Publicado el 2017-12-10 In Alianza solidaria

En Alianza Solidaria con Johannesburgo

SUDÁFRICA, Sarah-Leah Pimentel •

El 2 de diciembre recibí la triste noticia de que el Santuario de Schoenstatt en Johannesburgo había sido robado. Los ladrones habían entrado por una ventana y habían robado todo lo que contenía algún tipo de metal (probablemente para ser fundido o vendido), incluido el tabernáculo. Gracias a Dios, la Hermana de María que se queda en el lugar no resultó herida.

Las malas noticias siempre se propagan rápidamente y, por supuesto, la mayor preocupación, más allá de la pérdida de nuestros preciosos símbolos del santuario, es lo que le sucedió al tabernáculo y a las hostias consagradas en su interior. No lo sabemos pero rezamos para que, de alguna manera misteriosa, el Cuerpo de Cristo pueda tocar las vidas y los corazones de aquellos que no saben lo que hacen, por ignorancia, desesperación o desorientación.

Signos de alianza solidaria

Incluso en este triste evento hubo algo hermoso: reparación por la profanación del santuario y verdaderos signos de alianza solidaria.

En el Dreamteam de schoenstatt.org, cuando recibieron la noticia de lo sucedido, inmediatamente ofrecieron sus oraciones y obras de amor en reparación por el sacrilegio. Pamela Fabiano y José Cravo, que han pasado algún tiempo en este santuario, inmediatamente ofrecieron sus oraciones. En minutos, motivados por los miembros del Dreamteam, la Familia de Schoenstatt en Madrid, Lisboa, México, Brasil, Chile, Paraguay y Argentina expresaron su solidaridad y ofrecieron oraciones y actos de reparación.

Tita de Austria tomó una traducción particularmente difícil y la ofreció su contribución de amor y solidaridad para el santuario y la Familia en Johannesburgo.

La Familia de Schoenstatt en Johannesburgo está muy agradecida y da gracias a todos los que nos mostraron tanto amor y preocupación.

Las muchas formas en que el Cuerpo de Cristo es profanado

Para mí, el santuario en Johannesburgo es mi «santuario original» porque fue aquí donde encontré a la Santísima Virgen por primera vez. Aquí comencé la lenta transformación que cambió mi vida y continúa cambiándola y profundizando mi fe a diario. Entonces, cuando escuché las noticias, me emocioné mucho.

Pero mientras oraba por la pena, por la ira y el perdón, comencé a pensar en las muchas otras formas en que el Cuerpo de Cristo es profanado cada día.

Sí, el robo del tabernáculo es una ofensa grave y siempre hay una preocupación sobre lo que podría pasarles a las hostias consagradas que son la presencia de Cristo para nosotros.

La Escritura nos dice que todos hemos nacido a la imagen de Dios. Esto significa que tenemos una huella de lo divino dentro de nosotros. Cristo fue a la vez humano y divino. Cada uno de nosotros, sin importar si creemos o no en Jesús, lleva algo de la naturaleza de Dios, de la naturaleza de Cristo dentro de nosotros.

¿No se profana el Cuerpo de Cristo cada vez que se abusa de un niño? ¿No es el Cuerpo de Cristo profanado cuando una mujer tiene cicatrices por abuso físico y emocional? ¿Cuando grupos enteros de personas son expulsadas de su patria, torturadas, violadas y asesinadas? ¿Cuando los pobres viven en los basurales de nuestras ciudades? ¿No es un sacrilegio cuando el espíritu humano se degrada a través de la prostitución, la trata de personas, la persecución política y la falta de acceso a condiciones dignas de vida?

Es correcto indignarse cuando se profana un lugar religioso y es nuestro deber ofrecer obras en reparación para pedir perdón por el mal cometido. Pero también deberíamos hablar con la misma indignación cuando se pisotean los derechos humanos básicos de nuestros hermanos y hermanas.

Deberíamos diariamente realizar acciones reparadoras por cada acto cometido en contra del Cuerpo de Cristo presente en cada persona.

Un llamado a la oración

El incidente en el Santuario en Johannesburgo es triste, pero también es un llamado para que profundicemos nuestro compromiso con la oración y las contribuciones regulares al capital de gracias, ofrecidas en alianza solidaria por  toda la familia de Dios.

Original: Inglés 05.12.17; traducción: Carmen María Rogers, Santiago de Chile

Etiquetas: , , , , , , , ,

1 Responses

  1. Roberto Henestrosa dice:

    Excelente el articulo, muy actual, nos llama a la reflexion y a cuestionarme ¿en que manera a mi me toca el robo de Cristo a mi generacion? Empecemos a analizar como reparamos ese daño a nuestra sociedad. Seguiremos orando por la Familia de Sudafrica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *