Publicado el 2012-08-18 In Schoenstatt en salida

Allá a lo lejos…

ARGENTINA, Pilar Santillán. Creí que no iba a volver a las “pistas”. Había tenido increíbles experiencias en el ámbito misionero durante mi época universitaria, pero de eso habían pasado unos cuantos años. A mis 29, ya lo consideraba una “etapa cerrada”, y atrás quedaban esas semanas de exclusiva dedicación a un “otro necesitado” y a Dios. En este contexto, me encontré nuevamente con la oportunidad de rescatar esa vocación adormecida, gracias a Dale Tu Mano. No tenía mayores referencias del grupo, salvo que quienes estaban detrás eran amigos queridos con una propuesta determinante: garantizar la educación de una comunidad aborigen del paraje La Merced, ubicado a 7 km de Santa Victoria Este, una ciudad de Salta, fronteriza con Bolivia y Paraguay.

Sin preguntas ni respuestas, el 28 de julio pasado al mediodía subí a un colectivo de larga distancia, junto con los integrantes de la comitiva porteña. A las 4 AM del domingo, se sumaron 12 tucumanos, y así formamos el equipo de 34 personas que iba a misionar durante esa semana, en un lugar que pocos conocían.

“Polvo eres”

En Santa Victoria Este, no pude más que recordar la conocidísima frase bíblica: “Polvo eres y en polvo te convertirás”. Y lo digo en un sentido estrictamente literal. Nos recibió un pueblo anochecido, de calles de tierra, donde el viento levanta polvaredas que invaden hasta el último centímetro, donde el verde se reduce a una cancha de fútbol que alguien riega todos los días, donde los chanchos pasean por las esquinas buscando alimento y donde hay cangrejos, aunque el mar no exista.

Ahí mismo, en ese pueblo gris, descubrí que la vida también se oculta en el silencio, la calma, los ritmos pausados. Y que debajo de ese manto de polvo, uno encuentra historias y realidades lejanas, que hace propias gracias al vínculo de la palabra y la música. En los paseos y encuentros, conocimos a un director de hospital que cumple todas las especialidades a la vez, un sacerdote porteño que dedica vida y alma a una comunidad de fieles más bien pequeña, una monja española y otra peruana que preparan chicos para la Confirmación, un joven violinista que aprendió a tocar de oído y que es el orgullo del pueblo, un locutor de radio que anima la vida de los hogares…

Los chorotes

En el primer día de misión, le llegó el turno a La Merced, la “casa” de la etnia chorote. Un paraje aún más remoto, aún más aislado, aún más cargado de historias heroicas. Un poblado que conoció la luz y el agua potable en 2010, y que sobrellevó el olvido y la indiferencia durante años. Después de caminar una hora por el polvo blando, se asomó por primera vez, para la mayoría, ese lugar del cual tanto habíamos hablado. Ranchos precarios, chicos descalzos hablando en un idioma incomprensible, corrales con cabras y vacas, y en el corazón de La Merced, la escuela Nº 4171, a la que asisten los 143 alumnos chorotes -y algunos “criollos”- para hacer la primaria (la escuela secundaria queda en Santa Victoria Este).

Supongo que cuando los chicos de Dale Tu Mano conocieron este lugar, hace ya 5 años, intuyeron lo mismo que uno puede sentir cuando habla con los maestros y la directora de la escuela: acá se hace patria, acá la palabra “vocación” adquiere un significado poderoso, acá el sentido de “necesidad” pasa por lo más básico, como la alimentación y el estudio de esos chicos que miran para abajo cuando se les pregunta el nombre o que aprenden las vocales en quinto grado.

