Quitito Asencio

Publicado el 2023-11-19 In Vida en alianza

Estar en el lugar donde Dios quiere que estemos

ARGENTINA, Maria Fischer • 

Estar en el lugar donde Dios quiere que estemos. Esto es la gracia de la transformación interior”, dice Maximiano “Quitito” Asensio, con firmeza y entusiasmo juvenil y en la fuerza del carisma de fundador. Testimonio honesto y desafiante. “El contacto directo con las fuerzas vivas que dieron origen a Schoenstatt en nuestra patria, son las que pueden encender nuevamente el fuego original de la Alianza”, comentó Maria Teresa Martino, al escuchar la grabación. — 

Quitito Asencio

Todo el testimonio es una muestra de la gracia de la transformación interior, gran regalo de la Madre tres veces admirable desde su santuario. Soy testigo de esta gracia, en esta tarde calurosa del 11 de noviembre en el Santuario de La Loma, en esta tierra de Paraná donde un grupo de jóvenes – entre ellos aquel Quitito Asensio – hace 64 años fundó Schoenstatt con un marcado toque apostólico y laical.

Soy testigo: Se levanta, con mucho esfuerzo, un anciano, hace un par de pasos cuidadosos, apoyado en su bastón, hacia el centro del lugar, toma el micrófono… y se transforma en un joven, dando un mensaje y un testimonio, con el ardor y la fuerza de un fundador, con un fuego y una convicción que toca lo más profundo del alma; mensaje y testimonio que valen toda el esfuerzo de un viaje bajo lluvia torrencial desde Buenos Aires hacia La Loma (500 km), “este lugar que es una inmensa concreción de gracia del ser humano y de la gracia de lo alto.

Cada metro cuadrado. Pensemos en todo lo que tenemos. El cerco, ¿quién lo hizo? Los postes de cemento, ¿quién los hizo? Alguien que dijo que sí y Dios le dio la gracia para que eso hiciera. El ranchito, renovado. El santuario, renovado. La casa del cuidador. Los árboles que nos rodean. Todo esto es regalo de la providencia para cada uno de nosotros”.

Equipo de espiritualidad

Equipo de espiritualidad – Foto: Héctor Ríos

Vivir en la gracia de la transformación interior

El equipo de espiritualidad invitaba ese día a una tarde de Familia en el Santuario en torno a la preparación del jubileo por los 50 años de su bendición, el 31 de mayo de 1975. “El año pasado surgió el anhelo de vivir un trienio de preparación para este acontecimiento que no es poco significativo. Son cincuenta años desde que la Mater quiso establecerse en la ciudad de Paraná”, dice el P. Ricardo Abalde, sacerdote diocesano. “Cincuenta años en los que hemos recibido abundantes gracias. Cincuenta años en que vimos como la Mater se fue instalando en todas las parroquias de nuestra arquidiócesis, así como también en una enorme cantidad de ermitas. Vemos su imagen en colectivos, en taxis, en muchos comercios”. Este año, se trata de profundizar en la gracia de la transformación interior, y esta tarde vivimos una buena dinámica con elementos que ayudan a hacer nuestro el tema, o mejor, aquel fuego que transforma. Aquel fuego de estar dispuesto a estar donde Dios quiere que estemos, transformando así “cada metro cuadrado” del terreno de La Loma, “porque ahí ha estado un hombre que ha dicho que sí a la gracia de transformación”.

“Asombro. Y no solamente el asombro por lo que está, sino lo que sucede en torno del Santuario.

Han venido los nazarenos acá, ¿no es así? Sí, por supuesto. Barrio San Martín, ¿eh? Los otros días, una peregrinación del norte de Santa Fe, eran cerca de 180 o 200 personas, que vinieron a hacer su alianza de amor como peregrinos acá en el Santuario de la Loma. Todo esto es misterio de gracia para nosotros, para decirle Sí, Mater, creo; creo y me asombras con tu gracia de transformación. Me asombras en mí mismo y en otros, me asombras”.

Quitito Asencio

Quitito Asencio

Ella ha caminado con nosotros desde el inicio de esta historia

Santuario de La Loma

Santuario de La Loma – Foto: Carlos Ricciardi

“Pero no solamente me produce asombro la gracia de la Mater, también admiración”, sigue Quitito. “Ella ha caminado con nosotros desde el inicio de esta historia. Pobrones como éramos, recontra pobrones. Somos como esto, cascarita, nada más. Y ella nos usó como instrumento para llevar esta obra hacia adelante.

Pasa que uno, de viejo ahora, vuelve a descubrir oraciones que rezó toda la vida pero que no le había dado sentido. Hay una oración que rezo todos los días y que me saca hasta lágrimas.

Aseméjanos a ti
y enséñanos a caminar por la vida
tal como tú lo hiciste, como tú lo hiciste,
preparando el mundo para Cristo Jesús.

Y yo le digo “Que así sea, Mater”, en mí, que así sea en ustedes, que la Mater camine en cada uno de nosotros, que camine con todos los bautizados, que camine con todos los consagrados, que camine con todos los obispos, que camine con el Papa, que recorra el mundo que le necesita a ella, que vuelva a engendrar a Jesucristo en la historia de la humanidad, que camine con nosotros. Ese Aseméjanos a nosotros es una oración profundísima. Creo que debe ser del Padre Kentenich, pero a mí me encanta. Que así sea, que ella camine con nosotros. Asombro, asombro y admiración son las dos palabras que tengo para la transformación interior”.

