Publicado el 2010-07-03 In Año Sacerdotal

Ser sacerdote con alegría, apasionado por Dios y por los hombres

Jornada internacional de sacerdotes, 21- 23 de junio de 20101mkf. ¡Cuánto se ha hablado, discutido, filosofado, sobre los sacerdotes y el sacerdocio en los últimos meses! Y se lo ha hecho a partir de una seria preocupación, por charlatanería o simplemente por desprecio. ¡Todo lo que ha provocado esto en la Iglesia, en la gente, en uno mismo! Mientras tanto, unos trescientos sacerdotes de todos los continentes, concelebran en la Iglesia de la Adoración, en Schoenstatt, y renuevan con vigor las promesas de su consagración. Al final, entonan la canción Pescador de hombres: «Tú has venido a la orilla, no has mirado ni a sabios ni a ricos, tan solo quieres que yo te siga. Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre…». Y esto sin duda moviliza. A uno mismo, y seguramente también a la gente, a la Iglesia.

 

 

Concelebración, 21. de junio

Durante tres días, sacerdotes de todas las comunidades de Schoenstatt y amigos del Movimiento, concurrieron «a la escuela de los discípulos del Padre Kentenich», como lo expresó el P. Heinrich Walter, y contemplaron «el testimonio sacerdotal del Padre Kentenich en tiempos turbulentos». Apasionado por Dios, apasionado por los hombres, hombre espiritual, fueron las palabras nucleares que comenzaron a destellar.

Los sacerdotes de la Argentina se presentanComo continuación del cierre del año sacerdotal en Roma, y para celebrar el centenario de la ordenación sacerdotal del Padre Kentenich con el Movimiento de Schoenstatt en Alemania, del 20 al 23 de junio se realizó en Schoenstatt una jornada sacerdotal internacional, de la que participaron unos 250 sacerdotes de África (Burundi, Nigeria, Kenia, Sudáfrica, Chad), de la India, Australia, América del Norte, Central y del Sur (EE.UU., México, El Salvador, Ecuador, Perú, Brasil, la Argentina y Chile) y de varios países de Europa. Intercambio de experiencias, reflexiones, celebraciones y encuentros de nivel internacional, fueron el contenido del programa presentado por las cuatro comunidades sacerdotales de Schoenstatt, para sus propios miembros, y para todos los sacerdotes que desearon participar.

Como el Padre Kentenich, tomarse siempre el tiempo para atender personalmente a cada uno

Sacerdotes de BurundiContemplaron en común la vida sacerdotal del Padre Kentenich, pues «por lo que él ha movilizado en los hombres, por lo que ha inspirado a través de sus palabras y el testimonio de su vida, sí, por lo que ha sembrado en los hombres – no solo durante su vida en la tierra – ha sido un pastor de almas y un educador profético. Sigue siéndolo hasta el día de hoy y lo será en el futuro», como dijo Mons. Dr. Robert Zollitsch en la homilía del martes por la tarde. Incluso se puede formular un programa contemplándolo a él, como se lo presentó el lunes por la mañana. Cuando uno se toma el tiempo para decir todo en cuatro idiomas sucesivamente, y cada vez con una nota personal, cuando de modo distendido y atento a la vez cuida que a cada uno, realmente a cada país y a cada sacerdote se lo presente personalmente, es – como afirmara más tarde el P. Egon Zillekens – porque el Padre Kentenich también siempre se tomó el tiempo para atender personalmente a cada uno. Cada persona con su propia originalidad, fascinantes historias de la alianza, en las que la vida se enciende por la vida.

Sacerdote de CubaComo la historia del P. Dennis Foley, de Australia, que descubrió quién era el Padre Kentenich el 15 de septiembre de 1968 a través de las vivencias transmitidas por las Hermanas de María ante la noticia de su fallecimiento.

Como las historias de ocho jóvenes sacerdotes chilenos, integrantes del primer curso de la Federación de sacerdotes fundado el pasado mes de enero, que están en el escenario al lado del P. Alfons Boes, de 91 años de edad.

