Te regalo una uva, porque es Semana Santa

ARGENTINA, Maria Fischer •

“Uvas, uvas, uvas…”. Cuando se sirvió el postre para los niños del turno matutino, en la Casa del Niño José Kentenich, este martes 28 de marzo, se pudo percibir la alegría. Estaba pensando en lo que Verónica Arias me contaba, un par de días antes. Un niño nuevo en la Casa no comió los tomates, pues no los conocía, nunca en su vida había comido un tomate. En este momento, un niño de tal vez 8 años me daba un codazo. En su mano tenía una uva, y dijo: “Para vos. Te regalo una uva, porque es Semana Santa”. —

Llegamos a la Casa del Niño un par de horas antes, desde la Ciudad de Buenos Aires, un total de cuatro personas entre directivos, catequistas, voluntarios y periodista. Gabriela Sarquis, que ya me trajo a la Casa en noviembre pasado, autora además de varios artículos, da catequesis, y pertenece a la Comisión Directiva desde hace unos años. Como ella, los miembros directivos visitan muy a menudo la Casa del Niño en Florencio Varela, que está ubicada al lado del terreno y del santuario de Sion de los Padres de Schoenstatt. Saben que es esencial conocer real y concretamente cómo están los 300 niños, sus familias, los empleados, los voluntarios.

Catequesis con guitarra, cantos, cuentos y dibujos

Casa del Niño, catequesis

Gabriela Sarquis y Alejandro Larrosa me invitaron a participar en la catequesis semanal. Cuatro veces – dos en la mañana y dos más con los niños del turno de la tarde – fui testigo de cómo ellos, con mucha creatividad y gran amor, se acercan a los niños y les transmiten el significado de lo que los cristianos en todo el mundo celebran en Semana Santa.

La recepción de la Selección argentina de futbol, y especialmente de Lionel Messi después de ganar la Copa del Mundo, es el punto de partida ideal para explicar lo que se celebra el Domingo de Ramos. ¿Pero cómo puede ser que la misma gente grita: Jesús, Jesús, en un momento, y lo condena a muerte en otro? Bah, ¿qué pasó cuando perdimos el primer partido con Arabia Saudita?, contesta Alejandro. Claro.

Con su guitarra y canciones para cantar entre todos, y con movimientos, Alejandro Larrosa llegó a los niños, sabe involucrarlos.

La Última Cena con el regalo de Jesús a sus amigos y a todos nosotros, el día más triste con la muerte de Jesús, la gran esperanza de volver a verlo a él y a tantos amigos, abuelos, padres fallecidos, la luz de Pascua que brilla más fuerte que cada oscuridad… Cuando el pequeño Mateo me regaló una uva, y cuando sus amigos le copian y también me regalan uvas, sé que algo del mensaje de la Semana Santa ha llegado y quedado en los corazones de estos niños.

Para terminar, recibieron dibujos para colorear – cinco velas para los cinco días especiales de la Semana Santa. Ahora todos se convirtieron en artistas, eligiendo los mejores colores y buscando el aplauso de los adultos presentes.

Un niño, con algo de timidez, le regaló su dibujo a Alejandro. La alegría es mutua.

Casa del Niño, catequesis

¿Aun me recuerdas?

El tiempo del almuerzo – cierre del turno matutino, y una hora más tarde, inicio del turno tarde – siempre ofrece momentos para charlar con los niños. “¿Aun me recuerdas?”, me preguntó David, con quien compartí la mesa en noviembre y que me ofreció su cama en caso de que las tropas de Rusia invadieran Alemania. Qué alegría en su cara al decirle: Sí, te recuerdo, ¿cómo olvidarte?

¿Cómo olvidar a este amigo? ¿Cómo olvidar a Mateo, que la vez pasada me mostraba su árbol de Navidad hecho de papel? ¿Cómo olvidar a mis nuevos amigos que me regalan uvas para así recordar el amor de Jesús?

Como olvidar jamás a este niño de ya 13 años que aún está en el tercer grado y que con tristeza le comentaba a Alejandra Martín, la voluntaria que le da refuerzo escolar: “Nadie me llamó a la Primera Comunión…”.

Cómo olvidar a aquel niño que comentaba: “Parece que aquí todos tienen mamá pero la mía falleció de Covid…”.

¿Cómo olvidar a estos niños que viven en condiciones de extrema pobreza y aquí, en la Casa del Niño, reciben una oportunidad, gracias al apostolado real de tantos schoenstattianos?

Almorzando con Messi

Las semillas de girasoles

Antes de salir a Argentina, Renate Siebenkäs, una de las pocas “schoenstattianas en red” de Alemania, me había enviado un frasco con semillas de girasol para regalar. Lo traje a la Casa de Niño. Qué sorpresa que allí justo estaban, con ayuda de jóvenes en un proyecto de integración laboral, con la “reconquista” de la huerta abandonada. Mercedes, la directora suplente, agradeció el regalo sencillo. Los girasoles florecerán… como, con el trabajo de tantos y las donaciones generosas de muchos, florecerá la Casa del Niño.