosotros ante el Padre. Jesús no reza por el mundo, reza por nosotros, reza por su Iglesia. El apóstol Juan, pensando en estas cosas y hablando de nosotros que somos muy pecadores, nos dice: «No pequéis, pero si alguno de vosotros peca, sabed que tenemos un abogado ante el Padre, uno que reza por nosotros, que nos defiende ante el Padre, que nos justifica’. Creo que debemos pensar mucho en esta verdad, en esta realidad: en este momento, Jesús está rezando por mi….“Y hoy ¿cómo reza Jesús? Yo creo  que no habla demasiado con el Padre.  No habla: ama. Pero hay una cosa que Jesús hace hoy: estoy seguro que lo hace. Él le hace ver al Padre sus llagas y Jesús, con sus llagas, reza por nosotros, como si dijera al Padre: “Pero, Padre, éste es el precio de éstos, ¿eh? Ayúdalos, protégelos. Son tus hijos que yo he salvado, con esto”. Al contrario no se comprende porqué Jesús, después de la resurrección, ha querido este cuerpo glorioso, bellísimo: no estaban los moretones, no estaban las heridas de la flagelación, todo bello… pero: estaban las llagas. Las cinco llagas. ¿Por qué Jesús ha querido llevarlas al cielo? ¿Por qué? Para rezar por nosotros. Para hacer ver al Padre el precio: “Éste es el precio, ahora no los dejes solos. Ayúdalos”.

Santa Marta,  3.6.2014

Jesús, reza por mí. Le hace ver al Padre tus llagas que son también las mías, son las llagas de mi pecado. Son las llagas de mi problema en este momento. Jesús intercesor, sólo hace ver al Padre sus llagas. Y esto sucede hoy, en este momento. Tomemos la palabra que Jesús dijo a Pedro: “Pedro, yo rezaré por ti para que tu fe no decaiga”.

Santa Marta, 3.6. 2014

Tenemos un sistema económico mundial que pone en el centro el dinero, no la persona humana. Y en un verdadero sistema económico, en el centro deberían estar el hombre y la mujer, la persona humana. Y hoy en el centro está el dinero. Para sostenerse, para mantener el equilibrio, este sistema tiene que tomar algunas medidas de “descarte”. Y se descartan los niños –la tasa de natalidad en Europa no es muy alta. Creo que en Italia es del 1,2 por ciento; en Francia, ustedes tienen el 2, un poco más; España, menos que Italia, no sé si llega al 1… Se descartan los niños, se descartan los ancianos: no sirven los viejos; coyunturalmente, en este momento, los visitan porque tienen una pensión y los necesitan, pero es una cosa coyuntural. Los ancianos son descartados, incluso con situaciones de eutanasia encubierta, en tantos países. Es decir, los medicamentos se administran hasta un cierto punto, es así… Y en este momento, se descartan los jóvenes, y esto es gravísimo: es gravísimo. En Italia, creo que el desempleo juvenil llega casi al 40%, no estoy seguro; en España estoy seguro: está por encima del 50. Y en Andalucía, en el sur de España, el 60. Esto significa que hay toda una generación de “ni-ni”: ni estudian, ni trabajan, y esto es gravísimo. Se descarta una generación de jóvenes. Para mí, esta cultura del descarte es gravísima. Pero esto no pasa sólo en Europa; sucede un poco en todas partes, aunque en Europa se deja sentir con fuerza. Se hace una comparación con la cultura del bienestar de 10 años atrás. Esto es trágico. Es un momento difícil. Es un sistema económico inhumano. No he tenido miedo de escribir en la exhortación “Evangelii Gaudium”: este sistema económico mata. Y lo repito.

Rueda de Prensa, 26. 5.2014

La unidad se construye a lo largo del camino, la unidad es un camino. Nunca podremos hacer la unidad en un congreso de teología. Y me ha dicho que es verdad lo que yo había oído, que Atenágoras dijo a Pablo VI: “Vayamos juntos, tranquilos, y a todos los teólogos los metemos en una isla, que discutan entre ellos, y nosotros caminemos en la vida”. Es verdad, yo creía que era… No, no, es verdad. Me lo ha dicho en estos días Bartolomé. Caminar juntos, rezar juntos, colaborar en tantas cosas que podemos hacer juntos, ayudarnos mutuamente. Por ejemplo, con las iglesias. En Roma, y en muchas ciudades, muchos ortodoxos usan iglesias católicas en un horario concreto, como una ayuda para este ir juntos. Otra cosa de la que hemos hablado, que quizás en el Consejo pan-ortodoxo se haga algo, es la fecha de la Pascua, porque es un poco ridículo: –Dime, ¿tu Cristo cuándo resucita? –La próxima semana. –El mío resucitó la pasada. Sí, la fecha de Pascua es un signo de unidad. Y con Bartolomé hemos hablado como hermanos. Nos queremos, compartimos las dificultades en nuestro gobierno. Y una cosa de la que hemos hablado mucho es del problema de la ecología: él está muy preocupado, y yo también; hemos hablado mucho de colaborar en este problema.

Rueda de Prensa, 26. 5.2014

Jesús parte, asciende al Cielo, es decir, regresa al Padre de quien había sido enviado al mundo. Hizo su trabajo, y regresa al Padre. Pero no se trata de una separación, porque Él permanece para siempre con nosotros, en una forma nueva. Con su Ascensión, el Señor resucitado atrae la mirada de los Apóstoles – y también nuestra mirada – a las alturas del Cielo para mostrarnos que la meta de nuestro camino es el Padre.