La Mater nos descubre el hermano

Destacando que no es teólogo ni algo parecido, sino viniendo desde la experiencia real, Quitito da una definición tan sencilla como desafiante de la transformación interior:

“En primer lugar, creo que la gracia de transformación interior produce una gran intimidad de corazón. La Mater poco a poco se va revelando en uno como Ella es, como Ella me quiere, eso decían los muchachos, como Ella me quiere y a través de la vida, porque usa mi vida para manifestarse como Ella es.

Esa intimidad, también me hace conocer más a mí mismo, a mis sombras, mis cluequeras, mis chuequeras, las cosas en las que no ando bien, me ayuda a conocerme a mí mismo, la gracia de la transformación interior. Pero ayuda también a conocer al hermano y amarlo con más veracidad, con autenticidad. La Mater nos descubre al hermano, nos descubre al prójimo, nos descubre al otro para que lo amemos tal como el otro es, no como nosotros nos interesa que fuera.

Y después hay otra intimidad que la Mater genera en la Alianza y en la gracia de transformación interior y que el Padre Kentenich insiste permanentemente. Ella no es el término de mi caminar, Ella es el comienzo de mi caminar. Por lo tanto, me conduce plenamente a la Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

El que tenga la experiencia de una vivencia mariana a fondo, se da cuenta lo que es Jesucristo para la Mater, lo que es el Padre para la Mater, lo que es esa plenitud del Espíritu Santo en su corazón. Intimidad con María significa esta intimidad también con la Trinidad, en la cual hay que crecer.

La gracia interior, para mí, ha tenido también un segundo significado muy fuerte, que es el de la conducción en la vida diaria, en la vida, en lo cotidiano de mí mismo. La agenda del día, lo que tengo que hacer, cómo lo tengo que hacer, Ella interviene e interviene de qué manera, digamos, eficaz, precisa, insistente. ¿Cuántas veces uno le cuerpea a cosas que le está pidiendo a la Mater?”.

Donde quería que esté

Tal vez lo que más sorprendió y desafió a los que estábamos escuchando a Quitito, fue la confirmación del carácter providencial-apostólico de la gracia de transformación interior que tantas veces malinterpretamos como algo meramente formativo o “interior”. ¡Nada que ver!

“Les cuento una experiencia que yo tuve después de estar en la función pública. Como no tenía nada que hacer, empecé a rezarle a la Mater donde quería que esté. La gran familia (NR: de Schoenstatt de La Loma) ya estaba organizada, tenía su consejo, no era tanta la dedicación necesaria a la familia. Una tarde, tomando mate con la patrona (NR: forma cariñosa de llamar a la esposa), llama el teléfono, lo atiendo. Era monseñor Karlic y me dice “Quiero ofrecerle a usted el cargo de director de Cáritas”. Le respondí “Pero yo no entiendo nada de Cáritas, pero bueno, déjemelo por lo menos hablar con la patrona”. Y Mons. Karlic termina diciendo “Bueno, a las cuatro me contesta”.

Cuelgo el teléfono y digo, ¿qué he estado pidiendo yo? ¿Qué he estado rezando yo? ¿Dónde me querés ubicar? Y fueron 20 años dedicados al servicio de la Iglesia, en una cosa que para mí no sabía nada, pero era la conducción de Dios, en donde Dios quería que uno estuviera”.

La Loma

La Loma

Estar en el lugar donde Dios quiere que estemos

“Esa es la gracia de la transformación interior, estar en el lugar donde Dios quiere que estemos para gloria de Él, para vigencia de la Alianza de Amor. Y todo esto va enriqueciendo, enriqueciendo la Alianza con lo que son los avisos de la vida. Eso que tanto le gustaba al padre Kentenich.

Recordaba el otro día, leyendo un Evangelio, aquel fragmento donde Jesús ve que una mujer pone una monedita de cobre y los fariseos ponen lo que les sobra. Tuve esa experiencia, la Mater te conduce a la experiencia del Evangelio y te quedas derretido. ¿Cómo fue esto?

En la ciudad de Feliciano, había un señor minusválido, él estaba siempre parado frente al banco y cuando pasé al cajero, le di unas monedas. A las 19:00 horas, cuando voy a la misa, ese hombre estaba sentado tres bancos delante mío. Pasa la canasta de la colecta y este hombre entrega sus monedas. ¡Me agarró tal…! Yo ni vendiendo el auto en ese momento podía equiparar lo que este hombre había dado. Me acordé de esa escena del Evangelio y bueno, esas son las gracias de transformación que todos tenemos.

Hay que estar mirando y atentos a ese lenguaje de María en lo cotidiano. Se da, se muestra. Es lo que tenemos que pregonar al mundo. El Dios de la vida, ¡el Dios de la vida! La Mater está acá, para conducirnos a Dios y para que seamos testigos de ese Dios que irrumpe permanentemente en la vida de nosotros”.

En torno a la mesa

La tarde terminó con todos sentados en pequeños o grandes grupos, con sus grupos de vida o con quienes más nos gustaría intercambiar, y fue como en el Sínodo, con estas mesas de 12 personas escuchando, hablando, discerniendo. Corazón abierto. Se sintió el aire del testimonio recibido que abrió corazones. Que me hizo agradecer por estar en el lugar donde Dios quería que esté, aunque cueste, aunque desafíe… y preguntarme cómo y dónde estar aún mejor que en este lugar, en esta misión, en esta tarea.

Gracias, Quitito, por estar esta tarde, este 11 de noviembre de 2023, en el lugar donde Dios quiso que esté. Para mí, y para tantos.

 

Texto del testimonio en PDF

 

Video del testimonio

 

La Loma

La Loma

Colaboración: Claudia Echenique, Lilita y Carlos Ricciardi, Juan Zaforas @schoenstatt.org

Etiquetas: , , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *