Publicado el 2010-04-06 In Vida en alianza

Pueblo de la Alianza de Limeira en la Montaña Sagrada

Peregrinos em Atibaia/SPBRASIL, Hna. M. Nilza P. da Silva. Temprano el 21 de marzo, el guardia del santuario empieza a recibir amablemente a los autobuses y automóviles de peregrinos en Atibaia, estado de São Paulo. Le pregunta al chofer y anota: «¿Cómo se llama? ¿Cuántas personas hay en el autobús (o microbús, o van, o auto)? ¿De dónde vienen?» Les da la bienvenida, les desea un día lleno de bendiciones y les franquea el paso. Ese día recibe nada menos que 8 autobuses, 5 microbuses, 12 vans y centenares de automóviles particulares… la mayoría provenientes de la diócesis de Limeira, estado de São Paulo.


Se forma a enorme fila para entrar no santuário e falar pessoalmente com a Mãe

La alegría de no venir sola

¡Rápidamente se forma una enorme fila para entrar al santuario y hablar personalmente con la Virgen! La Sra. Clarice, de Cosmópolis, estado de São Paulo, ya espera desde hace rato y ahora está muy feliz, porque ella y otras siete personas entran a ese lugar tan sagrado. Al ver a una Hermana de María, esboza una gran sonrisa y muestra los grandes sobres que carga: «No vengo sola» – dice la simpática señora – «¡tengo aquí más de 200 cartas para entregarle a Nuestra Señora!» No puedo dejar de preguntar cómo ocurrió eso: «Es que en mi ciudad tengo contacto con muchos grupos y les avisé que venía al santuario. Todos querían acompañarme, pero muchos no podían. Entonces tuve la idea de pedir que quien no pudiera venir escribiese una cartita para la Madre y Reina, que yo le entregaría. Vea, tengo aquí conmigo más de 200 cartas.» – reafirma ella. Un poco más adelante está la Sra. Neusa, de Rio das Pedras, estado de São Paulo, que viene con rostro radiante y dice: «¡Es Navidad! ¡Es Navidad!» ¿Cómo? – le dicen – ¡estamos ya a mitad de marzo! La respuesta es: «Si ahora, en marzo, aquí es como el cielo ¿cómo será en Navidad? Para mí ¡hoy es Navidad! ¡Cuán hermosa debe ser aquí la Nochebuena!».

Parece que los peregrinos no se dan cuenta de que el cielo está nublado y que de vez en cuando los aguaceros caen sin piedad. La alegría de estar en la casa de la Madre de Dios es mayor que la lluvia y el sol.

¿Para qué vinieron? ¡Las respuestas son múltiples!

Peregrinos em Atibaia/SPLucas y Luciano, de 17 y 18 años, respectivamente, responden que vinien principalmente para conocer el lugar. El Padre Marcos Teodoro, de Pirassununga, estado de São Paulo, revela con alegría y sencillez que viene para ser, por una vez, un romero entre los romeros en el santuario. En la carpa, es quien da la bendición del Santísimo, después del recibimiento de la Hna. Gislaine y una reflexión sobre el día de gracias como peregrinos. Esa reflexión está de acuerdo al interés de la audiencia de mayor edad, ya que la Hna. Jozelene conduce la reflexión para los jóvenes y la Hna. M. Esmeralda, la de los niños.

Aprovechar cada momento de gracia

¡Ahora todos se reúnen nuevamente, para el momento de adoración y bendición! Los pequeños peregrinos tienen un lugar privilegiado, al lado del altar. «¡Ya me cansé, ya no quiero más!» dice un pequeño peregrino, pero obedece a la petición de aguantar un poquito, pues la oración está tan bonita y no demorará mucho más… Los adultos y los jóvenes aprovechan más… los músicos con sus instrumentos armoniosos favorecen la introspección. Todos se unen a las diversas intenciones de la Iglesia, del país y traen sus peticiones y agradecimientos personales para el Niño Jesús, quien mensualmente los visita en los brazos de su Virgen Peregrina.

Durante ese tiempo, la fila para entrar al santuario y tener una conversación con la Virgen se alarga de nuevo. «Quiero aprovechar mientras otros almuerzan para ir al santuario, espero que después sobre algo para mí», comenta una peregrina. Un señor dice: «Traje el almuerzo de casa, así puedo comer más rápido e ir al santuario.» Cada quien se las arregla a su modo para estar con la Madre Dios, para entregar y recibir sus regalos de amor.

Durante la tarde, mucha gente alterna entre el rezo del viacrucis, visitas al santuario y la confesión, de modo que todos pueden tener su momento de encuentro con la Madre y Reina y su Hijo divino.

Ellos son el eslabón entre el santuario, el párroco y las familias

Antonio y Aparecida Betim, coordinadores diocesanos de la Campaña de la Virgen Peregrina, casi no pueden creer lo que ven: comenzaron a llegar los sacerdotes para la celebración: uno, dos, tres, ¡9 sacerdotes que dejaron sus parroquias para venir a este momento especial! Mácia Abreu revela: «Esta semana, fui a una reunión del clero ¡y dijeron que esperaban a todos aquí!» Con su esposo, Osvaldo, ella coordina la Campaña en la ciudad de Americana. «Promoví y promuevo el Movimiento porque cuando la Virgen entra a las casas, las familias reciben muchas gracias» dice el P. Marcos, de la Parroquia de San Francisco de Asís, en Pirassununga, estado de São Paulo. Agrega: «Todos los misioneros de la Virgen Peregrina, trajeron a las familias para la santa misa de renovación de la Alianza de Amor. ¡No faltó ninguno! Los misioneros de la Virgen Peregrina apoyan mucho a la misión del párroco. Son un eslabón entre el santuario, el párroco y las familias».

Pueblo de la Alianza, a los pies de la Montaña Sagrada

Sólo ahora es posible darse cuenta del número de personas que participan, pues con la invitación a la santa misa, a través del sistema de sonido, la fila para entrar al santuario se deshace y la carpa, con capacidad para aproximadamente 6 mil personas bien acomodadas, está completamente llena. «¡Nos reunimos como pueblo de la alianza, a los pies de esta montaña sagrada!» Así saluda a los presentes el P. Ademir Zanarelli, párroco de Nuestra Señora del Carmen, en Americana y Vicario Episcopal para la Región Sur de la Diócesis de Limeira. A su lado están concelebrando el P. Rossini, asistente eclesiástico de la Campaña de la Virgen Peregrina en la diócesis y otros siete sacerdotes. Cada quien dice su nombre y el nombre de su parroquia. Los peregrinos responden con salvas de aplausos. Después del acto penitencial, en el momento de la colecta, cuando se llevan las intenciones de la santa misa, entran las banderas de los municipios de las 15 ciudades que componen la diócesis, algunas de ellas aportadas por representantes gubernamentales de los municipios. El pueblo de Limeira es puesto bajo la protección y bendición de la Virgen de Schoenstatt. El alcalde de la ciudad de Americana, Diego de Nadai y su esposa Juliana (a la derecha en la foto), traen la bandera de su municipio y participan en la celebración al lado de Sérgio Balthazar y su esposa (a la izquierda en la foto), presidente del Ayuntamiento de Cordeirópolis, estado de São Paulo.

En su sermón, el P. Ademir invita a todos a vivir el momento actual como una hora de gracias y practicar la pedagogía del amor, para que todos vivan por medio de nosotros el amor y el perdón de Dios. En la participación de la celebración eucarística es evidente el silencio y concentración de los peregrinos de la Madre y Reina. Aunque la carpa está repleta, todos rezan piadosamente y pueden recibir la eucaristía, distribuida por 40 ministros extraordinarios.

Después de la comunión, el P. Ademir entona el himno del año sacerdotal que resuena por todo el ambiente en forma de oración. Después del himno, el P. Rossini agradece el esfuerzo de los coordinadores y misioneros para la realización de esta tan hermosa peregrinación y las actividades de cada uno, con la Madre y Reina, en las parroquias de la diócesis. Cada sacerdote presente recibe como recuerdo de ese día un cuaderno de notas, en el que hay frases del P. Kentenich, del Papa Juan Pablo II y del Padre Pio, sobre el sacerdocio. A un lado, está una botella de vino, para completar la alegría.

Después de la celebración ¡el retorno a casa!

Pero antes, una foto con el alcalde, otra con el párroco, una más con la Hermana de María. Así cada quien tiene su manera de conservar un recuerdo, para que las alegrías y gracias de este día bendito queden aseguradas por mucho tiempo. «Hoy aprendí que puedo venir al santuario y entrar en él llevando conmigo a todos los que no vinieron», revela un señor al despedirse. Cada uno aprendió mucho, cada quien se lleva a casa su momento personal de encuentro con Jesús y con la Madre y Reina. Por eso podemos creer que este día es un gran impulso para que, por medio de Schoenstatt, del santuario, se desarrolle la cultura de la Alianza de Amor.

Fuente: www.maeperegrina.com.br

Traducción: Eduardo Shelley, Monterrey, México

 

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