PARAGUAY, Cristina y Javier Cabral. Toma la corona, danos tu corona. Es la frase final de la oración de coronación de la Familia de Ciudad del Este.
Llegó el gran día. Después de dos años de caminar y pasar diversas etapas de conquista espiritual y material, el 1 de octubre, décimo aniversario de la bendición del Santuario del Terruño de Ciudad del Este, la familia local entregaba a la MTA su corona, como retribución a tantas gracias recibidas en todo este tiempo.
Como todos los años…
Como todos los años nos preparamos para celebrar la Santa Misa de la noche, frente a la explanada del Santuario. Allá se llevaron las sillas, mientras los responsables de la organización de la gran fiesta, miraban y palpaban las primeras gotas de lluvia que caían lentamente. También como todos los años al medio día vino una lluvia torrencial, que obligó a tomar, una vez más, la decisión de realizar la misa en el tinglado que al inicio de la ceremonia quedó pequeño.
El Padre Francisco Pistilli encabezó la procesión de entrada con el Padre Tommy Nim Mitchel y el Padre Luis de la Congregación de los Pobres Siervos de la Divina Providencia, acompañados de 27 novicios del curso iberoamericano, que tuvieron su primera salida del año desde el noviciado de Tuparenda.
Llevar Schoenstatt a la comunidad
Algunas lágrimas corrieron en muchas mejillas, fueron instantes de mucha emoción los se vivieron al colocarse la hermosa corona y durante la procesión hasta el Santuario en medio de petardos y luces de los fuegos artificiales que llenaron de colorido la noche.
El Padre Pistilli, en su homilía nos exhortó a extender el Reino de la MTA más allá del Terruño del Santuario, salir, llevar Schoentatt a la comunidad. Este es uno de los desafíos de la post coronación.
DESDE ESPAÑA, MUY EMOCIONADA, FELI!!!! MI CORAZON EN EL SANTUARIO!!
¡Felicitaciones, queridos hermanos de Ciudad del Este!
¡Qué hermosa expresión: "danos tu corona"! la corona de la dignidad de la persona, de la vida humana, templo de la Trinidad. Una corona que infunde respeto, que irradia la pureza del verdadero amor. Que cada miembro de la Familia sea un portador de esta dignidad real, en un mundo que tanto la necesita… y la anhela.