Dar una mano

¿Y qué pasa después de séptimo? ¿Tanto esfuerzo concluye en la primaria? ¿El secundario es un privilegio? Esas preguntas que surgen cuando uno puede palpar tanto esfuerzo y amor, aunque sólo sea durante una semana, son las que alimentan la esencia de Dale Tu Mano: asegurar la educación y la promoción humana de los chicos, facilitando el transporte (bicicletas) a Santa Victoria Este para que continúen el secundario, los útiles para estudiar, fomentando la contención familiar y la integración de los aborígenes y la gente de la “ciudad”.

Es tan concreta la idea y son tan visibles los resultados (¡este año se reciben los primeros 4 alumnos becados por Dale Tu Mano!) que las eternas caminatas al sol, la ducha para 15 y ese polvo que lo cubre todo, absolutamente todo, toman otro matiz y pasan a un segundo plano.

Nos queda un largo viaje para volver a nuestras casas, en Tucumán y Buenos Aires. Pienso en Doyeun y Jin, los misioneros coreanos que viajaron desde Nueva York, y me convenzo aún más de que esta semana guarda infinitas riquezas y aprendizajes. Y que las distancias no pesan cuando se trata de dar una mano.

 

 

Misión 2012 – Del 28 de julio al 5 de agosto

Integrantes: Gerardo Angarami, P. Facundo Bernabei, Santiago Castagnino, Patricio Castagnino, Lucas Chiappe, Patricia Clement, Josefina Deane, Clara Dondo, Joaquín Elizalde, Santiago Fleming, Lucila Fleming, Federico Fracchia, Doyeun Kim, Jin Kim, Gloria Lago, Alejandro Matheu, Daniel Matheu, Marina Samaria, Lucía Santillán, María Santillán, Pilar Santillán, Sofía Saravia, Agustina Ahado, Rodolfo Alurralde, Constanza Cáceres, Guilllermo Cáceres, P. Tomás Dell’Oca, Sol Frías Silva, Fernando Gómez Omil, Martín Novillo, Gerardo Peña, Gonzalo Romero, Paula Simón, Sonia Stagnetto.

Actividades de jóvenes (secundaria Santa Victoria Este): sketchs y charlas en grupo sobre el valor del estudio y sobre las adicciones.
Actividades de niños: juegos infantiles con los niños de La Merced.
Actividades de maestros: charlas sobre sus experiencias y el valor del trabajo en equipo.
Actividades de padres: sketchs y charla acerca de la importancia del acompañamiento y apoyo a los hijos.
Actividades generales: visitas a las casas, hospital, radios.

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Publicado el In Schoenstatt en salida

Allá a lo lejos…

ARGENTINA, Pilar Santillán. Creí que no iba a volver a las “pistas”. Había tenido increíbles experiencias en el ámbito misionero durante mi época universitaria, pero de eso habían pasado unos cuantos años. A mis 29, ya lo consideraba una “etapa cerrada”, y atrás quedaban esas semanas de exclusiva dedicación a un “otro necesitado” y a Dios. En este contexto, me encontré nuevamente con la oportunidad de rescatar esa vocación adormecida, gracias a Dale Tu Mano. No tenía mayores referencias del grupo, salvo que quienes estaban detrás eran amigos queridos con una propuesta determinante: garantizar la educación de una comunidad aborigen del paraje La Merced, ubicado a 7 km de Santa Victoria Este, una ciudad de Salta, fronteriza con Bolivia y Paraguay.

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2 Responses

  1. Juan Barbosa, Córdoba, Argentina dice:

    On esta Juventud, en Argentina y en el mundo…¡Hay Equipo!. Estos jóvenes son Grandes, fruto de Grandes familias y Grandes asesores espirituales.

  2. HMA - Argentina dice:

    ¡Emocionante hasta las lágrimas! En estos tristes momentos que vive nuestra querida patria, saber que hay tanta gente generosa que "trabaja en serio" enciende la esperanza. Gracias, queridos misioneros, por esta imagen luminosa que nos ayuda a seguir creyendo y luchando, cada uno en lo suyo, para construir un país mejor ¡PARA TODOS!

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