Publicado el 2009-11-25 In Santuario Original

Voluntariado: un viaje por el mundo

Jornada de voluntarias alemanes - Fotos: StockingerMagdalena Stockinger. Después de su voluntariado en el extranjero, 17 jóvenes mujeres se encontraron en Schoenstatt. Todas ellas estuvieron en algún lugar del mundo en un centro de Schoenstatt y cada una tiene interesantes vivencias que contar. Así fue que el fin de semana en la «Missionshaus» se convirtió en un conmovedor y emocionante viaje personal a través de los países donde ellas hicieron su voluntariado.

 

Hay tanto que contar que ni siquiera sé por dónde comenzar…

Símbolos del tiempo en otros paísesSentada en el coche donde van también otras tres voluntarias, nos damos cuenta de que el tema principal de conversación es nuestra estadía en el extranjero. «Por fin puedo hablar de mi voluntariado con personas que sienten lo mismo que yo». Yo conduzco y a mi lado va Jacqueline, que nos cuenta de su conmovedor viaje a la República Dominicana, de su trabajo en un centro de alimentación con niños en un desastroso estado de desnutrición, de las clases de alemán que impartía a niños, entre ellos algunos menores de un año, y de sus historias como ayudante de médico en pésimas condiciones higiénicas. Cuando nos cuenta que de regreso en Alemania tuvo que hacerse una prueba de Sida, recién nos damos cuenta de la seriedad de la situación. Gracias a Dios el resultado fue negativo. Positivo es el relato de Marianne que nos lleva a un viaje por Sudamérica,  Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Paraguay, mientras estábamos atrapadas en el tráfico de alguna carretera congestionada. Seguramente Marianne se sintió siempre como «hija predilecta de Dios» ya que pudo viajar siguiendo las huellas del Padre Kentenich. También Domenica, nuestra conductora nos entretiene no sólo con buenísima música chilena, sino también con relatos acerca de sus experiencias en el santuario de Bellavista en Santiago de Chile.

Nos encontramos en el origen, el punto de partida

IntercambioFinalmente llegamos al Santuario Original. Nuestro primer camino nos condujo aquí, el lugar de origen donde todo comenzó. Hoy más que nunca tomamos conciencia del verdadero significado de esto. Sí, Schoenstatt es un movimiento internacional y multifacético y nosotros estamos aquí, en el punto de partida.

Llegando a la Missionshaus recibimos una cariñosa bienvenida impregnada de aroma latinoamericano. Una y otra vez se hacen presentes las ovaciones a medida que van llegando otras voluntarias, algunas de ellas personas con las que durante meses compartimos día y noche en el más inolvidable e intenso período de nuestras vidas. En medio del tumulto reconozco a María, no sólo por su camiseta de la JMJ sino más por los recuerdos que vienen a mi memoria de nuestro tiempo en Sydney, Australia. Es increíble que ya haya transcurrido un año, hasta me parece que fue todo un sueño.

Ningún guía turístico podría habernos transmitido tantas ganas de ir a Méjico

IntercambioTantas cosas increíbles por contar y tantas otras más por experimentar ¡así que manos a la obra! Las Hnas. Tabea y M. Angela,  de Milwaukee, nos invitan a participar de la ronda de presentación, donde cada una de las 17 voluntarias entrega el símbolo que escogió para representar su tiempo de voluntariado. Al final de la presentación se hallan alrededor de la vasija con las banderas nacionales más de 17 distintos objetos: algunos curiosos como el colorido dragón de madera que trajo Gabi de Méjico o la figura del Santo Niño que trajo Annika de las Filipinas, pero también algunos objetos muy familiares como santuarios o cruces de la unidad. Cuando Anna se presenta con una chalina y nos habla de su proyecto de Calcuta en el que durante el invierno repartieron chalinas amarillas a los niños de la calle, me doy cuenta de cómo este encuentro nuestro se va convirtiendo en un viaje por el mundo…

