Publicado el 2009-12-11 In Vida en alianza

MIPÂRENDA – Mi-Tupãrenda

Miparenda... Oscar Vidal. ¡El día que se realizó la Fiesta de la Familia descubrí que Tupãrenda para mi nieto tenía otro nombre! En el medio de los aprontes y la expectativa general que habíamos tenido en los días anteriores, y cuando estábamos por subir al auto para salir todos para Tupãrenda, mi nieto me pregunta de nuevo adónde íbamos.

– A Tupãrenda, le respondí.

– No, yo no quiero ir… yo quiero ir a Mipãrenda.

Rumbo a mi TuparendaAl principio no entendí a qué se refería, hasta que su mamá vino y me dijo que para él Tupãrenda no se llamaba así porque el «tu» indicaba que no era suyo. Por lo tanto utilizaba las reglas gramaticales que han aprendido los niños de 4 años. Llamarle por su nombre real representaba por lo tanto que nuestro Santuario Nacional no le pertenecía.

En ese momento, como todo abuelo que se precie, me sentí orgulloso del descubrimiento y de lo inteligente que era mi nieto, y bla bla bla…

Todo el camino conversamos del tema y realmente no había caso de convencerle que Tupãrenda era, así como él se llamaba José María, un nombre que no se le debía cambiar. ¡Rotundo fracaso nuestro intento! Se mantuvo en que eso no era así y que adonde él iba era a Mi-Pãrenda.

Realmente es hermoso que él sienta «naturalmente» esa pertenencia que nosotros siempre trabajamos mucho para poder sentir. Los mayores nunca fuimos tan creativos para verlo de esa forma. Qué inteligente mi nieto… ¿verdad?

Desde ahora, como mi nieto, cada vez que voy a Tupãrenda también voy a Mipãrenda

Pasados unos días le comento este hecho tan peculiar a otros hermanos de Alianza, y sugiero que deberíamos trabajar esta idea. Grande fue mi sorpresa al enterarme de que su hijo también hace lo mismo. Aún mayor sorpresa resultó que al indagar un poco más… varios niños de edades similares le llaman todos: ¡Mipãrenda!

¡Qué decepción para mi orgullo de abuelo, pero qué descubrimiento tan grato! ¿No es increíble? ¿Qué les parece a ustedes?

No podemos dejar pasar esto sin al menos hacer alguna reflexión al respecto:
– ¿Siento yo esa sensación de pertenencia al Santuario?

– ¿Tengo el anhelo de visitarlo periódicamente para sentir las gracias que me trasmite la Mater?
– ¿Reconozco que este punto de contacto, junto con los otros dos que son el P. Kentenich y la Mater, me dan la fuerza que necesito para vivir una verdadera vida cristiana dentro de la Iglesia católica que es nuestra gran madre?

Desde ahora, como mi nieto, cada vez que voy a Tupãrenda también voy a Mipãrenda.

Les invito a meditar sobre este tema que ha nacido de la inocencia de muchos de nuestros hijos y nietos pequeños… ¿Quién les habrá puesto esa idea? ¿Alguien lo duda?…

¡Nuestra Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt!

Fuente: Revista Tuparenda, Paraguay

 

1 Responses

  1. Cecilia-Chaco Argentina dice:

    Oscar hermoso el art. y cuanto tenemos que aprender de los niños¡¡¡, nunca lo pense pero Tuparenda ahora para mi tambien es miparenda.

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