Él mismo había dicho, que se habría ido para prepararnos un lugar en el Cielo.

Sin embargo, Jesús permanece presente y operante en las vicisitudes de la historia humana con la potencia y los dones de su Espíritu; está junto a cada uno de nosotros: incluso si no lo vemos con los ojos, ¡Él está! Nos acompaña, nos guía, nos toma de la mano y nos levanta cuando caemos. Jesús resucitado está cerca de los cristianos perseguidos y discriminados; está cerca de cada hombre y mujer que sufre. ¡Está cerca de todos nosotros! También hoy, está aquí con nosotros en la Plaza. ¡El Señor está con nosotros! ¿Ustedes creen esto?

Digámoslo juntos: ¡El Señor está con nosotros! Todos: ¡El Señor está con nosotros! Otra vez: ¡El Señor está con nosotros

Regina Coeli, 01.06.2014

Y Jesús, cuando va al Cielo, le lleva al Padre un regalo. ¿Pensaron en esto? ¿Cuál es el regalo que Jesús lleva al Padre? Sus llagas. Este es el regalo que Jesús lleva al Padre. Su cuerpo es bellísimo, sin las heridas de la flagelación, no, todo hermoso, pero, ha conservado las llagas. Y cuando va al Padre, le dice al Padre: Mira Padre, éste es el precio del perdón que tú das. Y cuando el Padre mira las llagas de Jesús, nos perdona siempre. No porque nosotros somos buenos, no. Porque Él ha pagado por nosotros. Mirando las llagas de Jesús el Padre se vuelve más misericordioso, más grande, ¡eh! Y este es el gran trabajo que hace Jesús hoy en el Cielo. Hacer ver al Padre el precio del perdón, sus llagas. ¡Qué cosa bella esta eh! No tengas miedo de pedir perdón. Él siempre perdona. ¡No tengas miedo! Porque Él mira las llagas de Jesús, mira nuestro pecado, y lo perdona.

Jesús también está presente mediante la Iglesia, a la que Él ha enviado a prolongar su misión. La última palabra de Jesús a los discípulos es la orden de partir: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19). Es un mandato preciso, ¡no es facultativo! La comunidad cristiana es una comunidad “en salida”, una comunidad “en partida”. Es más: la Iglesia ha nacido “en salida”. Y ustedes me dirán: ¿pero y las comunidades de clausura? Sí, también ellas, porque están siempre “en salida” con la oración, con el corazón abierto al mundo, a los horizontes de Dios. ¿Y los ancianos, los enfermos? También ellos, con la oración y la unión a las llagas de Jesús.

A sus discípulos misioneros Jesús les dice: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (v. 20). Solos, sin Jesús, ¡no podemos hacer nada! En la obra apostólica no bastan nuestras fuerzas, nuestros recursos, nuestras estructuras, si bien son necesarias. Pero no bastan. Sin la presencia del Señor y la fuerza de su Espíritu nuestro trabajo, aun si bien organizado, resulta ineficaz.

Y así vamos a decir a la gente quién es Jesús. Pero yo no quisiera que ustedes se olviden del regalo que Jesús ha llevado al Padre. ¿Cuál es el regalo? Las llagas. Así. Porque con estas llagas hace ver al Padre el precio de su perdón.

Junto a Jesús nos acompaña María, nuestra Madre. Ella ya está en la casa del Padre, es Reina del Cielo y así la invocamos en este tiempo; pero como Jesús está con nosotros, es la Madre de nuestra esperanza.

Regina Coeli, 01.06.2014

Hay el peligro de la excesiva organización: se necesita, pero sin perder la gracia de dejar a Dios ser Dios, y no hay mayor libertad que dejarse llevar por el Espíritu para que nos oriente y nos lleve adonde él desea. El sabe lo que necesita cada ocasión.   Otro peligro es volverse controladores de la gracia de Dios. Tantas veces los responsables -me gusta llamarlos los servidores-, se vuelven administradores de la gracia, decidiendo quién puede recibir la efusión en el Espíritu y quién no. Y si alguien lo hace, por favor no lo hagan más. Ustedes son dispensadores de la gracia de Dios y no controladores. No sean la aduana del Espíritu Santo.

01.06.2014, Encuentro de la Renovación Carismatica, Roma

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    No sean la aduana del Espíritu Santo

    org. Todos los estamentos de la Iglesia, y otros muchos de fuera de ella, creyentes o no, han recibido las palabras claras y esperanzadoras, a la vez que motivadoras de Francisco, para asumir la responsabilidad que todos tenemos de construir un mundo de acuerdo al querer de Dios, en la fuerza del Espíritu y por la senda de Cristo. Cardenales y obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, novicios y seminaristas, familias, jóvenes y ancianos, comunidades e instituciones han recibido esta propuesta de salir “a la calle”, a llevar no una esperanza utópica, sino en hechos concretos, en proyectos evangelizadores de vida al hombre, esté este donde esté, y si es en la “periferia”, allí mismo, con todos los riesgos y peligros que conlleva. Prefiero una iglesia accidentada porque sale a servir, que enferma por ensimismamiento, nos repite constantemente. Testimonio de todo esto está en el apartado de Schoenstatt.org, donde se van seleccionando semana a semana, textos que nos impulsan en nuestra propia peregrinación hacia el Jubileo 2014. Sin duda, que siendo nosotros Iglesia, también estas palabras van dirigidas a nosotros. ¡Cómo se alegraría el Padre con este impulso misionero que se nos regala desde el corazón mismo de la Iglesia! (P. José María García)

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