ESPAÑA, pdb •
Comenzamos un nuevo retiro en la isla de Mallorca en España con un nuevo lema: «Madre, aquí tienes a tus hijos», poniendo en el centro la Cruz de la Unidad. —
Comenzamos el viernes por la noche con una vigilia frente a la cruz y en un momento dado, cada uno fue poniendo en un papel lo que quería ofrecer, pedir o agradecer a Jesús y a la Virgen, ambos unidos en la Cruz de la Unidad tan «nuestra» como schoenstattianos.
Al día siguiente, sábado, comenzó el retiro con 42 personas en un monasterio precioso de monjas de clausura que se encuentra en el centro de Palma, la capital.
Un monasterio que es un oasis en medio de una ciudad transitada por tanto extranjero perdiéndose por los preciosos parajes de la isla. Un convento con su huerto, su precioso claustro y unas monjitas que a pesar de la clausura, nos abrieron sus puertas y sus corazones de par en par.
Fue un retiro -más bien convivencia- con niños y con una comida de «especialidad» mallorquina hecha por nuestras anfitrionas.
Charla sobre la Cruz de la Unidad y nuestgras cruces: P. José María García
Entregando su vida a Schoenstatt
Las charlas del P. José María García sobre la Cruz de la Unidad y nuestras cruces fueron una introducción maravillosa de cara a este tiempo de Semana Santa, como preparación para estos días de acompañar al Señor en su camino doloroso. Y siempre unido a su Madre.
Por la tarde llegó el momento fundamental, en el cual seis personas sellaron su Alianza de Amor (foto arriba), previo testimonio de cada uno, en el que se veía claramente cómo María había entrado en sus vidas: con sencillez, con serenidad, pero tocando los corazones en profundidad.
Entregados totalmente hicieron las Alianzas con lágrimas de emoción y diciendo que entregaban a Schoenstatt sus vidas, porque nuestra Madre así lo quería. Un intercambio de corazones realmente vivido.
Un retiro breve, pero que llenó a todos los que pudimos compartir ese día.
Quiero agregar aquí el testimonio de una joven de 13 años, la “adulta” más joven que ha participado en todo el retiro:
Pero durante el retiro apareció esa figura de madre que siempre ha estado ahí y nos ha ayudado a acercarnos a Jesús, la Virgen María. Una mujer a la que considero sencilla y admirable, la compostura que tuvo durante toda la pasión cuando su hijo estaba sufriendo, cómo Ella estuvo a su lado y en ningún momento se llegó a separar. Desde el retiro empecé a ser consciente de lo afortunados que somos cada uno de los que conocemos al Señor.
La Santísima Virgen ha sido la que nos ha ayudado indirectamente a llegar a Él y sin embargo, una vez que le hemos conocido, Ella se ha mantenido a la sombra porque como he dicho es una mujer sencilla.
Gracias al retiro me he dado cuenta de la suerte que tenemos de tener a la Virgen María, igual que tenemos a nuestra madre terrenal y lo mucho que nos quiere, tenemos a una madre que nos cuida también día y noche. Por ello, imaginaos lo mucho que Ella nos quiere a cada uno de nosotros.
¿Qué ha pasado después?
Pues que, además de las Apóstoles de María (Juventud Femenina nivel primaria), que ya es una gran realidad en la isla, gracias a dirigentes de Madrid, Barcelona y Mallorca, existe un grupo grande de niñas. Y ahora comienzan los «Cruzados» (Juventud Masculina nivel primaria) con estos chicos que hicieron la Alianza de Amor y que totalmente entusiasmados, quieren poner en marcha esa rama de niños que tan importante es para poner las bases de la fe y el carisma de Schoenstatt desde pequeños como las Apóstoles de María.
Mallorca crece, la Santísima Virgen se ha tomado en serio establecerse en esta isla. María escoge pequeños instrumentos que como toda fundación ha costado y sigue costando, pero que están dejando todo su esfuerzo y Capital de Gracias para ello. Gracias también a la ayuda de Madrid y de Barcelona, que tanto están apoyando y aportando también Capital de Gracias para ello. Gracias al P. José María por su trabajo y sus viajes a la isla que tanto bien hacen. Y, por último, gracias a tantas personas que han regalado su oración, su tiempo y su cariño para que Mallorca sea tierra de María y no sea solo un sueño sino una realidad ya palpable.
Tiempo de fundación
No quería terminar sin decir que el tiempo de fundación es tiempo difícil, de esfuerzo, desilusiones, cansancio de sentirnos frágiles y pequeños, porque nos falta la seguridad de que sólo somos instrumentos del Señor y de nuestra Madre… Pero el tiempo de fundación tal y como lo viví de pequeña en España, en Madrid, fue una época preciosa de vivir el «primer amor», en la que te «juegas» todo por llevar Schoenstatt al mundo a través de vigilias toda la noche en torno al santuario, peregrinaciones andando para llegar a Pozuelo, visitas a nuestra Madre cuando amanecía, antes de ir a clase… Tiempo especialmente bendecido donde no ha lugar a estructuras, a ramas, a «clichés»… Donde sólo existe una pequeña familia unida con ganas de llevar al mundo la fe que se nos ha dado.
No había nada, sólo una pequeña familia unida en un solo corazón para servir al mundo y llevarlo a Dios. Y ese es el gran regalo que muchas veces no valoramos. Qué importante es la «refundación» cuando pasan los años. Cómo un matrimonio que después de largos años tiene que volver a reencantarse y a jugársela por el otro.
Y esto es lo que trajimos del Schoenstatt de Mallorca. Regresamos con ese espíritu de haber vivido un día familiar que encendió a todos: grandes y pequeños, nuevos y antiguos, sintiendo en el corazón que tenemos una Madre y un Padre que nos invitan a la misión de llevar Schoenstatt al mundo.
Por eso volvemos a decir juntos: “Nada sin ti, nada sin nosotros”.
