ARGENTINA, Padre Guillermo Mario Cassone. Estamos viviendo un tiempo inesperado, con grandes sorpresas. No sólo por la elección del Papa Francisco sino por lo que en muy pocos días ha generado con sus gestos y palabras. Se reciben tantas noticias que cuesta asimilarlas. A modo de saludo pascual, hago una breve reflexión personal.
A los que ya lo conocíamos, nos sigue pareciendo el mismísimo Padre Jorge de sus tiempos de superior provincial de los jesuitas, o después el cardenal Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina – y en más de una ocasión presidente de la Conferencia Episcopal – con una conducta personal ininterrumpida que confirma lo auténtico de sus gestos. Lo novedoso es que siga actuando de la misma manera como pastor de toda la Iglesia Católica, con proyección universal.
Quiero destacar las virtudes y mensajes que más me impactan: es un hombre humilde que se sabe amado por Dios y que le agradece a Él por todo lo que es y por lo que ha recibido como don, reconociendo que como todos los humanos es limitado, frágil y pecador. Por ello es misericordioso, porque ha experimentado la divina misericordia en su propia vida y en su labor pastoral y porque la demuestra en su preferencia por los que sufren y están marginados, a los que se acerca con gran ternura y afecto.
Es veraz y por ello creíble, no sólo porque dice verdades sino porque su vida coincide con lo que anuncia, su sinceridad no es agresiva, es directa, franca y transparente.
Es un pastor cercano, capaz de estar en sintonía con todos y de generar una comunicación que se hace comunión interpersonal, crea puentes con los más diversos grupos de personas y logra que lo sientan como uno de ellos.
Es una persona alegre, sonríe con espontaneidad, tiene buen humor y es capaz de bromear con cariño y respeto, genera un clima de serena alegría en torno a él.
Entre sus mensajes destaco los tres verbos que a modo de programa pronunció en la Capilla Sixtina: la Iglesia debe caminar, construir y anunciar partiendo de la Persona de Jesús y su Palabra de Vida, de la mano de María.
A todos los invito a rezar por él, como nos lo pide siempre, y les deseo una Pascua con una nueva esperanza. Como la del Papa.
Tucumán, Pascua de 2013
Gracias querido Padre Guillermo Mario por compartir tu visión del papa Francisco.ES lo mismo que sentimos los que, sin conocerlo, nos hemos asombrado con su nombramiento y con sus actuaciones.El habla cuando predica, pero también cuando actúa y vive. Pocas veces he sentido mas cierto eso que con la cara predicamos.
Así como el papa Francisco, es lo que esperaría nuestro padre fundador de todos nosotros los hijos de Schoenstatt: que con la humildad de María, transmitiéramos el gozo de que somos hijos de Dios redimidos por la sangre preciosa de Jesucristo.
El Papa ha remecido a la Iglesia, y por eso nos ha remecido a nosotros los hijos de Schoenstatt. Tenemos con nuestra Fe Práctica en la Divina Providencia, discernir lo que Dios a través del Papa nos está pidiendo: mayor sencillez, mayor humildad, sobre todo mayor amor, no solo a los demás sino entre nosotros: que lo federativo no consista en que cada uno hace lo que quiere y que tiene independencia,sino que nos federamos, es decir nos aliamos, para amarnos y amar a los demás.
Feliz Pascua a todos mis hermanos de Schoenstatt del mundo entero, de cuya entrega y santidad de la vida diaria recibo gracias desde nuestro Santuario permanentemente.