Publicado el 2010-12-03 In Jubileo 2014

El gran regalo para el 2014: María Ayuda en todo Chile

P. Francisco PereiraCHILE, Paula Christensen. Un año lleno de novedades ha sido este 2010 para la Corporación María Ayuda, las que compartimos en entrevista con el Director Pastoral, P. Francisco Pereira. Los efectos del terremoto se tradujeron en la pérdida de dos de sus casas en las zonas de catástrofe. La Casa de Acogida de Penco, a orillas del mar, con pérdida total, y la Residencia de Niñas de Lontué en Curicó, también con daños irrecuperables en su infraestructura. Por otra parte, también ha sido un año de importante crecimiento en regiones. Junto con la recién inaugurada casa residencial de madres adolescentes en Temuco, se proyecta la apertura de hogares en Rancagua, Chillán y quizás en Ovalle. Con altos estándares de atención y profesionalismo, recibieron las felicitaciones del director del Sename y sueñan con estar en todo Chile, un gran regalo que ofrecerán para el 2014.

Pérdida total en dos hogares

Los días posteriores al terremoto no fueron fáciles para María Ayuda; en la zona de la catástrofe tenían varios hogares. Cuando recibieron noticias de que en la zona de Concepción, Penco y Dichato había habido tsunami, no se sabía qué había ocurrido con la casa de niños y niñas a la orilla del mar en la costa de Penco. Recién una semana después, gente de María Ayuda de Santiago pudo llegar al lugar y ver con sus propios ojos el drama que habían vivido los habitantes de esa ciudad y las consecuencias del tsunami para el hogar de estos niños en Penco. «Pérdida total, señala el P. Pancho, gracias a Dios la noche del terremoto los niños no estaban allí, sino que en casas de familiares. Pasaron semanas hasta poder ubicarlos a uno a uno y volver a congregarlos y asistirlos en sus primeras necesidades junto a sus familias». Hoy esa casa ya no existe y los niños fueron trasladados a una segunda casa que tiene la institución en la misma ciudad. Y a la vez los niños de esta casa fueron trasladados a Concepción.

Situación dramática vivieron también las niñas de Curicó. La antigua casa, monumento histórico de la zona, sufrió serios daños su estructura, lo que obligó a cerrarla por peligro de derrumbe. Hubo que construir nuevas dependencias y reubicar a los equipos profesionales en ellas. Cuando esa noche llegó el director del hogar al lugar, se encontró con todas las niñas a la intemperie, con mucho miedo por las réplicas.

En ambos casos María Ayuda tuvo que readecuar su labor dada la emergencia que les tocó vivir y las pérdidas económicas producidas. Pero el ánimo no falló en ningún momento. Incluso a pesar de estas consecuencias, fueron en ayuda de otros hogares pertenecientes a otras instituciones que fueron más afectados en la zona de Linares, en donde hasta el día de hoy sigue prestando ayuda. «Siento que con fe en la Providencia de Dios vamos transitando por un hermoso camino, muy doloroso por la complejidad de cada caso, continúa el director pastoral de María Ayuda, pero donde cada día se nos abren más puertas que nos señalan con confianza que estamos en la senda que un hijo predilecto de María, el P. Hernán Alessandri, inició hace más de 27 años».

¿Cómo describiría el desarrollo histórico de María Ayuda?

«En los últimos años María Ayuda ha tenido un crecimiento cuantitativo importante y ello se ha traducido en nuevos hogares en diversas regiones del país. A los ya existentes en Santiago se sumaron de norte a sur, programas en ciudades como Iquique, Antofagasta, Viña del Mar, Curicó, Concepción, Los Ángeles y Temuco. Vamos creciendo a un ritmo de tres nuevos programas por año. En todas partes nuestra misión es la misma, tal como la formulamos hace ya varios años: «dignificar a las niñas y niños más desvalidos y fortalecer sus familias, al acogerlos y educarlos, siendo instrumentos para que logren la sanación de sus vínculos consigo mismo, con los demás y con Dios. Ello, a través de la reparación y la prevención, para ayudarlos a crecer como personas libres, responsables y solidarias. Con la ayuda de la Virgen María, desde el santuario de Schoenstatt, basados en la espiritualidad del Padre José Kentenich».

