«Desde que la conocí su único sueño fue conocer Schoenstatt»

Jorgelina Jordá. Sonnenau es una de las casas donde se hospedan muchos peregrinos latinos. En esta oportunidad nos encontramos con tres argentinos, el matrimonio Abuín, de La Plata (capital de la provincia de Buenos Aires) y de Antonio Jesús Fernández, sanjuanino que actualmente vive en Mendoza.

Los tres argentinos coincidieron que les costó mucho ubicarse y sugieren poner más carteles en inglés o en castellano. «El alemán es totalmente diferente y todavía no se cómo llegué aquí» – decía Antonio – «Simplemente vine por un viaje de negocios, pedí unos días libres y pude disfrutar de un fin de semana en Schoenstatt». Este ingeniero, que pertenece a la obra familiar de Mendoza desde hace cinco años, comenta que le sorprendió lo grande que es Schoenstatt: «Pensé solo encontrarme con un Santuario y me encontré con más regalos, es increíble como de lo pequeño surgen cosas tan grandes, como también desde un pesebre se originaron tan hermosas catedrales en Europa».

Antonio conoció el Movimiento de Schoenstatt en el colegio de Dios Padre, al que asisten sus hijas, y en el 2005 fue invitado junto a su esposa para participar en la rama de matrimonios. En cambio el matrimonio Abuín se vinculó a Schoenstatt porque Mirta pertenece a Schoenstatt desde la juventud y militó en la rama de mujeres profesionales hasta que se casó con Alfredo.

Schoenstatt, un sueño de toda la vida

Carlos cuenta respecto a su esposa: «Desde que la conocí su único sueño fue conocer Schoenstatt». Mirta explicó que ahorraron peso tras peso para poder visitar el lugar y agrega: «a los argentinos nos cuesta muchísimo viajar hasta acá, todo nos sale cinco veces más caro, así que fue un gran esfuerzo». Ambos tuvieron el gran regalo, como platenses patrióticos, de asistir a la celebración por el Bicentenario del primer gobierno patrio en el Santuario Original. Todos los viajes tienen sus sorpresas».

Lo más impresionante fue visitar la habitación del Padre en la Casa de Formación de las Hermanas de María. «¡El Padre está vivo en ese lugar!», dijo Mirta, que quedó impresionada por la pulcritud. «Mi elección por Schoenstatt fue por el Padre, me enamoré de su carisma y es un gran sueño poder visitar su tierra». Agrega: «Nosotros nos formamos con todos los libros schoenstattianos, a pesar que nos invitan de otros movimientos, yo ya sé que mi vocación es la del Padre».

En el mismo fin de semana llegaron varios peregrinos de Chile – muy atrasados por el cierre de los aeropuertos en Inglaterra debido a la nube de cenizas – y de México, además un nutrido grupo de paraguayos, que viajaron mediante una agencia de viaje que organiza peregrinaciones por santuarios marianos en Europa. No sabían casi nada de Schoenstatt, pero después de las hermosas experiencias en este lugar de gracias, se propusieron buscar el contacto con el Movimiento en su país.

Un aviso para todos los visitantes, peregrinos, viajeros, turistas de fuera de Alemania: para alojarse en Schoenstatt, saber como llegar o pedir visitas guiadas por una Hermana de María de habla hispana, no hace falta esperar un milagro ni enviar una lluvia de correos electrónicos a todos los conocidos en Schoenstatt: basta simplemente buscar esos datos en esta misma página, en {cms_selflink page=»visita-al-lugar» text=»Visita al lugar,»} un servicio de la Oficina de Prensa.