IGLESIA EN SALIDA EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS, Francisco Javier Pistilli Scorzara, obispo de Encarnación, Paraguay •

Cuando aparece un virus, se desencadena su propagación en una población sin anticuerpos y el virus causa estragos. Simultáneamente, se desencadenan otros fenómenos, altamente contagiosos, igualmente mortíferos, y que dejan secuelas más largas.—

Se despierta el miedo, que cunde en la población en forma exponencial, igualando y superando rápidamente al factor patógeno viral. El miedo pone al descubierto la falta de anticuerpos, que disparan el brote de otras patologías endémicas. Faltan anticuerpos que den serenidad, objetividad, racionalidad, prudencia y sentido social auténtico, con orden y compromiso de colaboración.

El miedo deja al desnudo la falsa solidaridad

El miedo deja al desnudo la falsa solidaridad. Pronto vemos sin disfraz al que es solidario para lucirse o solamente solidario en el modo: yo me cuido y vos te cuidas, en un nos cuidamos sin molestarnos. Esta solidaridad es derrotada por el miedo y hace brotar el egoísmo, el reclamo y el reproche altanero, la mirada y el comentario despectivos, la desconfianza que carcome la caridad porque la condiciona con sutiles argumentos aparentemente racionales. Pronto esta solidaridad elegante puede desfigurarse, sacando a la luz la letra chica: no lo hago por vos, lo hago por mí, y si yo me siento en peligro mi solidaridad tan alabada se hace exclusión y exclusividad.

El miedo busca culpables

El miedo deja al desnudo lo rápido que juzgamos y etiquetamos a los demás y buscamos deshacernos de ellos. Brotan los chivos expiatorios, sobre los que descargamos nuestra furia antes contenida en apariencias y conveniencias. Se suprimen los filtros de la diplomacia doméstica y pública. Las palabras discriminatorias hacen su retorno a escena. Se abren viejas heridas y revanchas. Culpables son los que tienen plata y los que no la tienen, lapidándose mutuamente por su falta de cultura y su ignorancia. Culpables son los devotos y los tibios, los creyentes y los no creyentes. Culpables son los de allá y los de acá, los de este partido y los del otro. Cualquiera que lo discuta es igualmente culpable. Solo uno no lo es: el que es ciego de sus fobias sociales, de sus fanatismos y de su inmadurez e ignorancia.

El miedo desata el peligro del flagelo de la solución única de pequeños y grandes dictadores

El miedo desata el peligro del flagelo de la solución única de pequeños y grandes dictadores, que quieren nivelar a todos a su imagen y semejanza. Él mismo libera el flagelo de la anarquía y del caos, del revolucionario que prefiere acabar con todos para constituirse en objeto de culto y de dominio a través de la rebeldía.

El miedo se difunde por todos los medios

El miedo se difunde por todos los medios, porque es noticia y sabe cómo estar en primera plana, ser la nota periodística central de todo debate radial o televisivo, cómo inflamar las redes sociales con su particular sentido del humor, de catarsis y de influencia.

Mons. Pistilli saliendo a la ciudad el 25 de marzo, con la Virgen de la Encarnación

Hay que vacunarse y crear anticuerpos contra estos virus

Hay que vacunarse y crear anticuerpos contra estos virus que despiertan aprovechando la ocasión de la pandemia biológica.

Hay que crecer hacia una verdadera solidaridad, que no excluye. Que no solo protege al sano, sino que quiere sanar y ayudar al enfermo. Una solidaridad que nos recuerda que ninguno puede reclamar para sí, sin compartir no solo los beneficios, sino también el desafío, el riesgo, la carga y las consecuencias.

Hay que crecer hacia una comunidad dinámica y ordenada, que comprende, practica y consolida procedimientos objetivos, racionales y humanitarios en forma cabal y honesta. Una comunidad que sabe lo que debe hacer y lo hace, que colabora en todos los niveles potenciando una unidad articulada, sana, de individuos originales que se comunican positivamente. Una comunidad de individuos libres, que más allá de sus diferentes fundamentos culturales es capaz de cuidar a todos, fortaleciendo sus instituciones y sus procesos en todos los niveles: individual, familiar y social, público y privado, local, nacional y mundial.

Hay que fortalecer la verdadera fe y la verdadera razón, donde creyentes y no creyentes se encuentran en lo que hace posible al uno y al otro sin animadversión o antagonismo. Somos hermanos, vivimos juntos y nos necesitamos mutuamente.

Hay que aprender a comunicar y a comunicarse, con palabras, imágenes, actitudes y acciones. Ser capaz de crear y recrear, de sanar y dar belleza, sentido y gracia, de arrojar siempre luz en la oscuridad, de ser capaces de ver lo bueno que puede y debe crecer. Todos podemos ver, oler y distinguir «la mierda», eso no es un talento. El talento está en convertirla en abono para mejor.

No hay mayor amor que dar la vida por los amigos.

El Covid-19 mata, pero se irá. Estos otros virus matan igualmente y saben cómo quedarse. Creemos anticuerpos y sanemos. Si uno sana y mañana dos, haz el cálculo exponencial de sanación. La vacuna la tenemos hace tiempo. Su fórmula negativa dice: No hagas al otro lo que no quieres que haga contigo. Su fórmula positiva dice: Ama a tu prójimo como a ti mismo.

La fórmula pura y perfecta la volveremos a renovar en Semana Santa: Ámense como Yo los amé. No hay mayor amor que dar la vida por los amigos.

Vacúnate.

Etiquetas: , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *