ROMA, mda. Quien va a la Plaza de San Pedro en Roma experimenta a la iglesia mundial. Quien va al Centro Internacional de Schoenstatt en Belmonte, Roma, experimenta a la familia de Schoenstatt mundial en el centro de la iglesia. Mientras la actual familia Hurt, cuidadores del centro y pertenecientes al Instituto de las Familias de Schoenstatt, tuvo vacaciones en su país, en la República Checa, la Familia Wolfgang y Erna Kaletta de Hildesheim, Alemania, llegaron a reemplazarlos, en un tiempo intenso entre Pascua de Resurrección y Pentecostés…
A continuación el testimonio de Erna y Wolfgang Kaletta, escrito inmediatamente después de su regreso:
¡Tres veces Admirable! Por tercera vez que hemos podido reemplazar a la Familia Hurt. Junto a los diversos trabajos, tuvimos encuentros maravillosos. Pudimos tener conversaciones buenas y emocionantes con Don Stefano. Nos volvimos a entusiasmar con la imagen de iglesia que el Padre Kentenich nos regaló: ser una iglesia fraterna, una iglesia peregrina, una iglesia servidora, una “Mater Ecclesia”. Nuestro fundador nos señaló el espíritu de familia en nuestras ramas e institutos, a ser el uno con el otro, a estar abiertos en el amor.
Una nueva iglesia
Pudimos experimentar la iglesia universal cuando participamos el 1º de mayo en la audiencia general en la Plaza San Pedro. Vimos al Papa Francisco y lo saludamos con gran entusiasmo. Sentimos, a través de su carisma y sus palabras, que él quiere una nueva iglesia.
Otro hermoso encuentro fue con el sacerdote Georg Egle. Se nos informó acerca de la “Domus Padre Kentenich”, la casa de la Familia de Schoenstatt Internacional. Nos alegramos de saber que el Instituto de las Familias también posee una de las columnas que allí se encuentran: nos encontramos también en el centro. Escuchamos en conversaciones y anhelos de nuestras familiasel deseo de donar una puerta con el simbolismo: abrir la puerta a la iglesia para que nuestro Instituto de Familias sea reconocido. En lo personal, nosotros experimentamos que Schoenstatt y Roma son para nosotros muy importantes, que en ambos lugares nos sentimos arraigados.
Vida real
Otro encuentro que tuvimos fue con la señora Maria Fischer, quien se encontraba en Roma por schoenstatt.org. Juntos intentamos comprender mejor al Padre Kentenich. Se nos volvió a hacer consciente lo importante que es la vida concreta: tenemos que mirar la vida, siempre volver a aprender a ver los signos de Dios y hablar de ellos.
El trabajo práctico con los matrimonios amigos de Don Stefano nos dio mucha alegría. Su dedicación y su amor por la aventura: el conducir con la vespa a la Plaza de San Pedro y también frente al santuario seguramente que alegró a la Santísima Virgen.
Familia – iglesia en pequeño
El tiempo pasó rápidamente y la familia Hurt retornó a Belmonte junto con sus hijos. Compartimos algunos días con ellos y vimos las distintas tareas: lo hermoso y vivo de una familia con niños con esta tarea, pero también vimos las limitaciones y los esfuerzos. La pequeña Kristýna con su ser de niño y su sonrisa le abría el corazón a todos los invitados, peregrinos, visitantes, trabajadores y a la pequeña Familia de Belmonte. Ella es simplemente un regalo para Belmonte. Ella nos muestra una verdadera filialidad, el sentimiento de seguridad en el padre y la madre, el ser aceptado en amor, la entrega sin mayores intenciones. Familia – una iglesia en pequeño.
¡Gracias por el hermoso tiempo en Belmonte!
