Publicado el 2014-04-11 In Jubileo 2014

Contrapunto del amor frente a todo el odio y la atrocidad del mundo

ALEMANIA, fma. El Padre Kentenich fundó el Movimiento de Schoenstatt hace 100 años, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, como contrapunto del amor frente a todo el odio y la atrocidad del mundo, decía Bernhard Seidenath (miembro del Parlamento Regional), el 6 de abril, en el lugar conmemorativo del campo de concentración de Dachau. En los más de tres años que fue prisionero del régimen nazi en el campo de concentración de Dachau – cuenta Seidenath – les dio a sus «compañeros presos en ese lugar consuelo, esperanza y amor». Cada, visita al campo de concentración, le llega al alma, como habitante de Dachau. En medio de ese entorno hostil con las personas y con la vida, cuyas crueldades sobrepasan toda comprensión humana, hubo destellos de esperanza y pequeños milagros. Entre ellos cuenta el actuar del Padre Kentenich, en este lugar y su liberación exactamente el 6 de abril, hace 69 años.

El Movimiento de Schoenstatt de Baviera eligió conscientemente la fecha del 6 de abril, para que el símbolo del Padre – que será colocado en el santuario original y peregrina por todo el mundo, como preparación al jubileo de la Alianza de Amor – fuera llevado a Dachau. La idea surgió en el obispado de Eichstädt, pero pronto quedó claro: había que invitar a todas las diócesis de Baviera, dice Martina Kraus, del Equipo Central. Y llegaron ese día, que se presentó más cálido y soleado, de lo que anunciaba la predicción meteorológica, peregrinos no sólo de las diócesis de Baviera, sino de Schoenstatt, incluso de la cuenca del Ruhr y del bajo Rin. El día tuvo cuño internacional, debido a los jóvenes, que trabajan para el jubileo 2014 en el lugar de Schoenstatt y a los estudiantes de padres, venidos de la India. Junto con representantes de la política, la sociedad y la Iglesia – entre ellos Bernhard Seidenath, miembro del Parlamento Regional y el párroco Thomas Römer, de la Asociación de Jóvenes Cristianos de Munich – se reunieron en el lugar conmemorativo del campo de concentración más de 400 miembros y amigos del Movimiento de Schoenstatt, para celebrar en el lugar 100 años de Schoenstatt.

Dios ha pisado el infierno de Dachau

Bernhard Seidenath (miembro del Parlamento Regional) agradeció al Movimiento de Schoenstatt que hiciera posible aquí, en este día, el recuerdo y la conmemoración. Sus palabras fueron el broche de oro de un acto de apenas media hora en la sala de proyección del lugar conmemorativo. Martina Kraus y el Padre Elmar moderaban y Gertraud Wackerbauer hizo el acompañamiento musical. El pintor sordo David Ludwig Bloch, judío, ha plasmado a nivel artístico el holocausto y su vivencia personal en el campo de concentración de Dachau, dónde entró en 1938. Fue uno de los 10.911 hombres judíos llevados a Dachau tras «la noche de los cristales rotos». Después de su liberación pudo emigrar a China y después a Estados Unidos y volvió a Alemania en 1976. Uno de sus cuadros – dijo el Padre Elmar Busse, en una sala de proyección llena hasta los topes – muestra una de las situaciones más denigrantes de Dachau, el recuento, en la gigantesca plaza donde formaban: filas humanas grises y anónimas, vigiladas por penetrantes haces de luz triangulares. Y en el cielo gris verdoso de Dachau muestra un símbolo triangular. Un símbolo, que tanto en el ámbito judío, como en el cristiano, tiene un importante significado, como alegoría de la acción de Dios. También en un lugar, cuya atrocidad aún hoy clama al cielo. Este cuadro de David Ludwig Bloch, dice Busse, puede ser contemplado, por invitación de la Familia de Schoenstatt de las diócesis de Baviera.

El “símbolo de Dios Padre”, que peregrina desde hace cinco años por todos los continentes, estuvo expuesto durante el día en una de las salas, para hacer realidad: Dios ha pisado el infierno de Dachau. Él estuvo allí en hombres, que en medio de ese “infierno” de la ausencia de derechos, la ignominia, la indefensión, daban de comer a otros hombres. Les proporcionaban vacunas, les escuchaban, les infundían valor, los escondían ante el ataque de la guardia, les distraían el hambre con historias, les ponían tareas para ahora y para después y, a veces, incluso les mostraban o les provocaban una sonrisa o se reían con ganas. Existe una dignidad humana entre harapos y golpes, una dignidad, que nadie puede quitar. El lema del día: “Hombre que eres valioso” resume este mensaje, como advertencia y llamada, para no dejarse quitar la propia dignidad y comprometerse personalmente por la dignidad humana.

