Publicado el 2021-04-18 In Vida en alianza

La ordenación de Fernando es un hito en la historia de Monterrey

MÉXICO, María Esther Aragón Gil/Claudia Echenique •

¡Estamos de fiesta! Ayer sábado 17 de abril fue ordenado sacerdote Fernando Manuel Martínez Uribe. Fernando inició su formación en la Juventud Masculina de Schoenstatt Monterrey. Allí descubrió su vocación, se unió al postulantado de los Padres de Schoenstatt y así pasaron años de estudio y formación para llegar a este momento en el que culminan todos sus sueños de dedicar su vida al sacerdocio, al servicio del Señor. —

 

En una emotiva misa celebrada en la Basílica de Guadalupe en Monterrey, Nuevo León, el arzobispo Don Rogelio Cabrera López ordenó sacerdote a Fernando. Por la situación de pandemia que vivimos en México, el acceso a la celebración estuvo restringido, pero se transmitió por medios electrónicos como Zoom y YouTube. La música, a cargo de un coro compuesto por jóvenes y sacerdotes de Schoenstatt, hizo que cada momento de la celebración fuera verdaderamente emotivo y bello.

La ornamentación de la basílica estaba hecha con flores de los mismos colores que el diseño de la estola de Fernando y la estampa recordatoria de su ordenación sacerdotal. Familiares y amigos cercanos acompañaron a Fernando a entregar su vida al Señor, participando activamente durante toda la celebración litúrgica.

Una celebración emotiva, con detalles significativos y un mensaje claro

Después de proclamar el evangelio de “la tempestad calmada” (Mt 14, 22-36), de la presentación y petición de ordenación del hasta ese momento diácono por el superior provincial de los Padres de Schoenstatt Fernando Baeza, y del canto del Magnificat, el arzobispo Don Rogelio Cabrera predicó su homilía con palabras que van de la mano del evangelio que él escogió para vivir este momento y su lema sacerdotal: “Jesús extendió la mano y lo sostuvo” (Mateo 14,31). Le compartió la importancia de la cercanía interpersonal a Cristo, que debe tener un sacerdote, un creyente, pues “al estar cerca identificas a Jesús y a partir de ese encuentro interpersonal inicias un camino de amor y misericordia. Además, le comentó que a través de su vida sacerdotal tendrá que ir conociendo a Jesús y a Jesús se le conoce a través del Evangelio, la Eucaristía y al mirar al prójimo.

Igualmente le compartió que todo sacerdote debe estar listo para enfrentar las tempestades. Es normal tener miedo y Jesús lo sabe, y es por eso que nos dice: “No tengan miedo” tal como se lo dijo a los apóstoles y a María. En los momentos de miedo no nos queda más que gritar “Sálvame, Señor”.

Para terminar, le dijo que es importante tener una mirada bifocal, mirando a Cristo y mirando el mundo. No solo se puede mirar hacia arriba, hay que mirar al cielo pero también mirar la tierra, si no “uno se tropieza”. Es inevitable ver los sufrimientos y las preguntas y cuestionamientos de los seres humanos. Tiene que haber el juego dinámico de mirar a Dios y mirar al mundo, de mirar la belleza de Dios pero también los límites humanos.

Nada sin la Santísima Trinidad, sin María, nada sin nosotros

“Fernando, has sido llamado a pertenecer a la Familia de Schoenstatt, que se caracteriza por el amor a María y a la Iglesia”, expresó el arzobispo. Y recordó el viaje en el que, siendo joven sacerdote, conoció el Santuario original en Alemania y allí vio en el altar la frase “Nada sin ti, nada sin nosotros”, que, aunque se refiere originalmente a María, debe aplicarse primero a Dios, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y por supuesto a la Virgen María.

Le recordó que su comunidad sacerdotal lo acompaña y que debe de tener la valentía de gritar a tiempo “Sálvame, Señor”, como Pedro a Jesús en el evangelio.

Fue una homilía dedicada a Fernando, muy emotiva, llena de simbolismo y sobre todo con mensajes importantes para la nueva vida y el compromiso que Fernando adquiere a partir de su ordenación.

Se unió a Cristo y se consagró por entero a Dios

Después de escuchar las palabras del arzobispo, se llevó a cabo el rito de ordenación sacerdotal. Se invocó al Espíritu Santo, Fernando manifestó su voluntad de recibir el ministerio, presidir fielmente la celebración de los misterios de Cristo y prometer obediencia a su obispo y a sus superiores. De esta manera, Fernando se unió a Cristo y se consagró por entero a Dios. Tomándolo de las manos, el Sr. Arzobispo recibió su promesa de obediencia. Posteriormente se postró durante la invocación a todos los Santos en las letanías, como símbolo de desprendimiento y humildad.

Le imponen las manos, lo reciben en la comunidad sacerdotal

A continuación, el arzobispo impuso sus manos sobre el ordenado para consagrarlo presbítero y después de él, todos los sacerdotes concelebrantes schoenstattianos y diocesanos presentes impusieron sus manos sobre Fernando, le comunicaron al Espíritu Santo. Este fue uno de los momentos más emotivos de la misa, en el que los sacerdotes que lo han acompañado en el camino desde la juventud hasta sus últimos años de formación lo recibieron en la comunidad sacerdotal.

