Publicado el 2019-02-25 In Alianza solidaria

En solidaridad con Venezuela

Sarah-Leah Pimentel, Sudáfrica •

En un país con severas carencias de alimentos y medicina, debido a la galopante hiperinflación y un gobierno desastroso, la ayuda humanitaria es más que necesaria. Quemar esos recursos que podrían haber salvado millares de vidas es cuanto menos un gravísimo crimen de lesa humanidad.—

Venezuela carece de alimentos básicos para abastecer mínimamente a más de la mitad de su población. Innumerables personas han fallecido víctimas de enfermedades curables porque los hospitales carecen de insumos de todo tipo.

Más allá de toda ideología política y los motivos por los que Nicolás Maduro, “presidente usurpador” de Venezuela, se opone al ingreso al país de camiones cargados de alimentos y medicinas. Más allá también de la postura que tomó la comunidad internacional a favor de Maduro o del líder de la oposición, Juan Guaidó, más allá de quién tiene razón o no. Centrémonos en lo que pasó este fin de semana:

Millones de personas desesperadas por alimentos y medicinas. Camiones cargados de insumos aguardando semanas enteras en las fronteras de Venezuela con Colombia y con Brasil. Esos camiones representan la esperanza del pueblo hambriento de Venezuela. Finalmente, tras semanas de angustia, los primeros camiones cruzaron la frontera donde millares de voluntarios aguardaban por ellos para así llevar los insumos a los puntos de distribución de los mismos.

Lejos de permitir el corredor humanitario, la policía nacional – obedeciendo órdenes de Caracas – prendió fuego a tres camiones cargados con la tan apreciada y necesitada medicina y alimentos. Surgieron los disturbios y hubo muertos. El resto de los camiones regresaron al punto de partida por motivos de seguridad. El pueblo venezolano sigue hambriento.

Cualquier presidente que permite que su pueblo muera de hambre por una demostración de fuerza política es un asesino. Es desgarrador ver a un país – antaño tan rico en la producción de petróleo – de rodillas hoy por el afán de poder, ambición, codicia y orgullo de la actual cúpula gobernante.

El Papa Francisco – que hasta el día de hoy se ha negado a tomar partido – ha bregado también por una solución que priorice las necesidades del pueblo y no los intereses partidarios.

El pueblo venezolano no está solo. Como schoenstattianos, nos unimos en solidaridad con nuestra oración por nuestros hermanos de Venezuela. Imploramos para que los insumos puedan llegar por fin al pueblo que los necesita con urgencia y desesperación.

Confiamos en que nuestras oraciones serán escuchadas. La Mater ha establecido su morada en Venezuela. Son varias las imágenes peregrinas que visitan los hogares de los que tienen hambre de pan, hambre de cambio, hambre de justicia y de paz.

María es madre y, como madre, ella escucha nuestras oraciones, escucha el llanto de sus hijos. Con confianza filial ponemos en sus manos a la nación de Venezuela.

Vía Crucis con los Jóvenes -Campo Santa Maria La Antigua

Oración en el Vía Crucis de la JMJ, enero de 2019

Photos: Panama2019

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2 Responses

  1. Rafael Mascayano M. dice:

    Desgraciadamente se ha utilizado Venezuela como una realidad de lucha entre distintos países por sus riquezas naturales, especialmente el petróleo. Hay que ser objetivos en que tanto USA y algunos países cercanos a él por un lado y por otra Rusia, China, Irán por otra, buscan no la paz y desarrollo democrático interno, sino el contar con sus recursos naturales.
    Por otra parte se ofrece «ayuda humanitaria» y por otra se configura un gran bloqueo de sus finanzas por pago del petróleo que se ha vendido.
    No deja de llamar la atención también de otros países que están con graves problemas humanitarios, como Haití, y no hay medidas para ayudarlos, más bien son inivisibilizados.
    No estoy de acuerdo con lo que sucede en Venezuela, pero sí me parece relevante ayudar que ellos mismos busquen su camino hacia la democracia y no a intervenir desde fuera.
    España y Chile, con mucho dolor hicieron un camino desde dictaduras hacia democracias, ¿por qué no ayudar a que ocurra algo similar y no a intervenir externamente?
    ¿De qué se trata la pedagogía de la libertad y de la confianza?

    • Estimado Sr Mascayano, con gusto publicaremos un articulo suyo sobre la realidad de Haiti y otros paises, llamando a la solidaridad. ¿Dejar de rezar por el pueblo de Venezuela porque hay quienes politizan el dolor?
      Una notra: Hay que pensar organicamente, cosa que siempre cuesta. Pedir solidaridad en oracion y capital de gracias por un pais y el pueblo sufriente de un pais, para alguien con pensar orgánico no significa olvidar a otros pueblos sufrientes. El gran «y» catolico y orgánico.

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