Entre hermosas canciones en inglés, alemán y español, se hacen presentes Apollina, Simone y Gabi con un detallado reporte acerca de su estadía en México. Ningún guía turístico podría habernos transmitido tantas ganas de ir a México como lo hicieron ellas con su presentación de Power Point con hermosas y coloridas fotos de su viaje. A pesar de esto, el viaje y el conocer otros países no fueron las razones principales que hace un año atrás nos motivaron a realizar nuestro voluntariado, sino el querer brindar nuestra ayuda y así contribuir en el trabajo que realizan las Hermanas con estas personas. Y nos damos cuenta cuánta dedicación entregaron ellas cuando Apollina, Simone y Gabi entre lágrimas nos cuentan acerca de Caro, una niña con leucemia que conocieron en el orfanato. A veces es tan difícil aceptar que nosotros desde aquí no podemos hacer nada para solucionar los problemas que deben enfrentar las personas que se quedaron allá.

Recuerdos de IndiaA pesar de todo, o mejor dicho exactamente por eso, al concluir el día llenas de gratitud nos dirigimos al Santuario, donde la Hna. Tabea nos regala una tarjeta con tres aves que forman un Smile junto a la frase: «Nunca se olviden de amar».

Viva Chile

Naturalmente después nos quedamos conversando hasta muy entrada la noche. Y al día siguiente aún tenemos mucho que contar. La Hna. Tabea sigue siendo optimista y comienza el encuentro de la mañana diciendo: «Es una buena señal que se nos haga difícil poder guardar silencio». Llegó la hora del trabajo individual y cada una se concentra en las preguntas del tiempo antes del voluntariado: ¿Cómo se ve hoy mi círculo de amistades? ¿Por qué elegí este país?

Especialmente en la segunda parte, cuando con ayuda de cinco preguntas guía nos toca centramos en el tiempo durante el voluntariado y mientras muchos recuerdos y detalles llegan a nuestras mentes, me doy cuenta de cuán importante es este encuentro después de nuestro retorno a casa para no dejar en el olvido todos los sentimientos, experiencias y logros personales que vivimos durante este tiempo. Recuerdos y experiencias de aprendizaje de momentos maravillosos son tan importantes como los recuerdos negativos y las decepciones. También la pausa después del almuerzo nos da tiempo para por ejemplo ir al Santuario en búsqueda de un momento de reflexión o para admirar los álbumes de fotos de las demás.

Después del café, nuestra gira mundial da un gran salto desde la gran ciudad de México hasta Temuco. Sobre las chaquetas de Marion y Rafaela está escrito ¡Viva Chile! Sólo una señal más del gran impacto que causó en ellas su estadía en este país. Incluso estando lejos de casa, la Navidad fue un momento culminante para ambas. La intensidad de la fe que experimentaron en Chile les impresionó no sólo este día festivo, sino también en su trabajo con los niños del kindergarten o del primer grado durante el rezo del rosario.

También en Chile, en la ciudad de Santiago, 700 km al norte de Temuco, Franziska y Domenica realizaron su voluntariado, que consistía en ayudar con la limpieza por las mañanas y por las tardes trabajar en el orfanato. Además de las fotos de preciosos niños de la guardería, nos quedamos admiradas con las fotos del campamento de niñas y jóvenes durante las vacaciones, con cerca  de ochocientas participantes. La relación y el contacto con los jóvenes de Schoenstatt fue simplemente fantástico, en torno al Santuario siempre había vida y nunca se podía uno sentir solo. Domenica y Franziska también hicieron algunos viajes, primero con las Misiones Familiares y luego un viaje personal a 15 de los 20 santuarios de Schoenstatt de Chile.

Seguimos un poco en Santiago, y nos adentramos en el relato de Nicola y Anna. Al otro lado de la capital ayudaron a niños de la primera clase trabajando junto a las profesoras, pero sobre todo brindando a los niños mucho amor y atención. Ver la sonrisa de los niños era de mucha ayuda para recuperar las fuerzas a pesar de las deprimentes imágenes de niños en medio de los basurales o durante el proyecto de Calcuta. ¡Que bueno escuchar esto! Sí, el voluntariado puede regalarle a uno una actitud completamente nueva frente a la vida.

