Publicado el 2014-06-29 In Vida en alianza

Volver al futuro

PARAGUAY, Dr. Julio Giménez. Volver al futuro: Me viene a la memoria el título de esta película de años ha, para titular este comentario sobre la Jornada de Dirigentes del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Paraguay. Con Cristina teníamos dudas en participar en este evento anual de nuestro querido Schoenstatt, particularmente luego de pasar unas semanas muy intensas para nuestra preparación e intervención en la Asamblea General de la OEA en representación de los grupos pro-vida y pro-familia. Sin embargo nos sentimos muy felices de poder haber asistido. La organización fue excelente por parte de los jóvenes que tuvieron esa responsabilidad y todo estaba relacionado con el centenario 1914-2014, que era el eje transversal de la Jornada.

Aquí duerme un fundador

De entrada ya fuimos sorprendidos por detalles casi baladíes, pero demostrativos de la delicadeza motivacional de los cartelitos pegados a las puertas de los dormitorios que decían; “Shhh… aquí duerme un Fundador”. En realidad, de entrada ya nos “hinchábamos”, y nuestro ego se trepaba  a las nubes por ser considerados fundadores. En las exposiciones de la mañana del sábado se teatralizaron momentos especiales de los inicios del Movimiento, por supuesto con el P. Kentenich como protagonista principal, sus raíces; luego el espíritu de los Congregantes Héroes; luego el espíritu de Hoerde; luego el Espíritu de la Tercera Acta de Fundación y culminando, con los Fundadores de Schoenstatt en Paraguay. Todo esto muy bien llevado a cabo por los jóvenes de la rama masculina y femenina, dándonos un pantallazo de esos acontecimientos tan cargados de convicciones y de fe en que algo grande buscaban, sin pensar que eso se convertiría en lo que hoy es, un Movimiento prácticamente mundial, que no termina de extenderse.

Revivir la historia

En la hora del almuerzo nos concedieron un momento (a Cristina y a mí) para transmitir una breve síntesis de lo ocurrido en la Asamblea de la OEA y la lucha por la vida y la familia, concitando la atención de todos los presentes. Asimismo, Antonio Peralta que también había participado de la Asamblea hizo una breve exposición haciendo un llamado a ser partícipes de esa lucha, que era la guerra en que en este tiempo debíamos librar.

A la tarde se presentó el simposio en el cual participaron un Padre (Miravalles), la Hermanita Lucila, un matrimonio (Kriskovich), un miembro de la juventud femenina (Marti) y uno de la juventud masculina (Martin Candia). Cada uno de ellos expuso con mucha solvencia lo que fue, lo que es y lo que será el Movimiento de Schoenstatt. Entonces nos sentíamos zambullidos en la rica historia de nuestro Movimiento, en los arcanos del alma de Schoenstatt, develándonos aspectos si bien ya conocidos por todos nosotros, pero que sin embargo nos presentaban con un realismo y convicción que por momentos nos erizaba la piel. Éramos transportados a los inicios del Movimiento, con el Padre Fundador con los alumnos, con la nueva forma de encarar la educación, con la Capillita que sirviera de refugio y sostén en esa etapa primigenia en que si bien la imagen de la MTA todavía no estaba instalada, ya se  sentía su influjo, sirviéndole la imagen de San Miguel Arcángel como una especie de paje que anunciaba su próxima presencia. Nos transportaban también a las trincheras de la Primera Guerra Mundial y sus horrores, y en ellas muchos congregantes que se caracterizaban por su fidelidad y servicialidad a la Reina, entre ellos, destacándose nítidamente, José Engling. Luego la fundación de la Federación en que el  PADRE KENTENICH les dejaba a los jóvenes en libertad para que, extra muros, dieran el gran salto de hacerlo sin la presencia de él. Posteriormente Dachau, luego Paraguay, donde también un grupo de jóvenes se encendía con esa llama y su carta al Padre Kentenich.