Como la historia del joven sacerdote cubano, que espera poder fundar pronto la primera comunidad de sacerdotes schoenstattianos en Cuba.

Como la del sacerdote de El Salvador, que fue invitado por un amigo y que ahora se enteró que el Movimiento de Schoenstatt ya está en su patria.

Como la del sacerdote de Sudáfrica, que cuenta con orgullo que encontró su vocación en el «Santuario original de Sudáfrica».

Finalmente, los sacerdotes alemanes rodearon la gran fotografía del Padre Kentenich y contaron así, sin palabras, la historia de un Movimiento sacerdotal, que se remonta hasta los comienzos de Schoenstatt.

Sacerdote de  El Salvador«Jamás he conocido a otra persona que me escuchara con tanta atención, que me captara tanto interiormente, como nuestro Padre y Fundador. Esto no era simplemente eficiencia humana, esto era un don recibido gracias a su profunda intimidad con el Espíritu Santo, quien abrió totalmente su corazón para los hombres y para todo aquello que les conmovía y preocupaba», afirmaba Mons. Zollitsch en la homilía al día siguiente. Esa mañana los sacerdotes siguieron las huellas del Padre, y compartieron testimonios.

Somos sacerdotes con alegría, pues «¡Él es el Señor!» (Jn. 21,7)

El P. Heinrich Walter, superior general de los Padres de Schoenstatt, quien diera su alocución en alemán (se repartió la traducción en español, y se traducía en voz baja en inglés y en francés), desarrolló en la motivación de la segunda parte de esa mañana, en torno al sacerdote como hombre de Dios, apasionado por Dios, que vive de la experiencia del llamado de Dios cercano y personal: no es ningún gerente, ningún administrador, ningún hombre del perfecto rito en el culto, sino un hombre que permanece junto al Señor y por eso guía hacia Él a los demás. Finalmente, afirmó el P. Walter, se trata de ser sacerdotes con alegría, con alegría interior, que surge de esta cercanía de Dios.

P. Heinrich WalterAl apasionamiento por Dios, agregó el P. Walter, corresponde el apasionamiento por el hombre, el que percibe y toma en serio la vida existente, y «mediante la atención y el cariño, sabe despertar la vitalidad». Es una invitación a orientarse en el concepto pastoral del Padre Kentenich, que requiere «una gran capacidad de relacionarse y una actitud servicial», y «la fe en la acción de Dios en los demás», y a la vez «les hace ser sujeto y no objeto de la pastoral». Sólo «por este camino surgen procesos vitales y corrientes de vida, que captan a los grupos y a las comunidades y generan vida independiente».

Animó a los sacerdotes a que, en las tempestades de esta época, construyan molinos de viento en vez de muros y a que hagan fructificar en la Iglesia la herencia del Padre Kentenich mediante un trabajo federativo conjunto.

Las motivaciones de la mañana, junto con el estudio del documento «Sacerdote en un tiempo de renovación», fueron el material para el trabajo en grupos formados según idiomas, que tanto a la mañana como a la tarde se enriquecieron por aportes sobre el del Curso de Pastoral Padre Kentenich y por el trabajo con las familias, sobre todo en las academias.

Sacerdotes alemanesEl día culminó con una Eucaristía concelebrada en la Iglesia de la Adoración al anochecer, en la que el P. Rudolf Ammann predicó sobre el tema desde el punto de vista de la dignidad sacerdotal y lo ilustró con algunas experiencias personales con el Padre Kentenich. Después todos fueron invitados por los Padres de Schoenstatt a cenar y reunirse en la Casa Central, en el Monte Sión.