En las Filipinas

IntercambioNo menos grande es la miseria al otro lado del Pacífico: Annika nos habla de su trabajo en el calor de Cebú en las Filipinas. Muchas veces, durante la entrega de donaciones que ella hacía, cientos de niños se quedaban horas haciendo fila tan sólo para recibir una bola de helado o un cepillo de dientes. Annika pasó mucho tiempo jugando ligretto o memory con las Hermanas, así como también haciendo la limpieza o fabricando rosarios, cosas que no eran menos divertidas. De allí continuó su vuelo hacia Mulgoa (Sydney), donde durante tres meses ayudó a las Hermanas en la cocina y en habitaciones para huéspedes, como María y yo lo hicimos unos meses antes, con la diferencia de que ella tuvo la suerte de participar del primer campamento de verano en Mulgoa. Aunque no concurrieran 800 niñas como en Chile, seguramente Annika se siente igual de orgullosa de las 30 que participaron.

Niños, niños y más niños

Con 30 niñas probablemente Andrea se habría sentido más que satisfecha. Durante su presentación de fotos, dijo que las Hermanas de la India tienen muy poco contacto con los peregrinos y que casi no hay Movimiento de Schoenstatt. Una experiencia totalmente diferente a la de Sudamérica o Australia, y así pasó Andrea su tiempo en India, ayudando en la limpieza, impartiendo a las candidatas lecciones de flauta dulce, así como lecciones de inglés para los niños del último curso de primaria. Dulces niños con uniforme nos muestran su mejor sonrisa, así como también Andrea radiante frente al Taj Mahal.

IntercambioEn Sudamérica con Marianne, Sandra y Anna la atención se centra nuevamente en el trabajo con los niños. «Niños que de otra manera nunca hubieran sentido un abrazo», explica Anna. Esta frase me impresiona y se me queda grabada para no sentirme siempre tan importante… Durantes los domingos, las tres vendían a veces hasta 80 tortas a un interminable flujo de peregrinos en la cafetería al lado del Santuario. Esta experiencia podría ayudarnos a tener un poco más de paciencia la siguiente vez que nos toque hacer una fila para comprar algo.

¿Qué es más valioso para mí ahora?

Poco a poco nos calmamos, mientras ingresamos a la capilla del Padre Fundador. Una atmósfera maravillosa rodea el lugar, donde cada una le confía al Padre lo que lleva en el corazón, lo que quiere agradecer y por quién quiere rezar. Un momento inolvidable durante este fin de semana.

Donde culminnó la noche del sábado, comenzó la mañana del domingo. Después de la misa de Acción de Gracias en la Iglesia de la Adoración nos encontramos de nuevo en la Missionshaus para una ronda final. En trabajo individual y con ayuda de algunas preguntas («¿qué quiero recordar de mi voluntariado?», «¿qué ha cambiado?»…) nos concentramos en el período después del voluntariado. La respuesta a la pregunta, «¿qué es más valioso para mí ahora?» cada una la debe resumir en una sola imagen. Entonces aparecen muchos santuarios o soles que reflejan la alegría y el calor en los corazones sudamericanos. Para representar su escena final, Domenica cita al P. Kentenich «Es exactamente lo que yo quería.» y Simone necesitó tan sólo una palabra: «¡Increíble!».

Todo el grupoCuánta razón tiene ella. Para completar el encuentro nos falta sólo una evaluación personal de los aspectos positivos y negativos del tiempo antes del voluntariado y la alegría aún domina claramente el ambiente de este fin de semana que está llegando a su fin. O que en realidad, ¿está por comenzar? ¿Acaso nuestro voluntariado no nos ha cambiado y nos ha hecho madurar lo suficiente como para que a través de nuestra personalidad nos acompañe cada día? Sólo quien haya logrado sobrellevar los altibajos de una experiencia parecida sabe cómo esta vivencia ha marcado nuestras vidas…

Traducción: Gilka Aranibar, Alemania

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