Publicado el 2009-12-01 In schoenstattianos

Doce años llevando a la Peregrina

Peregrinación a Schoenstatt, en agradecimientoChristiane Schätzle. En 1997 comenzó mi camino con la Virgen Peregrina de Schoenstatt. Descubrí que era una excelente idea la de preparar el Año Santo de 2000 en compañía de Nuestra Señora. Todo el personal de nuestro jardín infantil adhirió a esta iniciativa. Informamos a los padres de los niños y me hice misionera de una Imagen Peregrina. La Mater peregrinó entonces de grupo en grupo, de niño en niño y entre sus familias.

 


Foto de 1997: los niños reciben a la Peregrina con alegría En el Año Santo 2000 culminó la peregrinación. Una vez finalizadas las grandes celebraciones de la Campaña, los misioneros podían decidir si continuar o no con la imagen a su cargo. Concluídas las celebraciones del año 2000, no había un motivo especial ni otro objetivo a corto plazo para continuar con la visita mensual de la Virgen Peregrina. Sin embargo, la gente mostró gran interés en seguir recibiéndola y yo misma iba a echar de menos la visita de la Mater si de pronto terminaba mi misión en la Campaña.

Además, en marzo de 2000 había conocido a Rainer, mi futuro esposo. La religión no ocupaba un lugar muy importante en su vida, así que, conociendo mi religiosidad, me dijo: «No tengo nada en contra de ello». Es evidente que también supo de la existencia de la Campaña. Y cuando alguna vez se atrasaba la entrega de la imagen en la fecha acordada, me decía: «Hace tiempo que la Peregrina no nos visita». Sentí alegría al darme cuenta de ello.

En 2003 mi amiga Susanne, que trabajaba en nuestro jardín y también es misionera, se ganó un viaje en crucero para dos personas y me invitó a ir con ella. Partimos desde Dubrovnik con destino a Corinto y Venecia. Fue sencillamente espectacular. ¡Obviamente llevamos la Peregrina!

En 2006 me casé con Rainer

Bodas: la peregrina participaA medida que se acercaba la fecha de la boda, le dije a mi novio: «Ojalá la Peregrina esté presente en la ceremonia». Rainer no tenía ningún problema, ni tampoco en admitirlo ante sus amigos. Y durante la boda la Peregrina permaneció con nosotros junto a la vela nupcial. Con el transcurso del tiempo voy observando que él ya no sólo «acepta»que la Mater es importante para mí, sino que la Peregrina también es importante para él. Por eso compré una pequeña réplica de la imagen. En un viaje me dijo: «¡no te olvides de traer la imagen de la Peregrina!».

Como pareja de recién casados, el 18 de noviembre de 2006 hicimos un viaje de acción de gracias a Schoenstatt, especialmente al Santuario Original. La ocasión fue muy importante pues llevábamos «nuestra tinaja». En nuestra Misa matrimonial, en lugar de recitar las peticiones, el sacerdote invitó a todos a escribirlas para depositarlas en la tinaja, nuestro capitalario. Yo quería que este contenido tan especial no fuera quemado como de costumbre, sino que deseaba hacerlo en Schoenstatt.

tinajaAsí, el 18 del mes siguiente fuimos a Schoenstatt. Rainer llevó los capitalarios para agradecer a la Mater y finalmente quemarlos en la pira donde se depositan cada 18 los aportes al Capital de Gracias.

La boda supuso un cambio de escenario. Al principio continué mi apostolado con el grupo antiguo. Sin embargo, con el paso del tiempo noté que ya no era posible tener un contacto directo con los padres de los niños del jardín de infantes. Ante esta nueva situación, se me ocurrió que sería una excelente idea comenzar este apostolado en el lugar donde me encontraba ahora.

Antes que nada, hablé con nuestro Párroco, quien aprobó la iniciativa dándome la oportunidad de presentarla durante la Santa Misa. Sin embargo, yo prefería comenzar con algunas personas a las que invité individualmente, dejando para más adelante la formación de un círculo más grande. Así fue como comencé a visitar a los vecinos de nuestra calle, hablándoles de la Virgen Peregrina de Schoenstatt. Me costó bastante ya que los conocía muy poco, y entre las personas que contacté había algunas que no mostraban ningún interés por temas relacionados con la Iglesia. Llegaron a preguntar incluso: «¿por qué yo?», y a menudo surgía la pregunta: «¿Cuánto cuesta?», «¿Se recibe mucha correspondencia sobre el tema? No quiero eso». Prometí que nada de eso ocurriría, Y siempre hice hincapié con las personas con las que hablé de que tendrían tiempo suficiente para reflexionar. Y agregaba: dentro de unos días lo llamaré por teléfono para saber qué decidió. Era importante destacar que no había compromiso alguno: su decisión era absolutamente libre y por eso cada año le preguntaba a cada uno: «¿Desea continuar recibiendo mensualmente la visita de la Virgen Peregrina de Schoenstatt o ya no tiene interés en que llegue a su casa?».

bautismo de PaulTeníamos un gran anhelo por tener un hijo, pero tardó mucho tiempo en cumplirse ese deseo y me resultó muy difícil. Siempre le repetía a la Mater: «Confío en Ti». Cuando se organizó la peregrinación anual a Schoenstatt, me inscribí. De hecho fui designada coordinadora de uno de los ómnibus. En esa peregrinación llevaba una gran petición para la Mater en el Santuario Original: «Madre, ¡queremos tanto tener un hijo!». La peregrinación fue en septiembre y en noviembre yo estaba embarazada.

Por supuesto que estábamos algo aprensivos con la gestación y el parto. Recé la novena «Del milagro de la vida» y, a continuación, los misterios gozosos del Rosario. Mirar a la Mater y decirle: «¡Tú que diste a luz a Cristo Jesús, ayúdame en la hora del parto!», me llenaba de confianza.

No todo fue como lo soñado. Hubo complicaciones y tuve que ser hospitalizada. La Peregrina estuvo ahí, Además, llamé a Schoenstatt pidiendo oraciones. Rainer también llamó a una ex colega pidiéndole que encendiese una vela en una iglesia. Él temía por la vida del niño y por mi vida. No sé cómo entró la Peregrina al quirófano; sólo sé que estaba presente y se quedó conmigo durante toda la estadía en el hospital. Por largo tiempo estuve débil, de manera que Rainer cuidó a nuestro pequeño Paul. Le cambiaba los pañales y lo dejaba siempre con nosotros. Yo converso mucho con la Mater: cómo me estoy sintiendo, que necesito su ayuda, que ya puedo caminar, etc.

EncuentroAhora Paul y yo estamos perfectamente bien. Él mira a la Mater y se pone radiante al verla. Y puede hacerlo todas las mañanas pues hemos descubierto nuestro ritual matinal. Cuando la Peregrina visita nuestro hogar, lo hago ante la imagen. «¿Dónde está Jesús?», le pregunto. Y él extiende su manito hacia la Mater y se ríe. Luego le cuento algo de Jesús y lo bendigo. Es como una pequeña oración de la mañana.

Quiero que la Mater siga en nuestra casa, que continuemos experimentando de manera tan visible la bendición de Dios, que ELLA acompañe a nuestra familia y la proteja, que la tome de la mano y camine con nosotros en toda circunstancia. Y quiero que me ayude a aprender a depositar siempre la confianza en Dios.

Traducción: Carmen Rogers, Santiago de Chile

2 Responses

  1. Maria Bernardita Carvajal Rios dice:

    Me ha dado mucha alegría escucharlos contándonos su historia ,donde la presencia de nuestra REINA ha sido tan grande.

    ¡Alabanzas a Dios en su infinita misericordia !!!!!

    Cuánto los ama nuestro Dios!!!

    Les quiero sugerir que en su oración pregunten a nuestra Reina si
    es la hora de que Ella se instale en su hogar para siempre.

    ¿ No querrá Ella que construyan juntos su SANTUARIO HOGAR ?

    Me uno a Uds. con todo mi cariño y créanme que el regalo de tener SANTUARIO HOGAR es la REVOLUCION más GRANDE de nuestra HISTORIA.

    Que Ella les bediga cada día

    M. Bernardita

  2. zulma dice:

    son un ejemplo para los jovenes!!! Que la Mater continue colmandolos de bendicione para que puedan seguir llevando a muchos hogares aMaria y su amado Hijo.Un ebrazo enorme unidos en y por el amor a la Mater

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