Consagración

Publicado el 2021-12-10 In Vida en alianza

Segundo domingo de Adviento, un día de muchas gracias

PARAGUAY, Delia y Hugo Kunzle •

Iniciamos la semana con noticias que provienen de Europa, principalmente de Alemania, país que nos cobija desde el santuario original en Schoenstatt. Las últimas palabras del ministro de salud alemán resuenan hasta ahora en nuestros oídos: “La próxima primavera todos estaremos vacunados, curados o muertos”. La Pandemia de COVID golpea muy fuerte en el viejo continente. —

Al mismo tiempo, aquí en Paraguay enfrentamos la tercera ola. A pesar de tener los biológicos disponibles en gran número, la campaña de vacunación masiva avanza muy lentamente porque un grupo importante de personas no desea inmunizarse y solo el 36% de la población posee el esquema completo (dos dosis).

Estamos orando para que esta no sea una gran ola, sino una pequeña olita.

El bautismo del Señor

El padre Tommy Nin Mitchell nos visitó en el santuario del Terruño en Ciudad del Este, desde la Argentina y en la misa del segundo domingo de Adviento nos habló del bautismo de Jesús. Un bautismo diferente al que todos obtenemos, en el que recibimos el perdón del pecado original, la declaración de que somos hijos adoptivos de Dios y, por último, nuestra incorporación a la familia de los hijos.

El bautismo es un sacramento, es una gracia garantizada de Dios. Él nos lo regaló, no es un premio de merecimiento ni una decisión nuestra. Es un compromiso de todos para acercarnos y decir libremente “yo puedo cambiar”. Esta actitud fundamental del cristiano es practicable especialmente en este tiempo de Adviento, tiempo de espera y de conversión. El Adviento nos invita a recordar que siempre podemos convertirnos, que no hay fecha límite, ni de vencimiento, que el cristiano nunca debe tirar la toalla, ni decir “ya no voy a cambiar, ya estoy así o hasta acá llegué, no me pidan más”. Por esa gracia que el Padre nos dio y nos da constantemente, podemos dar este gran paso, el cambio en la transformación y la reconciliación.

Sí, Madre, ¡te entregamos nuestro mayor tesoro!

consagraciónRecordamos que, a consecuencia de difíciles circunstancias, el 12 de abril de 1894 la Sra. Catalina Kentenich, madre soltera del joven José, se ve obligada a dejarlo en el orfanato de St. Vinzenz de Oberhausen (Alemania). Muy emocionada decide encomendárselo a la Santísima Virgen y, suplicando con insistencia, manifestó: “Educa tú misma a mi hijo, sé para él plenamente su Madre”.

Luego de la misa, ingresamos muy emocionados a la capillita del santuario, acompañados por el padre Tommy y, rodeados por los hermanos en alianza, presentamos a Bruno José (nuestro segundo hijo), a la Santísima Virgen María, donde realizó su consagración a ella, para que sea siempre su Madre, Reina y Educadora. Nuestros corazones latieron más fuerte de alegría.

Evaluación de nuestro peregrinar en Schoenstatt

Realizamos la última reunión con nuestro curso de Federación, aunque felizmente la primera presencial de este año, para analizar lo que nos dejó el 2021 y a que nos comprometemos para el que llega. Este tiempo particular nos alejó de las reuniones presenciales y nos enseñó una nueva manera de vincularnos: el modo virtual. Creemos que las voces del tiempo nos obligaban a enfrentar este desafío, y así, siempre confiados en la Divina Providencia, adoptamos los medios informáticos como el Zoom y el Meet que el modo COVID de vivir nos regaló, fortaleciendo al curso al permitir encuentros para el rezo diario del rosario, reuniones, conferencias y hasta un retiro virtual.

De tal forma, logramos no perder los lazos, sellar una alianza con el padre fundador y pasar la etapa de candidatura realizando nuestra primera consagración a través de la alegre conquista del nombre de curso e ideal “Reflejos de la Sagrada Familia, portadores del carisma del padre, al servicio de la Iglesia”, con su símbolo y además dos hermosas canciones, autoría de nuestro hermano Guido Román. Los momentos vividos nos recordaron a la Primera Guerra Mundial, cuando el Padre Kentenich muy audazmente se comunicaba con los primeros congregantes por medio de cartas o de la revista que había fundado, logrando así continuar su misión. A pesar de las adversidades, la Mater se muestra colaborando para que la obra se mantenga siempre fecunda. Para culminar nuestro año con un moño de oro, recibimos una especial bendición del padre Tommy…. ¡Cuántas gracias!

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