Publicado el 2014-08-26 In Jubileo 2014

La repatriación de los restos de Max Brunner y Hans Wormer el 20 de agosto de 1934 – hace 80 años

P.  Hans Peter Lechler. Durante nuestro Año Jubilar 2014 queremos volver la mirada a  los orígenes de Schoenstatt de una manera efectiva. Era muy similar hace 80 años. En 1934 se tomó la decisión de repatriar los restos de los Congregantes Héroes Max Brunner y Hans Wormer  que habían caído en el campo de batalla y cuyas tumbas habían sido encontradas,  y traerlos de regreso a Schoenstatt para enterrarlos a la sombra del Santuario.  Principalmente esta acción se debió a una  iniciativa del P. Alex Menningen que había sido nombrado Director Espiritual  de la Juventud de  Schoenstatt.

En retrospectiva, él describió la idea básica de este esfuerzo con estas palabras: “para arraigar a nuestra juventud de Schoenstatt en la tradición del Movimiento” hablándoles de la vida de nuestros congregantes héroes”. Luego continuó: “en los últimos años, se dio un impulso especial a este tipo de educación por los acontecimientos históricos que nos rodean (…) Dado que todo lo que fue presentado a las almas juveniles por las corrientes del tiempo tenía que ser purificado, redirigido o rectificado, lo hicimos son mucho análisis, simplemente presentando a nuestros jóvenes el heroísmo patriótico y mortal de nuestros Congregantes caídos, por medio de sus biografías”. Se hizo en oposición a la ideología nacionalsocialista en acenso justo antes de la Segunda Guerra Mundial.

Todo por Schoenstatt

Además de un grupo de padres pallotinos y testigos oculares que venían en automóvil,  el Padre Menningen viajó en un bus con 41 schoenstatianos de los cursos superiores en lo que se convertiría en una jornada agotadora.  Salieron de Schoenstatt temprano el 14 de agosto.

El día 15, encontraron los restos de Hans Wormer en Verlud, y al día siguiente los de Max Brunner en Neuville Saint Vaast.  Antiguos miembros del curso y ex-soldados ahora Padres Pallotinos, ayudaron a cavar.

Los restos mortales fueron colocados en dos urnas nuevas y trasladados a Schoenstatt  En la urna de Max se grabaron las palabras con las que había manifestado su entusiasmo juvenil:  «Ave, Imperatrix, morituri te salutant!» (Salve Emperatriz, los que van a morir te saludan),  Sus palabras se hicieron realidad.

La orna de Hans Wormer fue inscrita con sus ideal personal, «Aut Caesar aut nihil» (Todo o nada).

“Permaneced fieles al espíritu heroico con el cual fue creada la totalidad de la Obra” (JK)

El grupo regresó a Schoenstatt el viernes 17 de agosto hacia las siete de la tarde. Las urnas fueron colocadas en  la sala de conferencias detrás de la capilla de la Casa de la Alianza (Bundesheim).

En su funeral el Padre Kentenich dio unas palabras de bienvenida.  Destacó la forma como toda la Familia de Schoenstatt había acompañado espiritualmente la iniciativa: “Ustedes han conquistado un lugar en el corazón de todo el Movimiento.  No se imaginan lo orgullosas que la Federación de Mujeres y las Hermanas de María están por ustedes. No sé si se dan cuenta que han realizado un acto heroico (…) Sí, este acto de traer a casa a nuestros Congregantes Héroes se convertirá en un hito de la historia de Schoenstatt (…). Escuchen un cálido  “Deo gratias” de los labios de la Santísima Virgen y de labios de todos quienes aquí han encontrado un hogar, así como de mis propios labios y en mi nombre (…). Permanezcan fieles a la tradición. Permanezcan fieles al espíritu de los Congregantes Héroes (…) Permanezcan fieles al espíritu heroico que ha inspirado todo nuestro trabajo desde el principio y que ahora honramos”.

Siguió una larga conferencia para los jóvenes a la que asistieron seminaristas, hombres jóvenes y estudiantes secundarios. La crónica habla de cerca de un millar de participantes. Los ataúdes permanecieron  abiertos en la Casa de Alianza todo el día domingo. En la plaza de peregrinos se había levantado un enorme altar de piedra en preparación para la solemne Misa Mayor.

