BRASIL, Hna. M. Agnes Marqueto. En Vargen Pequena, donde está ubicado el Santuario de Río de Janeiro, “Tabor de la Redención de la Familia”, por medio del CEFAF, el Centro de formación y asistencia a las familias, los voluntarios atienden a ciento ochenta familias a las que les faltan ropas, alimentos, casa, lo más básico para una vida digna.
Todos los meses esas familias visitan el Santuario, donde encuentran el cobijamiento en la Mater y reciben una canasta básica como señal concreta de ese recibimiento.
Mensualmente, los voluntarios preparan una merienda para todos y luego les brindan un momento de evangelización, con un tema diferente en cada mes. Se trabaja alguna virtud como gesto concreto para el mes, en la relación con el prójimo y en la vida de oración. En estos grupos de familias, muchos no son católicos. Los que sí lo son, siempre frecuentan las celebraciones y la catequesis de la parroquia.
En este encuentro mensual, durante la mañana hay posibilidad de atención médica y psicológica. Las nutricionistas orientan a las familias para lograr una alimentación saludable y ofrecen complementos nutritivos a los niños desnutridos, a los ancianos y a los que padecen alguna enfermedad grave o alguna molestia.
Tiempo de Navidad, tiempo de esperanza
Todos los años, en el Adviento, los voluntarios y los bienhechores del Santuario experimentan momentos de expectativa. En este período ellos se alegran en poder hacer que la Navidad sea más viva y verdadera para los niños y los ancianos asistidos, que sufren tanto con la situación en la que viven.
Se recolectan productos para la canasta navideña y para la higiene personal. Muchas familias cariocas “apadrinan” a los niños donando juguetes, ropa y calzado, y regalos para los ancianos. Al comienzo del Adviento los equipos de voluntarios del trabajo social se organizan en turnos para recibir las donaciones y llenar las canastas.
“Es un alivio venir mensualmente al Santuario para buscar alimentos para mis hijos, paso el mes más feliz. La fiesta de Navidad en el Santuario es algo que no puedo explicar con palabras. Mis lágrimas brotan por alegría y gratitud”, dijo una señora.
Con la orientación de voluntarias, las mujeres asistidas por el CEFAF tienen talleres de artesanías durante el año, es el proyecto “Puntos, colores y nosotros”. Durante el Adviento, además de realizar esos trabajos, confeccionan cajas para los regalos de los niños.
La alegría de darse
Los voluntarios, unidos, planean y realizan tres días de fiesta para las familias de Vargen Pequena. Este año, durante el Adviento, hubo diariamente una representación navideña a cargo de las Apóstoles de María, empleados y voluntarios. “Siempre es mayor la alegría de dar, porque recibimos de los pobres un corazón agradecido”, comenta un voluntario.
En nombre de todo el grupo, una de las señoras que reciben asistencia habló durante la fiesta: “¡Qué sería de nosotros sin los alimentos que recibimos para todo el mes! ¡Principalmente por el cariño y la alegría de estos hermanos nuestros que todos los meses nos reciben en este Santuario!”
Y como hay mayor alegría en dar que en recibir, los voluntarios también se alegran por acoger y estar con estas familias asistidas: “Desde que me jubilé, toda mi vida está involucrada con la tarea que realizo en este Santuario, dándome a los más necesitados. Y recibo mucho más aquí, por eso soy una persona feliz”, comenta un señor.
Fuente: www.maeperegrina.com.br
Original: Portugués. Traducción: MAA, Argentina