Renovación espiritual

El segundo día comenzó con la oración en común en el Santuario Original; fue el día de la renovación espiritual. «Rezamos en español en el Santuario Original. Fue maravilloso», comentaba el P. Esteban Casquero, de la Argentina. Mons. Peter Wolf presentó en cinco pasos la renovación espiritual mensual tal como la había pensado el Padre Kentenich y como se la puede utilizar «para que la alegría permanezca»:

22 de junio: comienzo del retiro espiritual en el Santuario Original1. Distanciarse y descansar

2. Retrospección y degustación

3. Realimentar el espíritu

4. Dejar tiempo para orar

5. Crear seguros para el próximo mes

Durante todo el día los sacerdotes tuvieron tiempo para seguir concretamente estos pasos, solos, de a dos, de a tres. Cada uno recibió una vianda para que no necesitaran trasladarse para el almuerzo, evitando así interferencias innecesarias. Había lugar, literatura, estímulos para cada paso.

Durante todo el día se los veía diseminados por todo Schoenstatt orando, leyendo, reflexionando, caminando… A las 17 hs. se encontraron nuevamente en la Iglesia de la Adoración para la segunda gran concelebración. La presidió Mons. Robert Zollitsch, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y miembro del Instituto de sacerdotes diocesanos de Schoenstatt.

La cuestión de la supervivencia de la fe

Junto con los sacerdotes, Mons. Zollitsch contempló la vida sacerdotal del Padre Kentenich: «Ni la sensación de la lejanía de Dios en el campo de concentración, ni el descorazonamiento del exilio, lo privaron de vivir de la fuerza del Espíritu Santo, y con esta fuerza se sacrificó por los demás.

Concelebración con Mons. Robert ZollitschFormuló clara y sencillamente lo que es el servicio del sacerdote: ¿Cuál es la tarea del sacerdote? Construir un puente. ¿Cómo vemos las orillas que deben ser unidas por un puente? De un lado está el Dios vivo, y del otro lado, el hombre. La tarea del sacerdote consiste en unir a Dios y al hombre con un vínculo indestructible, lleno de amor, duradero». Y «es sencillamente una cuestión de supervivencia para nuestra fe y para el Evangelio, y para la Iglesia, que logremos que los hombres de nuestro tiempo se abran a Dios. Pero esto no sucederá mientras lo anunciemos en abstracto. No se puede lograr tampoco si confiamos solamente en la fuerza de la liturgia, por más valiosa e importante que ella sea. Depende de vivir como «hombres espirituales» desde lo interior, de estar abiertos para las inspiraciones de Dios y las preguntas de los hombres. No de arriba hacia abajo. Sino mientras nos encontramos mutuamente con el Dios de la vida…».

La renovación de las promesas de la consagración hecha a continuación fue la vivencia más honda de este día…

Una corriente de vida…

Mons. Robert Zollitsch en MarienauLa parrillada nocturna en la Casa Marienau, con la que concluyó este día, merecería un artículo aparte. No fue necesario ningún programa ni reserva de lugares. Se reunieron espontáneamente los que arden por un mismo tema, una misma intención, una misma idea… Y quien necesitara aún alguna explicación plástica del tema de las corrientes de vida tratado el lunes, presenció desde muy cerca el surgimiento, el desarrollo y la eficacia de una corriente de vida. Sucedió exactamente a las 20.30 hs. cuando los portadores de la corriente se vistieron de celeste y blanco y se encontraron ante la pantalla gigante. Y cada vez llegaban más. Primero los simpatizantes del equipo argentino, o de Nigeria, en el partido paralelo.

CorrienteMás tarde los declarados y los ocultos fanáticos del fútbol. Luego los que querían estar donde evidentemente pasaba algo… y después también aquellos que simplemente querían estar donde estaban los demás, sea donde estuvieren y que les daba igual quién jugaba con quién… y finalmente cuando se unieron las dos corrientes más vitales de esa noche, la corriente de la parrilla y la del fútbol, y se degustó el asado frente al televisor…

El P. Zillekens opinó que todos los meses debería haber una noche así para todos los sacerdotes.

El miércoles concluyó la jornada, con los festejos en cada comunidad sacerdotal.

Renovación de las promesas

Videos en la Mediateca de SchoenstattTV

Álbum de fotos

Mons. Peter Wolf: Retiro espiritual

Mons. Robert Zollitsch: prédica

Traducción: aat, Argentina/Enrique Soros, Washington, USA

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