Hoy recogemos los frutos de lo que aquí se sembró

El párroco Thomas Römer, de la Asociación de Jóvenes Cristianos de Munich, que junto con su mujer aceptó la invitación del Movimiento de Schoenstatt, recordó que el encuentro del Padre Kentenich con párrocos evangélicos casados, aquí en el campo de concentración de Dachau, fue un impulso para la fundación del Movimiento de Familias. Él había aprendido a valorar al Padre Kentenich en «Juntos por Europa» , dice Römer, sobre todo su imagen orgánica del mundo, que estimula y reconduce la evolución errónea del pensar europeo en un pensar y vivir en crecimiento. Hoy podemos cosechar lo que se sembró en este lugar, con inefable padecimiento y sentir cómo se acredita lo que Kentenich dijo, hizo y fundó aquí hace casi 70 años. El párroco Wolfgang Fischer, padre espiritual de mayores en el obispado de Munich, dijo que aquí está el ejemplo del Padre Kentenich para la superación del dolor.

En un programa muy diverso los visitantes pudieron recoger los frutos de lo que se sembró en Dachau o seguir la acción de Dios en este lugar de la crueldad mediante el rezo del vía crucis, las visitas guiadas, películas o tertulias. Muchos utilizan la ocasión para permanecer junto al símbolo del Padre en la sala de exposición. “traemos aquí todas las peticiones del Colegio José Kentenich”, dijo Renate Immler, de Kempten.

Muchas comunidades de Schoenstatt estuvieron representadas, pues tenían jornada o seminario este fin de semana. Había miembros del Instituto de Nuestra Señora de Schoenstatt, de Stuttgart y de otros lugares, que vinieron desde Schoenstatt a Munich, las mujeres profesionales celebraron su fin de semana en Munich. “ Era una evidencia venir a Dachau, si está aquí el símbolo del Padre”, dijo Gabriele Sudermann, de Dinslaken.

“Me he alegrado de volver a ver a mucha gente”, cuenta Hildegard Beck, de Schoenstatt Magdalena Grund afirma: “Aquí se han encontrado muchos schoenstattianos de diversas comunidades, diócesis y generaciones, que normalmente apenas se ven y se han alegrado visiblemente”.

You are precious in my eyes… Tú eres valioso a mis ojos

El símbolo del Padre se lleva hacia las 15.00 horas con sencillez hasta la capilla del Carmelo, donde la misa será el punto culminante y el final del día. Concelebran más de 10 Padres de Schoenstatt, los estudiantes del «Joven Sión» de Munich organizaron con Gertraud Wackerbauer los cantos de la misa. Canciones sencillas y adecuadas para que todos canten, un momento de silencio con música suave para las ofrendas, para que todos puedan presentar sus ofrendas de Dachau, todo con un hilo conductor: You are precious in my eyes… Tú eres valioso a mis ojos – así se convierte la santa misa en un momento de encuentro con Jesucristo, que se hace presente en el sacramento de la Eucaristía en Dachau – y que aún hoy busca cada Dachau, cada periferia de este mundo, en el sacramento o en el corazón de las personas, que no tienen miedo de penetrar al centro de los Dachaus del presente. Aunque sólo sea en el puesto de trabajo, dónde a un compañero le quitan los derechos y la honra. Allí estás TÚ.

Símbolo de la solidaridad del fundador con su obra – hoy y para los próximos cien años y más

Que este símbolo, que el Padre Kentenich regaló a la Familia de Schoenstatt en 1967, represente la fe en un Dios, que regala a toda persona una dignidad que no se racionalice ni se discuta, dijo el Padre Elmar Busse en su homilía. » Aunque el Padre Kentenich no haya sido declarado santo todavía, yo creo que está con Dios y que se presta junto con otros para interceder por nosotros ante Dios, por nuestras súplicas. En este proceso se ha vinculado de forma interesante el viaje del símbolo de Dios Padre por el mundo, con este símbolo».

Así se ha convertido para muchos este símbolo, en un símbolo de la solidaridad del fundador con su obra. El Padre Kentenich intercede por nosotros ante Dios, por nuestra salvación, por nuestra sanación, por nuestra liberación, por nuestra capacidad de vinculación. Tal como Dios lo libró a lo largo de su vida, de tantas dificultades y le convirtió en prueba viva del amor del Salvador, ahora él nos quiere dar apoyo, para que podamos actuar juntos de forma clara con la gracia salvadora de Dios”. Así habló el Padre Elmar Busse y concluyó su homilía con las palabras: “En el mensaje de la Conferencia de Planificación de nuestro año jubilar, hace cinco años, representantes de 40 países declararon, entre otras cosas: “con este símbolo, que representa la preocupación y conducción amorosa de Dios Padre por la historia, están todos invitados al jubileo 2014 en el santuario original.” Cuando después volvamos a casa, podemos llevarnos el impulso de este día: ¡Descubre y desarrolla en ti la originalidad querida por Dios! No dejes que nadie te robe o destruya tu dignidad o tu sentido de autoestima ¡ porque te las ha regalado Dios directamente! ¡Cree en la Comunión de los Santos y dale a los que ya están con Dios, la oportunidad de hacer algo por ti!

Video en breve en la mediateca de Schoenstatt-TV

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