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Publicado el 2023-09-17 In JMJ Lisboa

“Cuéntenlo en la universidad, cuéntenlo en la escuela, cuéntenlo en el trabajo” … y en schoenstatt.org

JMJ LISBOA23, CUENTEN QUE VIVIERON USTEDES •

A poco menos de un mes de la Jornada Mundial de la Juventud, el papa Francisco en un mensaje a los participantes de la misma, les pide a ellos mantener vivo lo vivido en Lisboa contándolo a los demás en la universidad, en la escuela, en el trabajo… Contar (o sea verbalizar en dialogo) una vivencia significa entenderla mejor, guardarla viva, hacerla algo personal, algo inolvidable, encarnarla. Así puede dar fruto. Desde el equipo editorial de schoenstatt.org hacemos nuestra esta petición del papa, comenzando con Anna Minici, de Roma, que cuenta su vivencia de la JMJ. —

Bueno, ¿a ustedes todavía les queda el recuerdo de la Jornada, o no? Bueno, todos dicen que sí. Me alegra eso.

Es un recuerdo que no es para estar envasado, o en un albun de fotos, es un recuerdo vivo y ustedes tienen que mantenerlo vivo.

 ¿Y cómo se mantiene una cosa viva? Transmitiéndola, darla a los demás. Una familia se mantiene viva a través de los hijos que van llevando a la familia adelante y los papás después son abuelos, pero siempre vivos.

Y ustedes, este recuerdo que han vivido en la Jornada, manténganlo vivo, no lo anestesien, no lo metan en el álbum del recuerdo pasado. Vivo.

Cuéntenlo en la universidad, cuéntenlo en la escuela, cuéntenlo en el trabajo. Cuenten qué vivieron ustedes, esa masa de más de un millón y medio que estaba allí.

Y sobre todo qué sintieron.

Y eso les pido ahora: sean misioneros, sean propagadores, sean testigos de lo que han vivido. Y gracias, gracias por el testimonio que dieron ustedes. Y ahora les toca esto: ser testigos. Que Dios los bendiga, que la Virgen los cuide. Y no se olviden de rezar por mi. Gracias.

El privilegio de participar en la Jornada Mundial de la Juventud

GMGMe llamo Anna, tengo 23 años y vivo en Roma. Este agosto tuve el privilegio de participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa, un acontecimiento extraordinario que marcó un capítulo importante en mi vida. Me ofreció la oportunidad de crecer personalmente y de conectar globalmente.

El Encuentro Mundial de la Comunidad de Schoenstatt

Cuatro días antes del comienzo de la JMJ, tuve la oportunidad de asistir al Encuentro Mundial de la Comunidad de Schoenstatt junto con un grupo de jóvenes adolescentes. Los acompañé junto con el padre Facundo Bernabei y la Hermana M. Julia. Esta experiencia fue mucho más que una simple preparación espiritual; fue un momento único para encontrarme con jóvenes de todo el mundo, cada uno trayendo consigo su propia cultura, lengua y tradiciones. Sin embargo, lo que hizo que esta experiencia fuera realmente especial fue descubrir que, a pesar de nuestras diferencias, nos unía la misma fe y el espíritu de Schoenstatt creando un profundo vínculo entre nosotros.

Durante estos días, celebramos juntos, intentando hablar diferentes idiomas y tratando de representar a nuestros respectivos países lo mejor que pudimos. Este intercambio cultural nos enriqueció e hizo de cada momento una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal. He hecho muchos amigos nuevos, algunos de los cuales espero que sean vínculos duraderos que sigan creciendo con el tiempo.

Los dos primeros días, 28 y 29 de julio, se dedicaron a las reuniones de la Juventud Masculina (JM) y de la Juventud Femenina (JF). Tuve el placer de participar en el encuentro de la Juventud Femenina, que se celebró en el santuario de Schoenstatt de Lisboa, mientras que los chicos estaban en Aveiro. Las diversas actividades se centraron en la figura de la Virgen y de la mujer en la sociedad contemporánea. El lema de aquellos días fue “Vaz me ver, ¡clarifica te!”, que significa «¡Ven a verme, clarifícate!». Entre los momentos de diversión y sociabilidad, también dedicamos tiempo a la reflexión, dividiéndonos en grupos con personas de distintas partes del mundo. En este contexto, compartimos nuestros pensamientos sobre un pasaje del fundador, el padre Kentenich.

Fátima

GMGEl 30 de agosto, fuimos al Santuario de Fátima, donde nos unimos a la Juventud Masculina, que había peregrinado desde Aveiro para llegar al santuario. Juntos compartimos una misa y el rosario vespertino. Fue extraordinario ver a tantos jóvenes entusiastas, radiantes de energía y felicidad. Después de la misa, cantamos muchas canciones e himnos de Schoenstatt, nos conocimos unos a otros y también me encontré con algunos sacerdotes y amigos que había conocido en Roma. ¡Fue una gran celebración! La energía era única y había una sensación de unidad y conexión entre todos nosotros.

El último día del encuentro de Schoenstatt, lo pasamos en el santuario, celebrando una misa aún más intensa. En esa ocasión tuve la oportunidad de representar a mi país, llevando la bandera de Italia en la procesión general que acompañó a la eucaristía. Terminamos con una fiesta inolvidable, aún más especial gracias a los espectaculares fuegos artificiales.

JMJ: una experiencia que ha dejado una huella indeleble en mi vida

Después, la experiencia en Lisboa durante la JMJ fue la culminación de este viaje extraordinario. Lisboa, con su belleza y riqueza cultural, proporcionó el telón de fondo perfecto para el encuentro mundial de jóvenes de todos los rincones del mundo.

El punto culminante de la experiencia fue el encuentro con el papa Francisco en la vigilia final, donde se compartieron palabras de sabiduría y esperanza que seguramente seguirán guiando el camino vital de todos los jóvenes presentes.

En resumen, la participación en la JMJ de Lisboa, precedida por el Encuentro Mundial de la Comunidad de Schoenstatt, fue una experiencia que dejó una huella indeleble en mi vida. Me enseñó el valor del compartir, de la unidad y de la diversidad, y me inspiró a contribuir positivamente en el contexto en el que vivo. Mientras exploraba la ciudad y experimentaba cosas nuevas, sentí una profunda conexión que trascendía las barreras lingüísticas y culturales, lo cual es una demostración viva de la profunda alianza que nos une a María… «nada sin ti, nada sin nosotros». Deseo a todos que tengan la oportunidad de vivir una experiencia similar que pueda enriquecer sus vidas y ser un impulso para estar vivos en la fe y activos en la vida cotidiana, porque para mí la JMJ no es un punto de llegada, sino un punto de partida del que tomar mayor impulso.

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Original: Italiano. Traducción: Maria Fischer @schoenstatt.org. Colaboración: Miguel Ángel Rubio @schoenstatt.org

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