Sus padres y sus hermanos acercaron los símbolos sacerdotales

Sus papás entregaron a Mons. Cabrera López la casulla y la estola con las que Fernando fue revestido como nuevo sacerdote por el P. Fernando Baeza. Mientras se veían los ojos húmedos de emoción de sus padres, que acompañaron la decisión y los años de formación de su hijo, el coro cantaba “Llévanos donde quieras, Caballero de Cristo, con el fuego en la sangre…”.

Luego, el arzobispo le ungió las manos con el óleo consagrado para que sean manos que perdonan, bendicen y consagran el pan y el vino. El paño con el que fueron cubiertas sus manos en esta unción, el P. Fernando se lo entregó a sus padres. Con un gesto bien maternal, su madre lo tomó y le fue pasando el paño por las manos a su hijo, como cuando era un niño, para limpiar los restos de aceite.

Sus hermanos Lorenza y Marcelo llevaron al altar el cáliz y la patena que el arzobispo entregó al P. Fernando y que representan la necesidad de hacer presente a Dios entre los hombres.

Al terminar el rito de la ordenación, el P. Fernando participó por primera vez como presbítero, al lado del Sr. Arzobispo y los sacerdotes concelebrantes en el rito Eucarístico.

En el momento de la comunión, el nuevo sacerdote se acercó a darles la Eucaristía, en primer lugar, a sus padres y abuelos. A su abuela, en silla de ruedas, el P. Fernando le dijo luego que “era una verdadera campeona por estar presente en la basílica”.

Con ustedes conocí a la Iglesia como familia de Dios

ordenación sacerdotalAl finalizar la misa, el P. Fernando, sumamente emocionado y con lágrimas en los ojos, dijo unas palabras de agradecimiento, primeramente al Sr. Arzobispo, a todas las personas que lo acompañaron en este día tan importante, a quienes hicieron posible una celebración tan hermosa y emotiva, a su curso “Santuarios vivos”, a los que les pidió: “Hermanos, caminemos juntos sostenidos del Señor”. También agradeció a la Juventud Masculina, a la que le aconsejó: “Raza, atrévanse a seguir al Señor a donde quiera que los llame, es la mejor aventura que podrán vivir en sus vidas”.

Agradeció a sus papás, hermanos, abuelos, tíos, a todos sus familiares que lo acompañaron presencialmente y a través de medios electrónicos. A toda la comunidad de Schoenstatt Monterrey le dijo “Gracias porque con ustedes conocí por primera vez a la Iglesia como una verdadera familia de Dios”.

El agradecimiento y la oración final fueron para la Mater, “la Reina de mi vida y de mi vocación, que me condujo hasta su santuario, que allí me acoge con su ternura maternal, me educa y transforma el corazón día a día. Gracias, Madre mía, por mostrarme a Jesús. Ayúdame a seguir sus pasos y su ejemplo. Que pueda vivir mi sacerdocio sostenido de su mano y de la tuya”.

Luego de renovar su alianza, se acercó al cuadro de la Mater y le ofreció un ramo de flores, y regaló un ramo idéntico a su mamá.

El pastor se arrodilló para recibir la bendición del nuevo sacerdote

El arzobispo le dio una bendición individual y luego lo invitó a su lado para bendecir juntos al pueblo. Luego de este gesto y mientras se escuchaba la última monición sobre la salida de la misa, el arzobispo Don Rogelio Cabrera López se arrodilló frente al P. Fernando para recibir la bendición personal del joven sacerdote a quien acababa de ordenar.

ordenación sacerdotal

Se abre un nuevo tiempo para la familia mexicana

Esta comunidad de Monterrey es fruto del trabajo que, como expresó el P. Carlos Cox en su video de ayer, “hace 33 años comenzaron los padres de Schoenstatt en México. Se dedicaron muy fuerte a las familias, los jóvenes y los santuarios como centros de espiritualidad y apostolado. De allí surgieron muchos frutos y Fernando es el primer fruto sacerdotal. Esto abre un nuevo tiempo para esta familia y ese lugar”.

Fernando es la primera vocación mexicana que surge desde la juventud masculina de Schoenstatt Monterrey y nos sentimos muy orgullosos y esperanzados de recibirlo como sacerdote en nuestra comunidad. A donde quiera que vaya, estamos seguros que será símbolo de amor a Cristo. Además, sabemos que “este acontecimiento es y será un hito en la historia de Schoenstatt Monterrey y Schoenstatt México” (Guillermo Rubio).

ordenación sacerdotal

Link al Video de la ordenación sacerdotal

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3 Responses

  1. Lupita de Elizalde dice:

    FELICIDADES Fernando Dios Ntro
    . Sr. Te siga dando la luz del amor a ntra. Madre santísima y lo puedas transmitir a los que te rodean.

  2. Juan Enrique Coeymans Avaria dice:

    Felicitaciones y muchas gracias por tu entrega Padre Fernando.Que la Mater suscite muchas y santas vocaciones en la tierra mariana de México a través de tu apostolado y servicio..

  3. Bendiciones abundantes del Señor y María Ssma. para este nuevo sacerdote de Cristo!

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