Una intervención con sello mariano

Educadoras de María Ayuda en el Santuario de Los Ángeles«Para nosotros, como obra que nace de Schoenstatt, abrir un hogar significa darle el sello propio de María Ayuda, con su carisma y espiritualidad mariana, que asociado a aspectos económicos, significan una exigencia de calidad y de profesionalismo en todas las dimensiones», comenta el P. Pancho. «Nuestro foco está puesto en colocar todos nuestros esfuerzos en responder con los más altos estándares de calidad posibles en la tarea de acoger a nuestras niñas y niños beneficiarios y también indirectamente a sus familias, en hogares residenciales y casas de acogida».

Tanto es así, que hace unas semanas el nuevo Director del Servicio Nacional de Menores, se reunió con los directivos de María Ayuda, con el fin de felicitar a la institución y solicitarles su ayuda en las nuevas técnicas del área protección infantil a nivel nacional. «Por la calidad de la intervención que se está prestando y los altos estándares profesionales con que se trabaja, señala el P. Pancho, intervención que incorpora a las familias de los niños y jóvenes para restaurar y fortalecer sus vínculos y prevenir que se repitan estas situaciones de vulnerabilidad. María Ayuda no trabaja solo con lo que le da el estado, sino que busca el aporte de un 50% más en la atención de cada niño. Esto le ha permitido salir al encuentro de los niños y niñas de todo Chile», concluye.

La obra social de la Mater

En este año del Bicentenario, queremos recordar que María Ayuda nació hace 27 años a la sombra del santuario de Schoenstatt de Bellavista y su fundador, el P. Hernán Alessandri, lo entiende como una proyección social de la acción de María en el mundo. Él observa que además de recibir y acoger a todos los peregrinos que lleguen al santuario, María quiere también salir al encuentro de las personas, especialmente de las más vulnerables, en todo aquello que atropelle su dignidad. Y hoy lo hace con toda la modernidad y el profesionalismo que exigen los nuevos tiempos, siendo un referente para nuestro país en materia de protección de menores vulnerables. Pero también María Ayuda se proyecta al futuro muy de la mano de quienes participan y crecen espiritualmente en Schoenstatt. Este importante desarrollo de María Ayuda en regiones necesita el compromiso fuerte de los laicos en torno a cada santuario para apoyar el crecimiento de la obra. El Directorio de la Corporación, presidido por Oscar Brahm, miembro de la Federación de Familias de Santiago, cuenta con varios schoenstattianos y todo el trabajo es apoyado por capellanes del Instituto de los Padres de Schoenstatt. Es muy importante que el carisma de María Ayuda esté asegurado por laicos y sacerdotes en los Consejos locales, que le den en cada lugar la espiritualidad necesaria. El P. Pancho nos invita a ser activos en esta obra social tan nuestra: «Le diría a los miembros del Movimiento que nunca olvidemos que Dios nos ha regalado una espiritualidad maravillosa donde María, la mujer pobre y sencilla que canta en el Magníficat la exaltación de los humildes, nos pone un desafío y exigencia hoy y cada día. Pero que tampoco olvidemos que hace mucho tiempo un 12 de abril, el Padre Kentenich, siendo un niño de 9 años fue llevado por su madre a un orfanato y allí consagrado a la Virgen. Y que el P. Hernán Alessandri, el fundador de María Ayuda, alcanzó solo a sembrar la semilla de una obra que estoy seguro en el futuro dará frutos abundantes y maravillosos. Quizás tan abundantes como los del niño José que se transformó en Padre de una gran Familia espiritual. Quisiéramos por eso que en Schoenstatt sientan que las puertas de María Ayuda están siempre abiertas para todos los grupos de las ramas, Institutos o Federaciones y para todo el que quiera descubrir que allí el pequeño José se encarna en muchos niños y niñas vulnerados en sus derechos de niños».

Sugiere también entrar a la página web de María Ayuda www.mariaayuda.cl y seguir las indicaciones para quienes quieran colaborar. ¡Hay muchas maneras de hacerlo!

El regalo para el 2014

Queremos ofrecer un regalo para los 100 años de la Alianza de amor. Queremos estar con nuestra Obra en todo Chile, a la sombra de cada santuario, o Familia de Schoenstatt, para que desde ese lugar María pueda cuidar a sus hijos e hijas más pequeños, así como cuidó del niño José Kentenich desde los 9 años en el orfanato de Oberhausen, en Alemania. Por ello, en todas partes, nuestro esfuerzo en el próximo tiempo estará focalizado en atender al número de niñas y niños que nos sea posible y que sabemos que nos esperan para darles el hogar del que han sido privados. En la práctica esto significa que María Ayuda debe estar en el corazón de cada schoenstattiano y sentirlo como una acción social muy propia de la Mater, desde cada santuario.

Fuente: Vínculo 2010, Chile

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