Hna. M. Damiana Czogala/mkf. Esta tradición tiene ya más de diez años, tanto que muy pronto podrán participar los hijos de los que en aquel entonces eran niños. Se trata de la fiesta de San Nicolás que todos los años, en un sábado cercano al 6 de diciembre, realizan en Schoenstatt las familias polacas que viven en sus alrededores. El punto culminante, esperado con gran impaciencia (no solamente) por los niños, es siempre la llegada del «verdadero» San Nicolás, vestido – como corresponde – con ornamentos episcopales, mitra y báculo. También este año uno de los padres asumió este papel.
Unos treinta adultos y muchos niños llegaron a la Casa de Peregrinos el pasado 5 de diciembre. La mayoría conoció Schoenstatt por la visita mensual de la Virgen Peregrina que reciben en sus hogares, son muchos también los que participan regularmente en la Sta. Misa que se celebra todos los meses en polaco en el Santuario de las Familias y en los días de retiro. Algunas de las familias se ocupan desde hace años de la acción «Un millón de niños rezan el rosario» y se han responsabilizado para que también en Schoenstatt los niños recen, cada 18 de octubre, por la paz y la unidad.
El encuentro se hizo en dos idiomas: polaco y alemán. Para las familias polacas es muy grato rezar y tratar temas religiosas en su idioma, aunque frecuentemente hablan muy bien el alemán. Algunos tienen un cónyuge alemán que no sabe polaco, pero que participa con gusto en estos encuentros.
Antes de que llegó San Nicolás, hubo un momento de meditación en tres grupos. Los niños vieron un video sobre San Nicolás acompañados por la Hna. M. Augustyna y la Sra. Christina, una catequista.
Invitados a tocar el manto de la Mater
El P. Chrysostomus Grill se ocupó de dar una motivación a los adultos de habla alemana. La Hna. M. Damiana Czogala lo hizo para los polacos.
Después se reunieron todos en la capilla de la casa para que los niños reciban la bendición. El P. Grill invitó a los niños a tocar el «manto de la Mater» en una imagen de la Peregrina.
Después de una breve vacilación – los niños están acostumbrados, en sus familias, a besar respetuosamente la imagen de la Peregrina – todos se alegraron por esta nueva idea.
Luego llegó ¡por fin! San Nicolás. Y los niños se sorprendieron al comprobar que él sabía exactamente lo bueno que ellos podían hacer y lo bueno que habían hecho. Los niños habían preparado cantos y poesías para el Santo. Sara María y Marcel hicieron a la perfección el papel de los ángeles que lo acompañaban.
Cuando se retiró, apenas comenzado el anochecer, la Navidad estaba un poco más cerca…
Traducción: aat, Argentina