Publicado el 2010-10-14 In Vida en alianza

Las misiones. No podemos callar lo que hemos vivido…

Misioneros bei einem GottesdienstALEMANIA, Hna. Natalie Stewart. «Las misiones continúan. Son permanentes. También en la vida cotidiana. Donde quiera que vaya, donde quiera que me encuentre, solamente puedo hablar de las misiones». Esta afirmación traduce en palabras la experiencia que todavía está viva después de 10 días de Misiones y de un periodo posterior de vida ordinaria.

 

 

Misioneros, mit Sr M NatalieMisiones – Una parte del cristianismo primitivo. Parece como que la gracia de los principios, que se podía palpar en los primeros cristianos, se ha vuelto a avivar. Y ello no a raíz de una planificación perfecta. Eso es lo genuino de las Misiones. Lo propio de las Misiones no puede ser planificado. Es un asunto del corazón de la Madre de Dios y privativo del Espíritu Santo.

¿Qué es lo que ha pasado durante esos 10 días? ¿Qué es eso que cambia las vidas, que abre nuestros ojos a lo esencial?

Las misiones: lo mejor que me ha pasado en la vida

«Las misiones son lo mejor que me ha pasado en mi vida», dice Julia con convicción. Y los demás misioneros saben por qué lo dice.

Aunque las misiones incluyan actos, acontecimientos y estrategias, no son un ni un acto, ni un acontecimiento ni ninguna estrategia planeada previamente.

«Las misiones son una actitud vital», agrega Lisa abordando el quid de la cuestión, y ella sabe por qué lo dice, después de la experiencia de misiones vivida en Méjico y ahora en Alemania. Ella dijo SÍ y esta vez hizo de las misiones aún más un asunto de su corazón, cuando optó por dirigirlas junto con Tobías Büdel.

Nuestro grupo, integrado por cerca de 30 misioneros, se lanzó a la aventura de ir por diez días a Erlenbach. Se habían planeado varias actividades en la parroquia, muchas de ellas como preludio de la misión, para discutir y concertar los diferentes aspectos. Los misioneros estábamos entusiastas de poder colaborar con el párroco, el Padre Kraft, y con otros voluntarios de la parroquia. También nos maravillamos al ver los carteles y estandartes amarillos distribuidos por las calles con la leyenda: «¡Los esperamos!».

El programa incluía actividades para niños y adolescentes, una cena a luz de las velas, visitas a hogares de ancianos, preparación de la Sta. Misa en la parroquia y en escuelas, visitas a escolares, a casas de encuentro de la juventud, y la oración vespertina de todos los días…

Lo más importante

Abendgebet mit der GemeindeCon todo, las misiones viven de algo más que no es fácil de describir y que quizás es lo más importante: «el puerta a puerta». Todas las mañanas partían los misioneros de dos en dos a recorrer las calles de Erlenbach, Mechenhart y Streit. Hacían una pequeña señal de la cruz en el timbre, con el deseo de que haya paz en cada casa. Llamaban y esperaban. En cada casa, un poquito de temor. ¿Se abrirá la puerta? ¿Habrá alguien aquí? ¿Qué les diremos? ¿Qué nos espera? En cada ocasión, un nuevo salto. Lo principal, el «puerta a puerta», nunca se convirtió en rutina. Era el instante en el que queríamos darle vía libre a Dios. Una cierta inseguridad que despertaba una gran confianza.

Ser misionero significa ser instrumento

MittagspauseSencillamente no podemos callar ante lo que hemos visto, oído y vivido:

Hubo gente que abrió sus puertas y se alegró por nuestra llegada.

Otros no nos recibieron, pero siempre quedó una bendición sobre esa casa, pues llevábamos a Cristo y a su Madre en la imagen de la Virgen Peregrina. Ser misionero significa sencillamente ser un instrumento. Dejar obrar a Dios, darle espacio.

Al alcalde de Erlenbach le agradaron los jóvenes con sus camisetas amarillas. ¿Habrá intuido que en su pueblo había nacido una corriente subterránea? Ya nada será como antes. Algo se mueve. No solamente las puertas de las casas.

Detrás de la puerta está ÉL

misionerosAlguien podría preguntar: ¿las misiones son una nueva estrategia de conversión?

No.

No llevamos alguna cosa, no llevamos solamente a Dios, no. Las misiones son mucho más que eso: es «encontrarlo a ÉL» detrás de las puertas, en los encuentros con las más diversas personas, con las distintas historias de unas vidas, de destinos llenos de dolor y de experiencias felices, en un hablar, rezar, preguntar y llorar juntos.

En el encuentro entre personas ÉL se hace palpable. Es ÉL quien entra en la vida cotidiana, en ese hogar, en esa familia. Los misioneros siguen su camino. Pero Dios se queda.

Así se comunica la fe. Así se sigue comunicando. En los diez días experimentamos de hecho una partecita del cristianismo primitivo, una comunidad que irradia su fe. Pero no premeditadamente. Nadie establece un nivel. Nadie tiene la pretensión de saber como se debe hacer. Y justamente esto da lugar a la vida.