Los dones del Espíritu Santo

En una de las pausas y caminando por el pasillo, hablé con una señora que me sorprendió al decirme que le recordaba a su tío Beto. Me dijo que era la sobrina de Beto Etchegaray (había sido laica consagrada)  y realmente me sentí muy abrumado por lo que me dijo, ya que realmente no tengo ni para “atarle el cordón de sus sandalias”a  “Don Beto” como yo le decía cariñosamente. Eso fue como  un schock que me desconcertó pero que me hizo traer a la memoria una figura emblemática de nuestro Movimiento y de la Federación de Familias.

A  la noche tuvimos una hermosa vigilia con una alegoría en que se representaron los siete dones del Espíritu Santo. Cada don era  presentado por una joven que llevaba tras de sí como una estela de fuego, consistente en una tira de tela roja que partía del Santuario, custodiada cada una de ellas por jóvenes de la rama masculina portando una antorcha. En la aparición de cada una, se hacía la proyección en el frente del Santuario de imágenes de los congregantes héroes y un/una monitor/a que hacía unas breves reflexiones relacionando la vida de ellos con el Don que se presentaba. Realmente fue un momento muy emocionante y cargado de sentimientos que nos ponía todo “pirí” la piel. Todo esto  a cargo de la juventud de Ciudad del Este, que realmente “se pasaron”.

Un momento de Cenáculo

El domingo a la mañana, una hermosa y tocante Misa que tuvo como acompañamiento musical, tierno, suave, profundo de la Hermanita Lucila, que nos hizo “temblar y llorar de emoción”, especialmente al cantar el Perdón, y ni que decir cuando entonó “Ven Espíritu Divino”, en que parecía que con esa melodía y esa letra era el mismo Espíritu Santo el que se posaba sobre nosotros en la suavidad de la voz de la Hermana. Yo, que no suelo derramar lágrimas en cualquier momento, empecé a lagrimear y luego simplemente lloré de emoción, de plenitud espiritual que pocas veces sentí en mi vida. Al mirar a mi lado a Cristina, también observé que ella estaba en ese mismo arrobamiento. No sé si ya estamos reblandecidos por nuestra edad, pero sinceramente fue un momento culmen de este encuentro para nosotros; un momento de Cenáculo.

Fue excelente la homilía del P. Antonio, que hizo un paralelismo del Cenáculo donde los discípulos estaban reunidos, con nuestro “aty guazú” (asamblea grande) de ese momento en que también estábamos todos reunidos, haciéndonos reflexionar sobre la importancia del mismo y diciéndonos que no teníamos que tener miedo de considerar que nos estábamos “divinizando” con nuestro accionar, y que eso ya lo experimentábamos en el mismo bautismo.

Como dice la primera palabra del Acta de Fundación (Programa), entendí que solo se iba a desarrollar un programa de evaluación y de proyección anual, pero me encontré con algo mucho más importante que una jornada cargada de historia y simbolismo y, como dijo Beltrán Macchi, con la alegría y la seguridad que los mayores teníamos al ver un recambio generacional formidable, que garantizaba un Movimiento cada vez más grande, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, y que asimismo se recrea sin quedar anquilosado en el tiempo, con nuevas propuestas para la época. En fin, nos fuimos al pasado y retornamos al presente y nos proyectamos al futuro, con una inmensa fe, con ardor y con la impronta de nuestro Padre Fundador, que nos conduce a la MTA y por ella a su Hijo Cristo Jesús y a la Santísima Trinidad Por todo eso: “Volvimos al Futuro”.

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Volver al futuro

PARAGUAY, Dr. Julio Giménez. Volver al futuro: Me viene a la memoria el título de esta película de años ha, para titular este comentario sobre la Jornada de Dirigentes del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Paraguay. Con Cristina teníamos dudas en participar en este evento anual de nuestro querido Schoenstatt, particularmente luego de pasar unas semanas muy intensas para nuestra preparación e intervención en la Asamblea General de la OEA en representación de los grupos pro-vida y pro-familia. Sin embargo nos sentimos muy felices de poder haber asistido. La organización fue excelente por parte de los jóvenes que tuvieron esa responsabilidad y todo estaba relacionado con el centenario 1914-2014, que era el eje transversal de la Jornada.

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