ARGENTINA, Gaby y Gastón Zurrita •
El miércoles y jueves compartimos con las Misiones Familiares dos días llenos de emociones en Maipú, pueblo que misionamos hace 23 años. El motivo de la visita: Se cumplen 25 años de las Misiones Familiares en Argentina y allí fuimos. —
No queremos compartir recuerdos sino vivencias concretas, encuentros con personas con necesidades materiales y espirituales y tantos con enfermedades.
En cada casa que visitamos, donde las puertas se abrieron, allí descendió la gracia de Dios y pudimos experimentar a Jesús encarnado en cada hermano, durante esos años que misionamos.
Solo fuimos los pies, las manos de María, instrumentos pequeños, le préstamos a Ella todos nuestros sentidos, el oído para saber escuchar y nuestra lengua para que Ella ponga las palabras justas y necesarias.
Con la certeza de que Ella obrará milagros caminamos en alegría junto a una multitud de misioneros, más de 40 familias, e incontables jóvenes por cientos que con su alegría regalan la fe.
Reina de las Misiones Familiares
El miércoles por la noche disfrutamos de una cena conmemorativa especial que finalizó en el Santuario Misionero con la entronización de una nueva imagen de la MTA que coronamos como Reina de las Misiones Familiares.
En ese momento de oración compartimos nuestras vivencias como familia y de conversión y vocación misionera.
Lo hicimos junto al P. José María Iturrería que compartió como nació su vocación sacerdotal y misionera. Y también los testimonios de formar familias misioneras de Tati y Carlos Moncada y de Mercedes y Juan Martín D’Agostino que habían misionado como jóvenes.
Volver a la primera casa visitada hace 23 años
En lo personal pudimos volver a visitar esa primera casa de hace 23 años, donde un jovencito campesino con boina y con aire desconfiado y compadrito nos dijo: «y quierie por aquí» (¿y que quiere por aquí…?).
Terminamos compadres de su hijo recién nacido, Franco, donde comenzamos una historia que solo Dios sabe porqué.
En especial recordar a nuestros misioneros de la comunidad del cielo, Pancho, Leopoldo y Teresita que desde allá son garantía de intercesión para tanto fruto.
Solo palabras de agradecimiento a Dios que después de tantos años, pandemia de por medio, continúe esa forma de amar y de servir.
Que Dios bendiga a todos los que de una forma u otra misionan llevando la Palabra y sirviendo al prójimo.