Esa tarde se convirtió en el escenario de una obra de teatro titulada “El secreto de Schoenstatt”. Los alrededores se convirtieron en un gran telón de fondo de “casi tres mil participantes”.

Después de la obra, los restos mortales fueron trasladados a la capilla donde la juventud de Schoenstatt organizó una vigilia que duraría hasta la noche siguiente.

Cruces Negras

El lunes 20 de agosto, se celebró en la mañana una solemne Misa de Réquiem en la Plaza de Peregrinos y el funeral se celebró en la noche. Un delegado del Superior de los Pallotinos en Roma, el P. Peter Resch viajó especialmente a Schoenstatt y presidió la celebración eucarística. En la tarde, el servicio estuvo marcado por el la obra sacra “Ave Imperatrix” escrita por el P. Hermes para la ocasión. Asistieron entre cuatro y cinco mil personas.

Los Congregantes Héroes que habían caído en la batalla fueron sepultados detrás del Santuario Original con el acompañamiento de impresionantes celebraciones y un extraordinario número de participantes de todas las ramas del Movimiento de Schoenstatt y aún más. La cruz negra de la tumba de Max, era la cruz original del cementerio de Neuville Saint Vaast. La de Hans Wormer es una copia. Algunos cursos eligieron para ellos el nombre de  “Generación  de las Cruces Negras”. Ellos habían partido no sólo para repatriar los restos de los Congregantes Héroes, sino también para conquistar el espíritu original vivo en Schoenstatt.

Nada sin Ti, nada sin nosotros

Lo que se consideró inicialmente como un arreglo temporal –las sencillas tumbas junto al Santuario- pronto resultó ser coherente y significativo a juicio de la familia de Schoenstatt. Debían permanecer ya que el mensaje central y el simbolismo de la yuxtaposición del Santuario y las tumbas, a las que se sumaron más tarde la del padre Reisnich y el padre Eise, ilustra claramente el espíritu vivo en Schoenstatt desde su origen. Explica la base sobre la que nació Schoenstatt: “Nada sin Ti, nada sin nosotros”. Por un lado Dios y la Madre de Dios, y por el otro, los instrumentos humanos, son socios esenciales  de la Alianza de Amor, que se ofrece y se acepta libremente.

Las palabras de nuestro padre y fundador siguen siendo válidas hasta hoy: “Sí. Este acto de traer a casa a nuestros Congregantes Héroes será un hito y un monumento de la historia de Schoenstatt”. Es de esta manera como el espíritu original permanece en el Santuario. Los “héroes” de los orígenes de nuestra historia, permanecen delante de nosotros y dan testimonio de las muchas oraciones y decisiones relacionadas con el origen y desarrollo de Schoenstatt. Los nombres de Max y Hans son conocidos en todo el mundo. Hasta cierto punto ellos son los primeros “herederos” de las contribuciones al capital de gracias que han sido y continuarán siendo presentadas a María, nuestra Reina de la Alianza, en innumerables celebraciones por años y en muchos centros Schoenstattianos de todo el mundo. También con frecuencia se hacen estas contribuciones real y espiritualmente en la Tumba de los Héroes, y por ende en conexión con los testigos del comienzo.

Original: Alemán; traducción: Manuel Huapaya, El Callao, Perú, Carmen M. Rogers, Santiago, Chile

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La repatriación de los restos de Max Brunner y Hans Wormer el 20 de agosto de 1934 – hace 80 años

P.  Hans Peter Lechler. Durante nuestro Año Jubilar 2014 queremos volver la mirada a  los orígenes de Schoenstatt de una manera efectiva. Era muy similar hace 80 años. En 1934 se tomó la decisión de repatriar los restos de los Congregantes Héroes Max Brunner y Hans Wormer  que habían caído en el campo de batalla y cuyas tumbas habían sido encontradas,  y traerlos de regreso a Schoenstatt para enterrarlos a la sombra del Santuario.  Principalmente esta acción se debió a una  iniciativa del P. Alex Menningen que había sido nombrado Director Espiritual  de la Juventud de  Schoenstatt.

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