La casa de encuentros de las juventudes católicas, donde nos alojábamos, se transformó en un pequeño centro de la nueva evangelización, las puertas estaban abiertas: cada vez más gente de la parroquia se encontraba allí con nosotros, daban vueltas alrededor, traían tartas y fruta, de modo que ya no pudimos hablar de una comida de mera subsistencia. Experimentamos que si nosotros nos preocupamos por SU Reino, todo lo demás se nos dará por añadidura. También se unieron a nosotros nuevos amigos. Un muchacho contó que en su casa, durante estos días, dormía sobre una esterilla aislante, para hacer como nosotros. Dos chicas de la parroquia pidieron la cruz de misioneras y nos acompañaron en las visitas a los hogares. A Dominik le gustó nuestra música, así que finalmente tocó el tambor con nosotros. Hubo contactos con los scouts y con miembros de las juventudes católicas. ¡Pura vida! Pero nada de esto había sido planeado de antemano.

Ustedes nos han incorporado a sus vidas

Im Gespräch mit Gemeindemitgliedern«Ustedes nos han incorporado a sus vidas». Esta expresión de un vecino de Erlenbach hizo patente lo que realmente es la fe: vida. Y a través de la vida, se despierta una nueva vida. Pero no se trata de una estrategia, como si quisiéramos convencer a cada uno de que aquí hay algo bueno… no es así.

Vivimos en comunidad, rezamos juntos, le entregamos a Dios y a la Sma. Virgen los anhelos de la gente, llenamos las tinajas con agua y mientras fluía, cada uno tenía presentes los encuentros que se habían producido ese día. Y de alguna manera, cada uno se consideró un instrumento. Durante las misiones, la oración de la noche era un momento fuerte en el que se podía palpar otra dimensión. Estaba llena de vida, cantando canciones en alemán, castellano e inglés. Esta oración de la noche, junto con la oración de la mañana, la Sta. Misa y las motivaciones, eran la fuente de donde sacábamos fuerzas. Y entonces había que salir… Sí, necesitamos una fuente de fuerzas. Las misiones no consisten en volar por el séptimo cielo. Es un trabajo duro, rayano con el límite de lo que se puede rendir. Las misiones son como el servicio de emergencia de la fe.

Suyo es el tiempo

Hier wird alles zu Gebet Aquí no se trataba de un proyecto ideado por los hombres. Nos pusimos en camino por Cristo. Y abiertos para lo que ocurriera, para lo que Él quisiera de nosotros y tratar de vivir continuamente en la gracia de los comienzos, del primer amor, de la primera llamada a las misiones. «Si una vez fuiste misionero, lo serás siempre» dijo alguien. Desde luego, algo de cierto hay en ello.

Queremos contar otra una experiencia: una mañana, dos de los misioneros tenían aún 45 minutos hasta el almuerzo. ¿Valdría la pena salir aún de puerta en puerta? Salieron…

Y el resultado: Dios puede hacer de 45 minutos el equivalente a dos días. Suyo es el tiempo. En esos minutos les regaló encuentros maravillosos, interesantes y plenos de vida. Incluso Manny, que tenía en el jardín una gran moto y sobre el timbre de la casa sólo había escrito «Manny», nos miró desde arriba, desde una ventana, e intercambió con nosotros un par de palabras alegres. Estaba contento, nos dijo, y nos transmitió también a nosotros esa alegría que da un hombre feliz. Miró hacia abajo, apoyado en sus brazos tatuados. Nosotros levantamos la vista, y en ese par de minutos todo fue cordialidad y benevolencia. Dios estaba allí.

¿Quién encuentra a quien?

AustauschDos misioneros que durante toda la mañana habían encontrado casas cerradas, ningún interés y una puerta que cerraron de golpe, al final de la calle estaban un poco desanimados. En ese momento se acercó una joven madre con su hija. Ella tenía ganas de hablar con los misioneros, pero podía recibirlos únicamente en ese día y en ese momento… si ellos querían ir. En esta experiencia, Dios salió al encuentro de los misioneros ¿Quién regaló a quien? ¿Por qué estaban ambos en ese momento y en ese lugar? La conversación se transformó en un maravilloso encuentro. Así obra Dios. Cuando nosotros no queremos imponer nuestros propios planes.

Así funcionan las misiones: una vivencia

misiones-HeiligtumEn las misiones no rigen las categorías de éxito o fracaso. Mientras trabajemos mano a mano con el Espíritu Santo, siempre es el momento oportuno, la persona adecuada es la que está ante mí, éste es el lugar adecuado. Es la realidad que experimentamos. Esto es la Iglesia.

Durante las misiones no hablamos mucho de la fe en la Divina Providencia, del Capital de Gracias, de ser instrumento, de un buen trabajo conjunto entre los sacerdotes, jóvenes, Hermanas, seminaristas, Liga, Federación, Instituto. La verdad es que apenas hablamos de todo ello. Simplemente lo vivimos. Es una vivencia.

Y justo entonces entendemos que es así como funcionan las misiones.

Así se ha imaginado el Padre Kentenich el trabajar juntos.

Las misiones tienen algo que decir a la Iglesia.

¿Tiene Schoenstatt algo que decir?

¿Tiene la Iglesia algo que decir? Las misiones.

Posdata

Justamente ahora acaba de escribirme una colaboradora de la parroquia de Erlenbach:

«En la parroquia de Erlenbach cuelga aún un estandarte. Siempre me pone muy melancólica… Algunas amistades perduran por años sin que haya encuentros permanentes. Espero que también será así la amistad que nos ha vinculado a todos».

misiones

Traducción: aat, Argentina/ Nacho Fontes, Madrid, España

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *