ARGENTINA, Tita Ríos. El de hoy es un día tormentoso de frío, llovizna y viento. Nunca nos hubiéramos imaginado que pasaría luego de las alianzas en La Loma. Ayer todo lo contrario, ¡fue primavera en el cielo y en la tierra! Y no es para menos: un puñado de mujeres sentadas en los primeros bancos, 12 mujeres que con tanta responsabilidad se venían preparando hace bastante tiempo para sellar una alianza con María, acompañadas por sus familiares, amigos y la Familia de la Providencia.
Durante la misa las ofrendas fueron llevadas, junto al pan y vino, por la jefa y subjefa salientes. Le seguían una docena de «rosas especiales». Eran ellas, las nuevas aliadas. Portando una rosa roja en señal de amor a la Madre, se conjugaron en mutua entrega quienes experimentaron el cobijamiento y hoy esperaban ser transformadas y enviadas.
La alegría desbordaba, la emoción en sus corazones y el sollozo a flor de labios de quien se siente amada y responde al amor y se une para siempre.
Una docena de rosas para la Madre fue el resultado de la perseverancia en conocer dentro de la rama de madres el ser instrumentos dóciles en manos de María, a ejemplo de nuestro Padre y Fundador. Se unieron misioneras y peregrinas para demostrar cuánto se puede crecer en el amor de hijas y madre para el bien de la Iglesia y el mundo. Y ser mujeres santas en un mundo tan convulsionado.